CAPÍTULO 03

2316 Words
Definitivamente dormir en una cama a la que no estaba acostumbrada, se me estaba haciendo un tanto difícil. Eran las tres de la madrugada. Se podía decir que tenía sueño pero no podía dormir, lo único que era capaz de hacer era rodar de allá para acá en mi cama, y debía admitir que era bastante molesto, no me gustaba perder horas de sueño. Bostecé mientras rodaba nuevamente y quedaba boca abajo sobre el colchón, respirando pesadamente contra la almohada. Mi primera madrugada en el departamento de unos dementes. Luego de la entrevista, habíamos arreglado unas cuantas cosas más, se podría decir que habían sido temas financieros, pequeñas reglas de la vivienda y cosas por el estilo, que luego de estar listas, lo único que faltaba era que trajera mi cosas y me instalara en, ahora, mi habitación. Empaqué todo en dos pequeñas maletas, las únicas que tenía la verdad. Cuando llegué al departamento las dejé en mi cuarto y bueno, seguían ahí. Era demasiado holgazana y además, ¿desempacar lo que había empacado ese mismo día? Qué locura más grande. Me senté en la cama y resoplé resignada. Claramente no lograría dormir jamás. Los chicos ya se habían ido a sus habitaciones, por supuesto, y debían de estar durmiendo como los ángeles dementes que eran, cada uno en su cama y roncando de lo lindo. Lo único bueno de todo esto, era que me sentía en confianza con ellos y que ahora tenía dónde vivir. Con Andy en Canadá, ¿qué iba a hacer yo? ¿Vivir en su patio trasero a la espera de que volviera? Tomé una bocanada de aire, me paré de la cama, y un segundo después me hallaba en el suelo. Me quejé, llorona, y cerré los ojos sintiéndome la chica más tarada que alguien podía conocer. Las sábanas atadas a mis piernas me habían hecho caer. Bien, esto era peor que la vez que me había tropezado por tener las agujetas de mis zapatillas desatadas. ¿Cuál era la manía con hacerme caer, Dios? Si me estaba ensayando una moraleja acerca de que con cada tropiezo debes volver a levantarte, estaba siendo muy literal, y doloroso para mí. Me desenredé de la mota de sábanas que se enroscaban como raíces a mis pies y me levanté del suelo sacudiendo levemente mi ropa. Mi pijama consistía en unos pantalones sueltos de color café y una pileta color crema manga corta. Sí, mientras que otras chicas usaban calcetines largos con pantalones cortos y chalecos que les quedaban seis tallas más grandes, que con tal conjunto se veían verdaderamente atractivas... Yo estaba ahí, con una pijama comprado en la sección de ofertas del mercado en el que compraba el pan. Resoplé echando un mechón de mi cabello, que caía en mi cara, hacia atrás. ¿Ya había mencionado que mi cabello era un desastre? Yo sinceramente lo odiaba con toda mi alma. Salí de la habitación a pasos relativamente silenciosos y me dirigí a la pequeña cocina del departamento. En mi maleta había metido unas pastillas para dormir, solamente me faltaba un vaso de agua y así quizás, lo que quedaba de noche lo podría usar en dormir y no en rodar por toda mi cama desesperadamente mientras me ponía en posición fetal alguna que otra vez, viéndome como un chancho de tierra indescriptiblemente extraño, enorme y pálido. Tan pronto entré a la cocina pude sentir como si mi corazón fuera a salirse de mi pecho. Luke rió al ver mi reacción y mi cara de espanto. -No esperaba encontrarme a nadie- suspiré llevando una mano a mi pecho intentando calmarme. Él sonrió apoyado contra la isla de la cocina. -Me di cuenta- masculló-. ¿No puedes dormir?- preguntó viéndome preocupado. Asentí mordiendo mi labio inferior, pensativa y con la mirada un tanto perdida. -¿Es muy notorio?- sonreí divertida. Él asintió correspondiendo el gesto de una manera dulce-. Eso pensaba- suspiré. -Puedo imaginar que es por culpa de la cama- dijo arqueando una ceja, como si tratara de adivinar, y de hecho... había dado justo en el clavo. -¿Cómo lo supiste?- dije un tanto impresionada-. No me digas que me dieron la habitación que tenía la cama mala. Qué malos son ustedes, tienen una mente criminal que rebasa los límites- bromeé apoyando mis codos en la isla de la cocina, quedando en diagonal con Luke. Él se rió sacudiendo la cabeza ante mis palabras. Era agradable hablar con él. -Me pasa lo mismo- confesó-. No puedo dormir en mi cama, es muy incómoda... Quisiera saber el secreto de Michael, Ashton y Calum. De seguro duermen en el suelo- dijo fingiendo seguridad. Sonreí. -Pues deberíamos intentar dormir en el piso- bromeé arqueando una ceja, divertida por lo que él mismo había dicho-. En fin, venía por un vaso de agua para tomarme una pastilla para dormir. ¿Quieres una? -¿Tienes pastillas para dormir?