Samira camina con plena seguridad al interior del edificio en donde encontrará a su amiga y jefa, la misma a la que ha ayudado a ocultarse de un mal hombre y que ahora le regresará postergarse por tanto tiempo solo por apoyarla.
Cuando se anuncia, la hacen pasar de inmediato, en la oficina Kate la recibe con abrazo fuerte con el cual comenzará su nueva vida y le dice.
—Samira, me alegra tanto que puedas cumplir tus metas ahora, cariño… lamento que postergaras tu vida por mí y mi hija.
—Ha sido un placer, no me arrepiento de nada. Además, sigo siendo joven, tengo veintiséis años y todavía puedo hacer muchas cosas.
—Esa es mi Samira —le dice ella animada y se acerca al escritorio con esa seguridad digna de Kate—. No quiero que pienses en que debes devolverme algo, porque esto es lo que corresponde que haga por la mujer que me salvó y cuidó de nosotras todos estos años.
Le entrega un cheque y Samira sonríe feliz, con eso podrá comenzar la universidad en unas semanas más para volverse la mejor enfermera y podrá ser independiente. Mientras lo guarda en su bolso, llaman para decir que Anthony, el verdadero padre de la hija de Kate, está subiendo para ver a Owen.
—Voy a quedarme aquí, no sea que se le ocurra venir a meterse aquí —sisea Samira mirando atenta a la puerta.
—Tendría que ser muy idiota… pero gracias, Ethan salió a negociar unos contratos y aunque quiera estar aquí, no puede hacer nada.
Samira asiente y se acerca al inmenso sofá en donde espera a que pase el peligro. Comienzan a hablar de los planes de Samira, los minutos van pasando y, cuando ambas creen que ya Anthony no llegará, Kate decide llamar para verificar si ya se largó.
Sin embargo, mientras Samira le cuenta de los últimos detalles que le faltan para entrar a la universidad, la tranquilidad del momento se ve interrumpida por la presencia de Anthony.
Samira nota la hostilidad en el ambiente, se pone de pie de inmediato y se coloca como escudo de Kate, quedando frente a un hombre guapo, capaz de deslumbrar con su sola presencia y comprende por qué Kate cayó rendida a sus pies, si el tipo solo con una sonrisa es capaz de hacerle temblar las piernas a una mujer. Pero ella sabe el tipo de hombre que es, por lo que no se deja deslumbrar y lo enfrenta.
—¿Qué estás haciendo aquí? —le dice Samira a Anthony con los dientes apretados, poniéndose firme frente a él—. Deja en paz a Kate, no tienes derecho a acosarla de esta manera —Anthony suelta una risa amenazante y mira desafiante a Samira, pasando por alto el impacto que le provoca la chica.
—¿Quién te crees que eres para decirme qué hacer? —espeta con arrogancia—. Esta no es tu pelea.
—Puede que no sea mi pelea, pero Kate es mi amiga, y no permitiré que la lastimes con un pasado que no recuerda y que a toda costa quieres retomar —responde Samira, manteniendo aquella aparente calma sin dudar ni un segundo de su seguridad.
Kate, agradecida por el apoyo de su amiga, le toma la mano en un gesto de gratitud y también para calmarla, porque se nota que la mujer está decidida a darle cara.
—Samy, ¿por qué no vas a casa y me dejas a solas con el señor DeMarco? No hay nada que los guardias de seguridad no puedan hacer por mí.
—Lo siento, Kate —le dice tuteándola por primera vez en todos esos años—. Pero no puedo irme, porque él me parece peligroso, se nota en toda su presencia —Anthony sonríe y da dos pasos hacia la chica.
—Si te quedas aquí, será peor para ti —la advertencia de Anthony es fría y peligrosa, pero Samira no se inmuta.
—Tu intimidación no funciona conmigo. Si sigues acosando a Kate, tendrás que vértelas conmigo —Anthony levanta las cejas por la sorpresa y deja salir una carcajada.
