Alaia Sokolova
Entré a casa con una sonrisa a mi rostro, me sentía emocionada, al fin mi sueño se iba a cumplir, al menos es lo que esperaba, Alejandro había estado muy misterioso todo el mes y presentía que hoy sucedería al fin.
Llevaba 2 años de novia con él aunque la situación entre nosotros no era perfecta y muchas veces teníamos muchos conflictos sobre todo porque quería entregarme a él una vez que estuviéramos casados, es lo que mis padres me habían inculcado y quería preservar su memoria con mis acciones.
el no estaba de acuerdo con eso, él creía que eso era tonto pero para mí no lo era.
— Hoy es el día! — exclamé Maura me miró como si estuviese loca pero yo simplemente la abracé y di vueltas feliz, pude escuchar sus carcajadas riéndose de mí
— ¿Es el día de qué niña Alaia?— preguntó mi nana.
— estoy demasiado segura de que hoy me pedirán matrimonio, está extraño se supone que iba a volar hoy, yo misma lo ayude a comprar el boleto, pero me notificaron que está en el hotel entonces estoy seguro que estoy preparando su pedida de matrimonio para mí— le dije mientras comenzaba a caminar hacia las escaleras para ir a mi habitación y arreglarme.
Siempre pensé en cómo me vería el día que me pidieran matrimonio y quería verme hermosa pero como le llegaría de sorpresa quería verme un poco más sencilla, le diría que estaba ahí solamente porqué algún empleado se asustó.
Alejandro y yo éramos socios de un hotel, aún estaba en construcción y por eso me sorprendía tanto que le estuviese ahí sobre todo a esta hora donde no había personal que lo atendiera así que claramente era para prepararme una sorpresa y que pudiéramos estar en privado.
— Niña Alaia ¿Estás segura que el Señor está ahí arreglando una sorpresa para ti?— Preguntó
Claro que estaba segura.
Alejandro me amaba yo lo era todo para él al menos me lo decía una y otra vez, sabía que su forma tan extraña de actuar era por algo, estaba nervioso porque no sabía cómo iba a reaccionar yo.
— claro que sí Maura, él me ama con locura— aseguré y simplemente seguí subiendo las escaleras al llegar a mi habitación entré de una vez al baño tomé una ducha rápida luego fui a mi clóset y decidí colocarme un vestido no corto tampoco largo era un poco ajustado en la parte superior y un poco suelto en la parte inferior, los tacones decidí que no iban a ser mut altos, quería sentirme cómoda y hermosa.
Una vez que estuve lista caminé se me vanity, me maquillé, esta vez me maquillé un poco más de lo usual, mis padres siempre decían que la belleza estaba en el interior y no en el exterior así que intentaba seguir los ejemplos de mi madre y mostrarme un poco más natural aunque en esta sociedad era muy difícil sobre todo a mi edad y llevando un cargo tan importante como el que llevaba.
Una vez que estuve lista, tomé una cartera de mano metí mis tarjetas, mis identificaciones y mi teléfono, salida de la habitación Maura me estaba esperando con las llaves de mi auto en su mano, le sonreí, la abracé, bese su mejilla, tomé la llave y simplemente salí de la casa.
Me subí mi deportivo y manejé directamente hacia el hotel sentía que mi vida era tan perfecta.
Me había costado años superar la muerte de mis padres, después de todo estaba muy chica cuando ellos murieron pero Maura había sido una madre espectacular para mí y cuando Alejandro llegó a mi vida también mi vida mejora muchísimo y sabía que después que nos casáramos mi vida iba a ser perfecta, quizás no estaba lista para darle el mando por completo de mis empresas como él quería pero quizás podría hacerlo mucho más adelante cuando tuviéramos hijos y pudiera hacerme cargo de ellos.
Una vez que llegue al hotel estacioné y simplemente avancé para mi sorpresa ahí estaba la chica que me había llamado se veía nerviosa.
¿Alejandro le había pedido que me llamara?
— señorita Alaia, por favor disculpe que la haya llamado tan tarde pero me pareció lógico hacerlo— se veía tan nerviosa, fruncí el ceño ¿Por que estaba tan nerviosa?
— Gracias por llamarme, ya puedes irte, yo me encargo del resto— Le dije seria, ella asintio.
Me dio la tarjeta de la habitación en la que estaba mi futuro prometido y esposo, con un enorme sonrisa feliz caminé hacia el ascensor, este me llevó hasta el piso en donde estaba Alejandro hospedándose.
Mi corazón latía de forma acelerada, sentía los nervios a flor de piel.
