Capítulo VI

1181 Words
Esa mañana el cielo había amanecido más gris de lo habitual, una fría brisa choco contra el rostro de April, provocando que un ligero rubor cubriera sus mejillas, allí estaba ella parada en el porche de su casa esperando a que su mejor amiga Liliana llegará a buscarla con su nuevo auto que le habían regalado en su cumpleaños para irse juntas al instituto. Había transcurrido alrededor de una semana desde la visita inesperada del chico, por los momento todo estaba siguiendo un curso tranquilo para ambos poco a poco comenzaban a estar más unidos, a pesar de los acontecimientos extraños que ocurren cada vez que ellos están solos.   Repentinas cosas que se caen de la nada, cambios imprevistos en el humor del castaño y ella sentirse cada segundo más vigilada…   No obstante, ese día ha amanecido con una nueva sensación en su pecho era como si hubiera despertado con una ilusión yaciente en su corazón, por encontrar con mayor necesitada a aquel hombre de sus sueños para darle su amor; siempre está buscando en las cosas un poco de él, hasta en la dulce sonrisa de un niño la fe que comenzaba a perder por no hallar a quien más deseaba tener a su lado.   El sonido de un claxon resonó sacándola de sus pensamientos.   La Williams dio un pequeño sobresalto, sus ojos azules tuvieron que parpadear varias veces para salir de aquél trance, busco de manera automática el vehículo de su amiga, se encontró con una camioneta naranja de modelo viejo pero se veía remodelada recientemente. April camino hacía el auto para subirse al asiento de copiloto.   —Muchas gracias por llevarme, Lily—dijo la rubia, acomodando el cinturón de seguridad en su cuerpo.   —No me des las gracias, sabes que lo haré todos los días—comentó, poniendo en marcha la Pickup.   El silencio envolvía a ambas chicas, April se dedicaba a mirar a través del vidrio de la ventana tan perdida en sus pensamientos como ya es costumbre en ella, era evidente que ninguna de las dos se atrevía hablar, así que lo único que resonaba en el auto es una balada de fondo, transmitida por la radio.    —¿Qué hay entre Demián y tú? —pregunto Liliana, rompiendo la tensión en el ambiente.   La rubia  llevó de inmediato su atención a lo dicho por su amiga, de cierta manera despertó su curiosidad por saber más al respecto porque ni siquiera ella conocía lo que realmente tenían ellos, se podía decir que tal vez  es el inicio de una amistad bonita, pero aún no hay una clasificación para lo que ambos comenzaban a tener, porque hay una extraña conexión indescriptible allí, como una química envolvente.   —Solo estamos haciendo juntos el trabajo de biología —respondió con simpleza la ojiazul. —Y no hay nada entre nosotros—agregó, encogiéndose de hombros.   Liliana soltó una pequeña risa, elevando una ceja, estacionando la camioneta en el estacionamiento del instituto. Mientras que April tomo su bolso rojo, para bajar del vehículo, y sentir como el frío ese día estaba más intenso que los días anteriores, a tal punto que un ligero temblor se apoderó de su cuerpo, al parecer su mejor amiga le pasaba lo mismo.   (…)   La adolescente caminaba por los pasillos del instituto, entre sus manos llevaba un libro abiertos “cazadores de sombras”. Ella estaba sumergida en una agradable lectura, tratando de mantener su propia mente entretenía en algo más antes de volverse a perder entre el caos interno que habita su ser; tan solo unos minutos atrás que había salido de sus clases quince minutos antes; debido a que el profesor de ciencia se tuvo que retirar.   Risas burlonas resonó como coro por todo el pasillo.   April levanto la mirada en dirección de donde venía el sonido, encontrándose al  grupo de Alissa, ella con sus otras cuatro amigas, antipáticas y con instinto superior de Barbie Girl. Estás se comenzaron a reír más fuerte, a la vez que susurraban entre ellas cosas, burlándose de ella a simple vista, causando que la rubia apretará con fuerza el libro que se encontraba entre sus manos como si estuviera aferrándose para contener la repentina furia junto a impotencia que le estaba dando. Ella giró sobre sus talones estaba dispuesta a irse, pero eso se vio impedido por el choque contra un pecho, haciendo que un pequeño grito se escapó de sus labios, el libro que tenía en sus manos cayó al suelo.   —Disculpe, estaba distraída—susurró con timidez, mientras que se sobaba lentamente la nariz.   La chica se inclinó para poder recoger su libro, que había quedado abierto  en mitad del pasillo,  pero lo que no esperaba era que la otra persona fuera más rápida.   —No te preocupes, también fue mi culpa—le respondió tranquilo con ese acento extranjero.   Ella sintió a su corazón acelerarse como un demente en su pecho, su rostro se ruborizó solo con escuchar aquellas palabras, sus orbes azules chocaron con aquellos verdosos que tanto le gustaban, observando como el chico recogió el libro entre las manos, para quedarse por un momento mirando la página abierta. —No tengas miedo. Soy un ángel del Señor y he venido a ti, April. Me has llamado y aquí estoy.—recitó el chico cambiando lo leído en la hoja.   Él extendió el libro con una minúscula pero divertida sonrisa hacía ella.   La rubia sacudió ligeramente la cabeza para salir del ensueño provocado por Demián, tuvo que tragar saliva lentamente, porque hasta la garganta se le había secado inconscientemente, aunque eso no le impidió que sujetara el libro con su mano derecha estando confundida por sus palabras.   ¿Por qué él había dicho aquello? , claro ella tenía conocimiento que era una frase del libro pero por alguna razón ha cambiado el nombre por él suyo, y hasta su mirada verdosa brillo por una milésima de segundo de esperanza.   —Muchas gracias...—tartamudeo nerviosa, a la vez que bajaba la mirada al suelo.   Él simplemente le guiño un ojo como respuesta.   April sintió como el aire abandonaba sus pulmones, a la vez que el calor se apoderaba del rostro de ella denotándose de sobremanera debido al color tan pálida de la piel en la chica, ya no le importaba el hecho que el grupito de Alissa estuviera desde hace rato observando la escena de ellos.   Ya no le importaba nada de lo que sucediera a su alrededor, toda su atención estaba puesta en Demián.   —¿Por qué no me recuerdas, April?—le pregunto por lo bajo el castaño con un toque de decepción.   Ella percibió como algo no tangente le atravesó el corazón, generándole un sabor agridulce en la boca del estómago.       —Lo siento, pero no sé quién eres realmente para mí—susurró la chica, mientras que se mordía el labio inferior.   Él no respondió absolutamente nada, simplemente se fue dejándola sola a mitad del pasillo llena de dudas y con ese dolor intenso en su corazón…  Continuará...   
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