CAPÍTULO III

2373 Words
Al siguiente día Matthew se apareció en la clínica, a primera hora de la mañana tan pulcro como siempre, caminaba por los pasillos sin percatarse de que varios enfermeros allí lo desnudaban con la mirada. Se movía con confianza por los pasillos hasta llegar a su nueva oficina, ya llevaba una maravillosa semana en su nuevo trabajo, los primeros días había sido un poco duros pero se estaba adaptando rápidamente a su nuevo ritmo. Entró a su oficina la cual sentía como su segundo hogar, dejó su abrigo en el perchero y tomó la carpeta que reposaba sobre el escritorio. Tomó asiento y la abrió. Era el caso de Oliver Beckham. Se había olvidado por completo de ese chico en aislamiento, se había concentrado tanto en los pacientes que se hallaban en el edificio y los casos más graves que lo había pasado por alto completamente.  En eso tocaron a la puerta. —Pase —Dijo, manteniendo su mirada en la carpeta. —Buenos días, Doctor Williams—Dijo James, apareciendo con una gran sonrisa. Matthew alzó la vista y contemplo aquel chico de cabellos negros y labios acorazonados, poseía unas facciones dulces y delicadas además de unas mejillas regordetas. Le sonrió y el chico se acercó para dejar el café sobre la mesa. — ¿Mucho trabajo? — Dijo el joven enfermero.    —Un poco—Continuó con su mirada en los papeles—Estoy revisando el historial del paciente Oliver Beckham, el único que permanece en aislamiento. —Oh. — ¿Lo conoces?—Lo miró de reojo. —Bueno— Evadió su mirada—, le he llevado la comida en unas ocasiones. — ¿Y qué tal? —Pues es un chico tranquilo. Nunca me mira. —Ya veo— Extendió su mano a la taza de café y le dio un sorbo. —Si me disculpa me marcho—Dijo James haciendo una reverencia. —Espera, James—Dijo Matthew, el chico lo miró nervioso—Por favor, llama a Lucy. Quiero que los dos me acompañen. — ¿A dónde?—Preguntó curioso. —A aislamiento. El chico asintió  y salió. Matthew releía la información del papel ¿Cómo podía llevar ese chico seis meses en aislamiento? Era ilógico y estúpido, él ya debió haber sido de alta o al menos sacado de allí, la esquizofrenia no era una enfermedad como para tenerlo encerrado. Además el medicamento suministrado debía ser suficiente para controlarlo. En eso aparecieron James y Lucy en la puerta sacándolo de su burbuja, se puso en pie y camino con los dos enfermeros tras él hacía aislamiento. El viento frío que había golpeado a Matthew la primera vez que puso un pie ahí lo recibió de nuevo, sintió una leve náusea por lo tétrico que parecía el lugar. Camino hacía la puerta donde sabía estaba Oliver  y la abrió. Ante sus ojos apareció de nuevo el pequeño, entró a la habitación y vio que él permanecía inmóvil, detrás de él estaban Lucy y James a la expectativa, sentían temor porque se supone que en aislamiento estaban los casos más difíciles.  Oliver  ni siquiera los miró, la camisa de fuerza le oprimía el cuerpo de una manera desesperante pero ya no le importaba, se había acostumbrado a permanecer de ese modo todo el día contemplando la habitación blanca, lo único que rompía su rutina eran las personas que atravesaban esa puerta. Se había olvidado por completo de cómo era afuera, las imágenes en su cabeza parecían más irreales que nunca, su mente en la mayoría del tiempo era una laguna silenciosa, en ocasiones creía que se había vuelto realmente loco. A lo lejos escuchaba las voces de los enfermeros que acompañaban al hijo del imbécil que lo violaba, el simple hecho de verlo le causaba asco e irritación. Todos esos deberían estar en el infierno ardiendo. Matthew permaneció unos minutos más observando el cuerpo inmóvil sobre la camilla, sin decir nada se dio media vuelta y salió de allí. Se sentía preocupado por el estado de ese chico.    