Respiré profundo mientras caminaba hacia la habitación y una vez que me encontré al frente de ella simplemente pasé la tarjeta, la puerta se abrió de forma instantánea con pasos delicados me adentré a la habitación pero mi sonrisa se borró rápidamente cuando escuché sonidos extraños.
Frunci el ceño
¿Que era eso?!
Caminé despacio y seguí los sonidos, la tarjeta cayó de mis manos cuando me detuve frente a la cama, ahí estaba Alejandro completamente desnudo pero no estaba solo, encima de él estaba Sasha, con los ojos cerrados, mis ojos se cristalizaron.
Mi novio y mi mejor amiga...
Por eso la chica que me llamó estaba tan nerviosa, claro que Alejandro no le había pedido que me llamara, ella me llamó porque vio a los dos entrar a esta habitación, quiso hacerme un favor, quiso abrirme los ojos para que yo descubriera que estos dos estúpidos me estaban engañando.
La cartera también cayó de mi mano haciendo ruido, ambos se movieron asustados y me vieron ahí frente a ellos con las mejillas mojadas por las lágrimas.
La escena frente a mí era tan asquerosa y repugnante.
— Alaia!— gritaron los dos en unísono
Alejandro apartó a Sasha de encima de él, camino hacia mí desnudo y sudado, di un paso hacia atrás no quería que me tocara, sentí incluso náuseas
Él volvió a avanzar hacia mí así que lo abofetee.
— Te juro que esto no es lo que parece, mi amor por favor déjame explicarte— comenzó a decir
No puede evitar soltar una carcajada mientras las lágrimas simplemente seguían cayendo por mis mejillas.
¿No es lo que parece?!
— Yo solo veo cómo te acuestas con mi mejor amiga— susurré mi voz escuchaba frágil, rota justamente como me sentía en este momento, todas mis ilusiones caían al suelo destrozados.— eres un maldito hijo de perra!!— grité furiosa nada propio de mí, esta no era yo yo era educada, no era grosera, pero sentía tanto dolor en mi interior.
Las únicas dos personas en las que realmente confiaba me estaban engañando.
— ¿Qué querías Alaia?! Tenemos 2 años juntos y aún así no quieres tener sexo conmigo!— comenzó a recriminarme
¿Así que todo era por eso?!
Todo era por el sexo
¿y que con lo demás?
lo estaba ayudando a ser mejor, lo estaba ayudando a conseguir algo mejor para su vida
— vete a la mierda!!— grité mientras me quitaba los tacones y estaba lista para irme de aquí lo más rápido posible— nuestra sociedad se ha terminado, volverás a ser un maldito miserable, al igual que tú Sasha que disfruten de su maldita pobreza— exclamé mientras comenzaba a caminar pero él tomó mi brazo
— No me puedes hacer eso! Me he esforzado mucho por este hotel
Me solté de él
— todo el maldito dinero lo puse yo!— Exclame— te he dado todo durante estos años, te di una posición en mi empresa al igual que a Sasha, te di una posición en sociedad pero sin mí definitivamente no eres nadie, quédate con Sasha salgan adelante ustedes dos pero más nunca voy a permitir que me utilicen— una bofetada me mandó el suelo
— estás loca si crees que voy a permitir que arruines todo por lo que he trabajado— se montó encima de mí y llevó sus manos hacia mi cuello.
Asustada comencé a moverme intentando quitarlo encima de mí, oi gritos de Sasha cómo le pedía que me soltara, como pude golpeé su entrepierna lo que hizo que el soltara mi cuello comencé a correr, el aire me faltaba, logré salir de la habitación y comencé a correr por las escaleras intentando salir de este lugar, Alejandro quería matarme solamente para seguir teniendo este hotel.
Oí pasos, mi corazón se aceleró sabiendo que venía detrás de mí, si permitía que él me alcanzara iba a matarme, cuando llegué a recepción oi como el ascensor abría sus puertas seguí corriendo sin mirar atrás, solo corrí y corrí aunque el aire me faltaba cada vez mas, aunque me dolía mucho el cuello aunque sentía todo completamente roto simplemente corrí intentando salvar mi vida.
— Cuidado!!— aquello hizo que me detuviera me di cuenta en cosa de segundos que estaba en el medio de la carretera y con una camioneta enorme venía encima de mí, coloqué mis manos en mi rostro intentando cubrirme pero lo último que recuerdo es ver las estrellas en el cielo y pensar que quizás Alejandro había cumplido su cometido y moriría pero al menos estaría con mis padres y ya no habría dolor