Autum Klein
La enfermera me miraba fijamente, me di cuenta del porqué todas me miraban de esa forma posiblemente creían que yo la maltrataba.
Lo había entendido cuando Alaia me mostró las marcas en su cuello, había sido fácil darme cuenta que alguien había intentado asfixiarla.
— Me parece una falta de respeto que no me hayan dicho que tienen marcas en el cuello— comencé a reclamarle no solo a ella sino también a la doctora
Yo estaba pagando para que la atendieran de la mejor manera, la había traído en un buen hospital y se atrevían a acusarme a mí de maltratarla aunque creo que sería lo más lógico, después de todo yo lo había traído de esta forma.— que me lo oculten a mí que soy su pareja y su único familiar
— le pido mi más sinceras disculpas sin embargo es el protocolo— comenzó a excusarse la doctora— creímos que usted le había hecho daño y ella simplemente no recordaba— los entendía pero no evitaba que yo me sintiera molesto — El doctor dijo que no tenía ninguna lesión en el cerebro como para que ella no recuerde nada del accidente, no tuvo nada que ver con el choque con que ella no recuerde nada, no es una lesión, no es nada de eso el golpe no fue tan fuerte posiblemente ni siquiera sintió el golpe, ella se desmayó simplemente por el susto y cayó antes de que usted la tocara con el auto como vimos en el video— una vez que vi el video en las noticias supe que era la prueba perfecta para que no me acusaran a mí de hacerle daño porque yo no estaba con ella además me di cuenta que alaya comenzaba a confiar más en mí porque le había dicho una parte de la verdad que ella había descubierto que lo que le había contado era cierto, así que ahora se veía incluso más cómoda conmigo y necesitaba que los doctores también me creyeran a mí.
— ¿Creen que le sucedió algo mientras no estaba conmigo?— Le pregunté — quizás alguien pudo abusar de ella...— no sé por qué pero sentí un nudo en la garganta al decir esas palabras, quizás simplemente era porque no había conocido nunca una mujer como ella tan dulce a pesar de que no recordaba nada era tan dulce conmigo hacía preguntas sencillas pero sabía cómo hacerlas creo que así era ella en la vida real y su cuerpo simplemente estaba mostrándose tal cual era.
— No— aquella respuesta me tranquilizó demasiado— le hicimos una prueba, queríamos asegurarnos que eso no hubiese pasado de hecho no sorprendió saber que era virgen — ¿Que?! — claramente ella se sorprendió— Eso querIa decir que a pesar de tener novio no habían tenido relaciones sexuales.
¿Por qué?!
¿Acaso el noviazgo de ellos dos era un teatro? ¿Él la ayudaba a verse más estable y ella lo ayudaba a salir de la pobreza?
Nada parecía tener sentido para mí pero sí lo pensaba bien que entendía que esa dulzura quizás era porque a pesar de que se había criado posiblemente sola aún mantenía su inocencia en todo el sentido de la palabra y aquí estaba yo queriendo meterla en una mafia.
Tenía tantas preguntas.
Supongo que la única forma que tenía para saciar mis dudas era averiguar quién era él e investigarlo.
Quería saber si él la estaba buscando me preocupaba que fuese un problema porque si ellos realmente se estaban ayudando entonces él no permitiría que ella se le fuera.
— ella tiene un voto de castidad hasta el matrimonio— no sabía si eso era cierto pero fue lo único que se me ocurrió decirle como explicación, ambas asintieron pude ver incluso mirada de curiosidad y de admiración sonreír quizás esto fuese bueno para mí porque ayudaría que ellas confiaran en mí— ¿Cuándo podré llevar la casa?— mi abuelo había adelantado la reunión, hoy era la reunión y necesitaba que ella estuviera junto a mí creo que en este punto confiaba lo suficiente en mí como para yo poder llevarla y que todo saliera a la perfección. — creo que ya ya no se siente cómoda aquí y yo estoy ansiosa porque ella está en casa
— de hecho el doctor que lleva el caso de su prometida cree que está lista para irse a casa y por eso está preparando el alta— sonreí feliz de que todo estuviera saliendo a la perfección como yo quería.
Una vez que mi abuelo viera que sí era capaz de llevar no solamente una organización sino también un compromiso y un noviazgo me diera esto yo pudiera ayudarle a ella a resolver un poco de su vida y luego devolverla a su vida normal.
Aunque sabía que debían mínimo permanecer un par de meses con ella sino unos años por ahora no iba a sobrepensar nada y simplemente iba a ver cómo avanzaba la situación.
— Muchas gracias entonces firmo el alta y me la llevo— ella se miraron entre sí y luego asintieron.
Me quedé esperando un rato y luego un doctor apareció con una hoja estrecha su mano
— un placer conocerlo señor Klein, he oído mucho de usted de hecho le he pedido a mi secretaria que trate de conseguirme una cita con usted nos encantaría que fuese parte de el hospital que nos ayudara a salvar vidas como la de su prometida que si no fuera por el gran labor que hace nuestros doctores hubiese sido difícil detectar lo que estaba sucediendo con su prometida— asentí.