Caminaban en silencio por los pasillos, James admiraba la espalda de su director mientras que Lucy caminaba indiferente pensado en la escena que acababan de vivir. — ¿Qué saben del paciente Oliver Beckham?—Preguntó Matthew de pronto. —Bueno, siempre ha estado en aislamiento—Se apresuró a contestar James.                  — ¿Siempre? El chico cara de conejo asintió firme. Lucy soltó un suspiro. —No ha salido ni una vez desde que piso este lugar—Dijo Lucy, cruzándose de brazos. Matthew alzó las cejas. —El historial dice que sale una vez por semana. —Es mentira— Replicó Lucy, confiada. — Lucy, no hables de lo que no sabes—La señaló James. — Hablo de lo que sé— Miró a Matthew—. Ese chico nunca ha salido de allí, yo soy la enfermera que más lo ha atendido y lo puedo asegurar. Fulminó con la mirada a James, en ocasiones le molestaba que tratara de ocultar las cosas protegiendo a personas innecesarias. Matthew por un lado se quedó meditando en la palabras de la mujer asimilando su era cierto o no aquella palabras,  ¿Estaba diciendo que informe era falso? Imposible.  — Él nunca ha sido agresivo—Completó Lucy al leer la cara del doctor. James la observó y luego le regaló una mirada a Matthew. —Tampoco habla, siempre que me dirigía a él me ignoraba y contemplaba el techo—Dijo el chico llamando su atención. Matthew frunció el ceño, James se percató. —Él entro en condiciones extrañas— Se apresuró a decir. — ¿Cómo que extrañas?—Preguntó desconcertado. —Bueno, sí— Dijo Lucy, alzó los hombros—.  Simplemente un día apareció aquí en aislamiento y los enfermeros fueron asignados.   — ¿Quién suministraba el medicamento? — Su padre. Él mismo iba a hacerlo, era el doctor a cargo del caso del joven Beckham—Contestó Lucy. Matthew los observó, no quería desconfiar de los procedimientos de la clínica, se marchó dejando a los dos enfermeros confundidos, entró a su oficina y tomó de nuevo la carpeta.  Oliver  había entrado en depresión luego de la muerte de sus padres hace seis meses, después de eso sufrió un ataque en el cual atento contra la vida su tío y la señora que cuidaba de él, lo trajeron a la clínica y le diagnosticaron esquizofrenia. Al leer esa palabra su mente dio un vuelco, recordó la imagen de Oliver  en la camilla. Ese chico definitivamente no mostraba los síntomas de esquizofrenia a menos que estuviera en medio de una laguna o fingiendo, que era poco probable. Su tío era el tutor a cargo de Oliver , Alexis Beckham hermano del papá del chico, pagaba la mensualidad y cuota de sostenimiento con puntualidad, algo muy normal. En el papel del historial figuraba que el doctor a cargo era Jerome Brown. ¿Por qué le habían dicho que era su padre? Frunció el ceño. Matthew pasó las hojas curioso. Oliver  tenía veinte años y estaba en la universidad de artes cuando fue internado. Al leer el registro de visitas se sorprendió al ver que nadie registraba allí lo cual le pareció extraño y triste a la vez. Pero, lo que más llamó su atención es que no había nada escrito respecto a las terapias de Oliver , absolutamente nada. Las personas esquizofrénicas solían describir las escenas que se recreaban o bueno tal vez el chico se negara  a decirlo juzgando por su estado, además los enfermeros le dijeron que no hablaban. Pero,  respecto a su condición no se mencionaba que se hiciera daño o lo intentara con otra persona, era algo raro. Cerró los ojos y pasó su mano por los cabellos negros, dibujo en su memoria la escena de Oliver . Su mirada era triste y vacía, en el interior le causaba curiosidad saber que pensaba un chico como él, como se sentiría. Pero no pensaría en esas incógnitas, eso era trabajo del psiquiatra a cargo.     