Intervención
Sei caminaba a toda prisa alejándose del lugar donde estaba el actor filmando. El darse cuenta de que le gustaba la abrumó.
¿Cómo podía gustarle la persona con la que trabajaba?
De seguro no era eso, debía estar confundida por la amabilidad con la que la había tratado. Claro, esa debía ser la razón, se justificó.
No tenía mucha experiencia en eso de las citas y tampoco es que haya tenido oportunidad de salir con alguien para llevar una relación.
Sentía las mejillas calientes y las lágrimas corrían por el rostro hasta que chocó con algo duro que la hizo tambalear, pero unos fuertes brazos la sostuvieron.
- Lo siento... - le dijo tratando de afirmarse, pero se tensó cuando una risa se escuchó sobre su cabeza.
- Te afirmé justo a tiempo. - bromeó el hombre y su aroma a alcohol la hizo retroceder.
Sei levantó la cabeza para ver a Juan López, gente de iluminación y con el que había trabajado en otros proyectos. Era muy amigo de Luis, un hombre que la había golpeado porque se tropezó con un cable y lo que estaba haciendo se estropeó.
- Hola Juan. - le dijo con cuidado, alejándose unos pasos mirando más allá de él a varios hombres tomando un descanso mientras se estaba filmando - Gracias por ayudarme. Ahora regresaré...
- ¿No te dijo Luis que no te acercaras a este lugar? - la regañó sujetándole del brazo con brusquedad - No tienes cuidado y nos haces perder tiempo. Cada vez que te acercas a nosotros, hay un desperfecto. Eres un imán para los problemas.
- No fue mi intención. - dijo la joven sintiendo el duro agarre - Corrí sin pensar.
- ¡Y por eso debes largarte de aquí!
- Yo, lo siento...
- Hay que niña tan tonta... - refunfuñó en voz alta enojado haciendo que los otros hombres se levantaran para ver que ocurría, rodeándola.
- ¿Qué pasa Juan? - preguntó un hombre más joven.
- Esta niña tonta fue la que metió en problemas a Luis con el ventilador. - les dijo - Es un desastre cada vez que viene a este sector.
- A todos nos recortaron la paga de ese mes por tu culpa. - dijo otro hombre enojado.
- Fue un accidente... - balbuceó la joven.
- ¿Un accidente? ¿Y por qué no hablaste con el director? Te escondiste como una rata cobarde.
- No sabía que les habían recortado la paga. Ese fue mi último día. Ni siquiera me enteré que Luis se había lastimado.
- ¡Patrañas! - exclamó un hombre más atrás - Sólo das excusas tontas.
- ¡No son excusas! - gritó Sei - ¡De verdad no lo sabía!
- ¡Sólo protegiste tu trasero!
- Prometo que no lo sabía. - les dijo, encogiéndose en su lugar.
- ¡Deberías pagarnos el dinero que nos descontaron! - gritó uno enfadado.
- ¡Alto!
La voz de Cyzarine se escuchó amenazante y los hombres la miraron, pero sin moverse cuando sus ojos brillaron y sus estelas con formas de hojas los rodearon haciéndolos jadear.
- Aléjense de ella o no la contarán...
Los hombres retrocedieron, abriéndole paso para que pudiese llegar hasta Sei quien temblaba como una hoja. La mujer extendió un brazo y la joven asistente se aferró a ella como un salvavidas.
- ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño? - le preguntó, replegando sus estelas con el brillo de sus habilidades a su alrededor.
- No, yo me perdí... - le dijo con la respiración agitada - Sólo me estaban ayudando...
- Estás mintiendo... - le dijo seria - De verdad, puedo ver que me mientes. Llamaré a seguridad
- ¡No! - dijo Sei - ¡Por favor! ¡No lo hagas! ¡Fue mi culpa!
- Por favor, Sei... - le dijo la guía y la joven negó con la cabeza.
Rin la miró molesta y a los hombres quienes retrocedieron al ver sus habilidades, pero se puso rígida cuando un hilo de sangre salió de la nariz de Seirén antes de desplomarse.
- ¡Sei! - la llamó - ¡Sei!
Escuchó pasos apresurados tras ella para luego ver a Andreas y Seth llegando a su lado.
- ¡Sei! ¿Qué pasó? - preguntó Andreas ansioso tomando a la joven en su regazo. Estaba pálida y el hilo de sangre surcaba su mejilla.
- La seguí y estaba rodeada por estos hombres, pero sólo mencionó que se había perdido.
Seth miró a la gente con los ojos brillando.
- ¡Hablen ahora! - gritó, haciéndolos temblar.
- Fue mi error - dijo Juan López inclinándose - Me enojé porque vino a este lugar. En otro proyecto nos metió en problemas al echar a perder nuestros equipos y nos castigaron por su culpa. Ella no reconoció su responsabilidad y todos pagamos con nuestro sueldo.
- Selene, - pidió el esper - registro biométrico del grupo frente a mi.
- Si, esper Starlight. - dijo el sistema.
- Lleva a Sei al apartamento - ordenó el CEO a Andreas - Enviaré al médico del hotel para que la revise. Trata de que no los vean.
- Si. - le dijo Andreas tomando a la joven en sus brazos alejándose en dirección a los apartamentos.
Rin se levantó y se concentró en replegar sus estelas y bajar el brillo de sus ojos.
- Lo lamento, maestro. - le dijo avergonzada - No debería haber liberado las estelas.
- No te preocupes. - le dijo Seth tranquilizándola - Fue lo correcto. - Miró a los hombres - Estarán a prueba hasta que demuestren que pueden comportarse. Tengo sus antecedentes y no les conviene hacerme enojar.
- Gracias, presidente. No lo defraudaremos. - dijo Juan temblando con los otros a su espalda ansiosos.
- Eso espero o se las verán con mi asistente. Agradezcan que no les pateó el trasero ya que también es mi guardaespaldas. - gruñó, alejándose de ellos sin percatarse de la expresión de sorpresa de la guía y su sonrojo.
Para ella y sus esposos era un honor que el esper SS confiara en ellos para escoltar a su compañera, pero que lo verbalizara hacia su propia seguridad con su confianza puesta en ella, la conmovió. Cómo si Seth hubiese leído sus pensamientos se detuvo y se giró.
- Eres tan buena como Zack y Noah, no lo dudes Rin. - le dijo - Tienes habilidades de gestión y planificación que otros envidiarían. No sólo eso, incluso eres buena peleando y usando tus habilidades. Puedes cumplir las funciones como mi escolta con orgullo.
- Maestro... yo creí que....
- ¿Creíste que por lo que sucedió en la conferencia no fueron capaces de protegerme?
Rin no supo qué responder y lo hizo reír.
- Ni mi esposa ni yo somos buenos para quedarnos quietos. Hasta a John, Jasper y a los demás se les hace difícil seguirnos el paso y eso que a ella la criaron desde niña. Todos saben que soy impaciente y que no arriesgaré a mi gente si yo puedo hacerlo también.
- Gracias, maestro...
- Vamos, terminemos esta misión para regresar a casa.
Rin lo siguió en silencio.