— por favor llame a mi oficina me encargaré de darle instrucciones a mi secretaria para que pueda hacerle un espacio a mi agenda quizás sí pueda ayudar al hospital creo que hicieron mucho por mi prometida y lo agradezco— y así de fácil se hacían contactos— espero que el hospital guarde mi privacidad y la privacidad de mi prometida— le dije sí me costaron un par de millones hacer que nadie se enterara que ella estaba aquí los pagaría.
Ella era tan importante como lo era yo la única diferencia es que ella jamás había estado en el ojo público al parecer le gustaba hacer las cosas en silencio y lo único que resaltara es era su nombre ahí el motivo por el que nadie había logrado reconocer a la última Sokolova.
— Claro que sí, eso es una de las cosas que nos caracteriza— dijo muy seguro de sí mismo.
Firme el alta y me despedí de los tres estrechando la mano de cada uno de ellos.
Caminé hacia la habitación allá estaba entretenida con el televisor pero apenas me vio lo apagó y centró toda su atención en mí.
— ¿Tienes alguna noticia?— Preguntó emocionada creo que estaba harta de estar aquí, no sabía bien cómo era su día a día pero creo que era agitado y ya no parecía soportar estar tanto tiempo en la cama mirando televisión creo que iba a ser fácil para mí congeniar con ella, creo que teníamos cosas en común.
Me regañé a mí mismo recordándome que no debía congeniar con ella al menos no en privado, solo debía hacerle creer a las personas que nos amábamos de forma genuina e inmensa no más que eso porque ella se iría de mi lado pronto, ella tenía una vida.
— el doctor aprobó tu salida cree que si te relajas y tomas las cosas suaves pronto vas a recuperar tu memoria— le dije aunque eso no era una buena noticia para mí por lo menos no necesitaba que en los próximos meses recuperara su memoria él se sentaba un poco más de tiempo
Ella asintió— Cómo no tienes nada que rebajar solo vámonos— le dije, me acerqué a ella y le coloqué sus sandalias la enfermera que la había atendido abrió la puerta y se adentró a la habitación.
— el doctor López creyó que preferiría salir por la puerta de atrás es que se filtró la noticia de que usted señor clay está en el hospital con su prometida— dijo la enfermera.
Bufe
Al menos soy yo y no ella.
No podía permitir que absolutamente nadie viera su cara.
Salimos de la habitación la enfermera nos llevó hasta la parte de salida de emergencia vi como a la ya la abrazaba con afecto como si se conocieran de toda la vida y no de horas.
La monté en la camioneta una vez que llegamos a ella y manejé tratando de pasar desapercibido.
Manejé hasta la casa algo nervioso pensando que a ella no le fuera a gustar mi hogar luego me reñi a mí mismo por pensar en esas estupideces, yo no era así, nunca me había importado lo que los demás pensaran de mí pero aquí estaba una parte de mí preocupándose por lo que una completa desconocida pudiera pensar de mi hogar.
Al llegar habían muchos hombres custodiando mi casa ninguno con armas visibles, había dado la orden antes de salir, no quería asustarla tanto además no sabía si iba a darle la noticia en el hospital pero no quería que su primera impresión de mi hogar fueran hombres armados quería que su primera impresión fuese de un hogar en donde ella viviera antes.
Fui el primero en bajarme di la vuelta y abrir la puerta para ella tiré mi mano ella la tomó con delicadeza parecía toda una princesa, la elegancia con la que se movía sin siquiera darse cuenta era impresionante.
— esta es tu casa?— preguntó con sorpresa, tenía un enorme sonrisa mientras miraba todo con impresión y no pude evitar sonreír al darme cuenta que mi hogar le había gustado
— Si, de hecho, esta es nuestra casa— Le dije
Debo admitir que se sintió extraño decir nuestra.
Me repetía una y otra vez que ella era una desconocida y que pronto se iría de mi vida.
No permanecería aquí todo el tiempo no podía olvidar eso, no podía olvidar que la estaba engañando, que la estaba utilizando para mi beneficio.
— me encanta— aseguró mientras tomaba mi mano caminé junto a ella ambos caminamos hasta la entrada de la mansión abrí la puerta y le di espacio para que ella fuera la primera en entrar— es mucho más hermosa por dentro — Aseguro.
— Buenas tardes señora Alaia — mis empleadas saludaron como si fueran un coro todas en unísono.
A que yo hizo que Alaia las mirara, tenían una sonrisa en su rostro felices mis empleadas todas parecían tranquilas la única que parecía molesta era Manuela pero era evidente el por qué.
— Buenos días.
— bienvenida a su casa nuevamente señora— dijo una de las chicas.
Sonreí todo estaba saliendo perfecto
Manuela me miraba con una ceja alzada.
Más le valía cumplir la orden porque así no definitivamente le iba a ir muy mal me iba a permitir que ella ni nadie arruinara mi perfecto plan