Ya habían pasado varios días desde la visita a Oliver Beckham, estaba revisando el caso de Henry Michener. El chico consumía normalmente su medicamento, al parecer intento asesinar a su novia cuando la encontró con otro, el chico reaccionó de una forma demasiado violenta apuñaleándola pero no fue internado por eso, sino porque cuando describía las cosas lo hacía de una manera que difería totalmente de la realidad. Estaba respondiendo bien al medicamento suministrado pero igual aún no se arriesgaba a dejarlo en libertad, tenía que estar completamente seguro de que no representaba un peligro a la sociedad. Matthew se adaptó muy bien al hospital, cada uno de los doctores y enfermeros se mostraban cálidos y abiertos con él, James y Lucy se convirtieron en sus manos derechas para todo lo que necesitara. Se sentía agradecido con ellos.  Ahora estaba en la cafetería comiendo un bocadillo, de pronto a su lado se sentó una joven cara de pez con una enorme sonrisa. Dejó la carpeta a un lado y le sonrío. Lo había conocido como Jerome Brown, sabía que era psiquiatra pero nunca había tenido la oportunidad de cruzar muchas palabras con él. —Hola, Señor Williams—Dijo sonriente. —Buenos días, señor Brown. —No sea formal, por favor— Manoteo suave el aire con su mano—, llámeme Jerome. —Entonces dígame Matthew— El chico sonrío. — De acuerdo—Se formó un silencio—, ¿cómo se siente en el hospital? Matthewdio un sorbo a su café, le faltaba azúcar. —Bien, digamos que me he adaptado rápido—Dejó la taza sobre la mesa. —Me alegra escuchar eso. — Sí, el personal es cálido y me colabora bastante. —Bueno, aquí todo el mundo quería a su padre así que de un modo u otros es agradecimiento. —Lo sé. Jerome lo observó unos minutos       — Es usted una persona joven ¿Cuántos años tiene? —Treinta—Respondió simple. Jerome lo miró impresionado, ¿Treinta? Definitivamente no aparentaba esa edad. — ¿Es casado?—Preguntó con curiosidad. Matthew pareció incómodo por la pregunta. —Divorciado. —Lamento mucho haberlo importunado— Se disculpó sonrojándose. —No, no se preocupe— Lo observó—, ¿y usted? —Bueno, yo estoy casado con un abogado, se llama Alexis Harris. Tenemos dos hermosos retoños que deben estar en la escuela en este momento. — ¡Woah! felicitaciones.        —Gracias,  ellos son mi felicidad—Dijo, orgulloso. — ¿Cuánto lleva de casado? —Cinco años—Matthew alzó las cejas. — ¿Cuántos años tiene? —Veintiocho. —Es usted joven—Dijo, sorprendido. —Sí— Sonrío tímido y jugó con sus manos. —La mayoría de los médicos suelen ser personas mayores... ya sabe. —Lo sé— Jugó con sus manos—Al principio me sentí intimidado porque la gente mayor suele ser imponente, pero como ve aquí estoy. — ¿Cuánto lleva trabajando aquí? Jerome hizo un puchero pensando, contó levemente con sus dedos calculando. —Dentro de poco cumpliré cinco meses— Concluyó. —Ya veo—Pensó que llevaba un poco más— ¿Cómo se ha sentido aquí? —Bien—Le sonrío—, no lo digo porque usted sea el jefe, en serio me agrada este trabajo—Bebió un sorbo de su jugo. —Es bueno escuchar eso. He escuchado que la gente se retira después de un tiempo porque no soporta muchas veces la presión de este trabajo. —Bueno—Hizo una mueca—, este trabajo requiere un poco de sangre fría. —En eso tiene toda la razón. Jerome revisó su reloj y se puso en pie, el mayor lo miró.    — ¿A dónde va? Jerome le sonrío. — A aislamiento a revisar a Oliver Beckham—Se ajustó la bata. Recordó fugazmente el caso del único chico en aislamiento. — ¿Es un caso difícil? — No—Dudo—, bueno un poco — ¿Por qué? — El chico se niega a hablar— Soltó un suspiro molesto— No es peligroso desde mi punto de vista, incluso me atrevería a decir que no sufre de esquizofrenia, pero su padre que estaba a cargo de ese caso  sostenía que era imposible tratar con él, que muchas veces lo intentó atacar y causarse daño a sí mismo. — ¿Mi padre era su psiquiatra? —Sí, digamos que él había asumido el caso. —Yo pensé que lo tenía otro doctor—Dijo confundido, recordó el nombre del doctor que figuraba en la planilla—Pensé que era usted. Jerome se sorprendió. —No— Negó con la cabeza— Era su padre el que llevaba el tratamiento de Oliver . Él era el que le suministraba el medicamento y hacía las terapias. — Ya veo— Se sentía confundido. Su padre nunca se lo había mencionado, además en el papel figuraba Jerome como el doctor a cargo. — Decía que era un chico agresivo—Continuó Jerome. —James y Lucy dijeron lo contrario—Probó a decir. — No lo sé, puede que finja. Matthew se quedó pensativo, si su padre tenía ese caso su deber era tomarlo y tratar a aquel chico. Él era el nuevo director y debía continuar con el ejemplo de su padre.  Asumiría ese caso. — No te preocupes Jerome yo voy. — ¿Vas a tomar el caso?—Alzó las cejas. —Sí—Se puso en pie. —No es necesario— Alzó una mano—, yo lo estoy llevando. —No, si mi padre llevaba ese caso mi deber es continuar su trabajo. Jerome lo meditó unos minutos ¿Quién era él para discutirle una decisión al director del hospital?    —Está bien, cualquier cosa que necesite me avisa—Dijo resignado. — De acuerdo—Matthew se marchó. Se encaminó a su oficina y reviso de nuevo el historial de Oliver Beckham con curiosidad. En ninguna parte figuraba que su padre fuera el doctor a cargo ni siquiera en los tratamientos... pero Jerome se lo había dicho, él no podía equivocarse con semejantes datos  ¿Qué ganaba mintiéndole?  Además si mal no recordaba James le había dicho también que su padre era el doctor a cargo. Entonces ¿Por qué no figuraba él en el maldito papel? Leyó de nuevo el historial, según este el doctor a cargo era Jerome Brown. ¿Un error? Tal vez, pero este era un error demasiado grande que le podía costar la carrera a alguien. Soltó un suspiro, tal vez su padre atendía a Oliver  para ayudar a Jerome por ser nuevo para después soltarle las riendas. Sí, debía ser eso. Salió de su oficina y caminó por el edificio buscando a James, lo encontró saliendo de una habitación con unas medicinas, tan pronto lo vio el chico de labios acorazonados le sonrío y caminó hacia él. — ¿Sucede algo?—Preguntó con tono dulce. Matthew le devolvió la sonrisa.     —Voy a ir a aislamiento a visitar a Oliver Beckham y necesito que alguien me acompañe. —Por supuesto—Sus ojos brillaron, entró apresurado a una habitación y dejo los medicamentos allí— Vamos. Matthew se encaminó y James le seguía. —James— El chico lo miró— ¿Mi padre era quien suministraba los medicamentos a Oliver ?       —Sí, su padre siempre era quien lo trataba. Los enfermeros que iban allí solo entraban con autorización de su padre. —Oh—Se mordió el labio—, ¿sabes por qué en el historial figura el nombre de Jerome como el doctor? James se sorprendió. — ¿El nombre del doctor Brown figura en el historial de Oliver Beckham?—Matthew asintió—. No lo sé, Jerome a penas lo empezó a tratar hace un par de días porque su padre el señor Williams se lo había encargado, pero antes de eso era solo su padre el doctor a cargo. Nadie más. —Ya veo.   Tendría que arreglar unos cuantos errores. El resto del camino fue en silencio, caminaron por el laberinto de pasillos hasta llegar al gélido lugar.
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