Recuerdos
Parte III
Otra vez aquel sueño…
Otra vez el mismo recuerdo...
Una guerra desalmada se llevaba acabó, cuerpos caían a su alrededor, tal cual piezas en un juego vil de ajedrez, seres alados con armaduras matándose entre sí, como un acto letal y sangriento por el poder entre dos mundos que se odian mutuamente, aunque su odio era irracional.
El bien y el mal, siempre peleando por tener el control, pero siendo constantemente codependiente, el uno del otro, porque para existir la luz debe haber oscuridad…
La hermosa cabellera de una mujer rubia, con una cálida piel que irradiaba entre la luz y unos hermosos ojos color azules que reflejaban su tristeza, al buscar a su amor en medio de ese horrible campo de batalla; ella siguió corriendo sin importarle nada de lo que pasaba a su alrededor, solo tenía una sola cosa en mente y era encontrarlo.
Ella estaba desesperada.
Justo allí, observo a lo lejos aquella silueta masculina que sin duda era aquel hombre que tanto buscaba desde hace eones atrás, ella corrió a más no poder, esquivando todo los cuerpos fallecidos yacidos en el suelo, solo para llegar adelante de él, y pasar sus manos con delicadeza por las mejillas sudorosa del caballero de armadura azul con detalles dorados.
La rubia se acercó lentamente a su rostro posándolo solo a centímetros del hombre estaba a nada de hundirse en los labios de su amado, deseando probar el néctar de su boca, eso que llevaba tanto tiempo anhelando hacer pero las circunstancias no favorecían.
—¡Al fin te encontré, mi amor—susurró, mirando aquella sonrisa que tanto la volvían demente, mientras que se mordía lentamente su labio inferior, dejando escapar pequeñas risas tontas por lo bajo.
—Mi amor...—la voz del hombre en un pequeño murmuro para ambos.
La hizo reír de la felicidad.
El ambiente a su alrededor no era el indicado pero se habían reencontrado después de tanto tiempo, deseosos de probar sus labios se acercaron lentamente, estaba a punto de cumplir aquella fantasía que tenían encerrados por un rato en sus seres, pero ese efímero momento no se llevó a cabo por la terrible interrupción óbito, yaciente en la atmósfera.
La damisela sintió como un afilado objeto le atravesó el pecho sin piedad, sintiendo comosangre espesa comenzaba a deslizarse por su cuerpo cayendo pequeñas gotas al suelo áspero del campo de batalla, bajo lentamente la mirada para percatarse como la hojilla de una espada sobresalía del tórax. El aire en sus pulmones se escabulle poco a poco con dificultad entre sus labios, a la vez que la misma sangre le estaba asfixiando.
Ella percibió como la vida se le escapaba de las manos, su cuerpo cedió cayendo en los brazos de su amado.
—No me dejes, por favor—susurró el hombre sujetándola del rostro, mientras que lagrimas caían por las mejillas.
La mujer llevó sus ojos azules cristalizados a los profundos verdosos de él, su vista ya estaba borrosa, no había nada que hacer, el último suspiro froto de sus labios como una flor marchita en un campo de muerte y destrucción.
(…)
El repentino dolor punzante en su cabeza, ocasiono que la pobre joven despertará de aquel sueño un tanto extraño, no es la primera vez que tenía esa clase de recuerdo o raras visiones en su cabeza, pero ahora se están volviendo más frecuentes debido a la ausencia del castaño, éste había vuelto a faltar al instituto sin alguna razón desde aquella vez en el pasillo que tuvieron esa misteriosa conversación, no lo ha visto de nuevo.
Ella estaba realmente preocupada por su bienestar…
—¡Ay!...—exclamó la adolescente, sobándose lentamente la cabeza por la jaqueca.
April examinó con desesperación en cada rincón de la habitación, como si quisiera encontrar algo o mejor dicho a alguien, pero estaba sumida en la soledad de las cuatro paredes azul cielo de su cuarto, con el cesante silencio abrumador de la situación.
¿Por qué esto siempre le pasa cada vez que está sola?
¿Quién es ese hombre?...
¿Por qué siempre sueño con una guerra?...
Esas son unas de las tantas preguntas que pasaban por su cabeza en ese momento, el sentimiento de miedo crece lentamente en su interior, esos sueños los tenía una y otra vez, la misma guerra, él mismo hombre, la misma necesitaba de besarlo y por fin estar juntos.
Pero siempre ocurría lo inevitable…
La muerte...
—¿Por qué sueño con eso?— se preguntó en un pequeño susurro, sin poder evitarlo se soltó a llorar dejando al descubierto su lado sensible.
La rubia de manera inconsciente apretó los parpados tratando de controlar su estado, pero era eludido cuando el corazón se decepciona al buscar y no encontrar, el alma llora sin poder contener ese sentimiento de desolación que grita su interior.
—Cuando tu alma llora, siempre hay un ángel en el cielo que acompaña tu llanto y ese soy yo—una voz desconocida resonó casi como un susurró que se lleva el viento.
April dio un brinco entre las sábanas de la cama, abriendo los ojos con temor al saber que alguien había hablado y ella estaba sola en la habitación en ese momento, o a lo mejor ya se está volviendo demente que escucha voces donde no las hay, pero juraría que oyó algo susurrarle al oído.
—Demián—murmuró la chica, a la vez que abrazaba la almohada.
Un largo suspiró pesado abandonó sus labios, tratando con toda su fuerza de mantener su mente lo más ocupada posible, pero le está costando demasiado por el hecho que las dudas la atormentaba una vez más, provocando que terminará en el mismo estado de confusión total y pensando en el castaño.
No obstante, la puerta de la habitación se abrió.
—April, necesito un favor—una voz repentina hizo su aparición en la entrada de la habitación.
La rubia despegó sus ojos azules del punto fijo que estaba observando en la pared, un tanto apagados por el agotamiento, hacía la repentina invitada que acababa de ingresar. Allí justo en la entrada, detallo a su mejor amiga Liliana; sonriendo de manera amplia, exhibiendo sus dientes blancos.
—Woow, tienes cara de cansancio—dijo la chica alta con ese carismático tono alegre.
April no respondió nada al respecto a lo dicho por la otra chica, simplemente de un movimiento de su cuerpo se sentó en la cama.
—¿Qué necesitas, Lily?—preguntó la joven, mientras que se ponía de pie para estirar su anatomía.
Desde que tenía aquellos particulares sueños, la ojiazul despertaba en incertidumbre pero la cruda realidad la ponía de aquella forma tan... ¿Seria?.
—De hecho no es para mí sino…—habló lo más pausado Liliana, a la vez que hacía una señal a alguien en el pasillo. —Es para él…—agregó, dándole la entrada a alguien más.
Ella tragó ligeramente saliva al darse cuenta de quien se trataba realmente, su corazón se aceleró como un loco impulsivo al ver a ese misterioso chico de cabello castaño frente a sus ojos…
Continuará…