—¿En serio me estás amenazando? Acabas de decir que todo yo me veo peligroso, muchachita.
—Si no sales por las buenas, tendrás que hacerlo por las malas —le advierte nuevamente Samira con determinación.
El rostro de Anthony se endurece aún más ante la valentía de Samira, es una mezcla de querer enseñarle quién manda con un terrible deseo de pegarla a la pared y besarla hasta hartarse. Decide probar hasta dónde es capaz de llegar la chica, por lo que la empuja levemente en un intento de amedrentarla, pero Samira no se deja intimidar y en un rápido movimiento, lo sujeta con una llave que lo hace doblar de dolor y luego con una agilidad sorprendente, deja a Anthony en el suelo, sorprendido y desconcertado.
Nunca alguien ha sido capaz de derribarlo de esa manera, y su ego se ve seriamente afectado, en cambio el deseo… eso es otra cosa.
—¿Vas a dejar en paz a Kate de una vez por todas? —pregunta Samira con firmeza mientras lo sostiene en la llave. Anthony asiente aún perplejo, reconociendo que ha encontrado a alguien a quien no puede dominar.
Tantos años infundiendo temor a su gente y los enemigos, para terminar en el suelo por una chiquilla que parece no estimar su vida por una lealtad que él jamás experimentará. Aunque está en una ligera desventaja, sobre todo porque los guardaespaldas han llegado ante un mensaje de Kate, rápidamente se pone de pie y mira a Samira con un brillo de desafío en los ojos.
—Me debes una, mocosa —le dice con los dientes apretados y con su rostro muy cerca del de ella, mientras trata de recuperar su compostura—. Esto no ha terminado.
—No te tengo miedo, y estaré lista para enfrentarte cuando quieras —dice Samira, sin mostrar temor.
Anthony sólo le sonríe, le dedica una mirada fugaz a Kate, a quien nuevamente no puede llegar, y sale de allí arreglándose el traje. Pero la chica no se queda tranquila, camina con decisión a la puerta para asegurarse de que Anthony se va.
Por una extraña razón solo quiere volver a verlo, enfrentarlo y sentir ese cuerpo duro, caliente y recio. Pudo detenerla, pudo apartarla y atacarla, pero no quiso y eso la hace sentir como que ganó fácil, porque el tipo no quiso dar pelear, y no sabe por qué.
—Samira… —le dice Kate sacándola de sus pensamientos—, eso ha sido… no sé si lo más tonto del mundo o lo más increíble.
—No iba a dejar que ese se saliera con la suya, lo que él quiere es acorralarte para que caigas, debe estar sospechando de tu versión y peor, seguro quiere llevarte con él.
—Has sido muy valiente, gracias.
Le da un fuerte abrazo a la chica, agradeciendo que estuviese allí en ese momento. Y, mientras Kate se va a su escritorio para enviar un mensaje a Ethan, Samira mira el ascensor por donde se ha perdido Anthony.
Y él… Anthony, mientras el ascensor baja, sólo sonríe sin poder creer lo que acaba de vivir. Ni en sus sueños se le pasó por la mente que una mujer tan pequeña y menuda como Samira pudiese derribarlo, aunque es obvio que lo pilló desprevenido, no le resta mérito de lo ocurrido.
Al salir a la calle y subirse a su auto, mira el edificio y sonríe feliz, sintiéndose más vivo que nunca, como si la chica le hubiese inyectado una nueva energía y con ello, una nueva meta.
—Me has dado una lección valiosa, Samy… eres intensa, me elevaste las expectativas, así como me bajaste el ego. ¡Me encantas!
Y sin saber muy cómo sentirse, sale de allí con rumbo al hotel en donde se sigue quedando, porque está seguro de que lo tienen vigilado y no quiere que lo vinculen con su gente, para así actuar desde la sorpresa en cualquier momento… aunque ahora puede ser que Kate ya no sea tan relevante después de todo.
Tal vez le baste con su hija y con aquella chiquilla que lo ha dejado absolutamente impactado.