- preguntó frunciendo el ceño. Asentí mientras me acercaba al lavaplatos y sacaba un vaso de vidrio para llenarlo con agua de la llave. -Muchas veces me ha costado dormir sola, así que me tomo una pastilla- suspiré, haciendo una mueca de tristeza-. Se me había quitado cuando empecé a quedarme en casa de mi mejor amiga, pero ya que no vivo con ella ahora, supongo que mi maña volvió- me encogí de hombros volteando a verlo-. Deberé acostumbrarme a tomarme una pastilla cada día o acostumbrarme a la incomodidad de una cama nueva- reí. Él me sonrió levemente en respuesta. -Aveces acostumbrarse es difícil- murmuró nostálgico. No me atreví a preguntarle por qué, no tenía por qué entrometerme. Noté que se recompuso rápido-. Una pastilla para dormir me vendría bien- dijo llevando una mano a su nuca. -De acuerdo- sonreí-. Vamos, están en mi maleta- mencioné empezando a caminar afuera de la cocina. -¿Está bien que tome de tu mismo vaso?- me preguntó siguiéndome. -Sí, no te preocupes- contesté, entrando a mi habitación y encendiendo la luz. Dejé el vaso sobre el velador y abrí mi maleta empezando a buscar las pastillas-. Deben estar por aquí- mascullé. -¿Te ha gustado el departamento?- de repente preguntó, distrayéndome por un momento-. Me refiero, aparte de las camas incómodas...- se rió, haciéndome soltar una risilla a mí. -El departamento me agrada- confesé-. Además ustedes han sido muy amigables conmigo. Muchas gracias por eso, enserio- me sinceré alzando la mirada y observándolo con una pequeña sonrisa a sus ojos azules. Noté que sus mejillas se encendieron levemente y llevó su mano nuevamente directo a su nuca. Oh, Dios. QUÉ TIERNO. -No es nada- balbuceó Luke, para luego carraspear-. Además eres bastante simpática, es obvio que le agradaste a los chicos en mayoría, ya sabes. -Me alegra oír eso- sonreí un tanto torpe. Me ponía un tanto nerviosa y emocionada saber que no les había dado el aspecto equivocado, o malo, que algunos podrían ver en mí. Hice un sonido de victoria-. Las encontré- dije tomando entre mis dedos las pastillas de dormir. -Yay- festejó burlón Luke, fingiendo una gran sonrisa y haciéndome lanzarle una mirada de "muy gracioso" repleta de ironía. Saqué dos pastillas, una me la llevé a la boca y la otra se la pasé a Luke en las manos. Él me agradeció. Se la llevó a la boca antes de darle un sorbo al vaso de agua, luego me lo pasó a mí, yo haciendo el mismo gesto y tomándomela rápidamente, esperando que hiciera efecto. Tenía sueño, y con la pastilla... Tenía que funcionar, sino me lanzaba de un puente y así, con algo de suerte, descansaría por siempre en paz. Mi mente criminal trabajaba las veinticuatro horas del día, siete días a la semana, los doce meses del año. Oh, sí, en mi otra vida de seguro fui asesina serial o robé un banco en Suiza, de todos modos, acabé en la cárcel. -¿Entonces antes vivías con tu amiga?- habló Luke de repente. Asentí mientras me sentaba en el borde de mi cama y él a mi lado-. ¿Y qué pasó? -Se va a ir a vivir a Canadá- dije poniendo los ojos en blanco, suspirando-. Egoísta- bromeé, haciéndolo reír ligeramente. Volteé a verlo mientras sonreía. -A Canadá. Mira, qué mala al no haberte llevado con ella- dijo siguiendo mi juego, apoyándome por lo menos. Me encogí de hombros haciendo un puchero. -Ella es muy mala- mencioné-. ¿Cierto que debería llevarme, por último, encerrada en la maleta? Él rió. -Completamente de acuerdo- dijo sacudiendo la cabeza y asintiendo en mi dirección. -Sí...- alargué haciendo una mueca-. Digo, al menos llevarme en esta jaula por animales gigantes. Pude haberme hecho pasar por un gato- resoplé frunciendo el ceño y asintiendo con la cabeza, luciendo convencida. Luke rió de nuevo por mi dramatización. -Estás loca- bufó divertido golpeando suavemente la parte de arriba de mi cabeza. -¿Loca?- dije incrédula, quizá exagerando demasiado en mi tono lo que lo hizo reír más-. A ustedes les falta un tornillo, un gran tornillo- hablé enfatizando en la penúltima palabra. -Eso no te quita lo demente- se encogió de hombros riendo, contagiándome a mí además aquella risita dulce y amigable-. ¿Y te gusta tu habitación?- preguntó de repente. -La cama...- mascullé con una mueca, brincando sentada sobre ella unas pocas veces-, no es muy cómoda. -Me di cuenta- puntualizó sin quitar la sonrisa de su rostro. -Y las paredes- añadí-, se sienten vacías. No pude traer los pósters que tenía en mi habitación porque se romperían todos, además no estaban en las mejores condiciones para sacarlos sin ser rotos. -¿Tenías pósters?- me preguntó curioso él. Asentí emocionada por el tema de la conversación. -Tenía uno de "Green Day" y uno de "Nirvana" que logré sacar de mi habitación sin que se rompieran, pero esos los pegué en la habitación que compartía con mi amiga cuando me fui a vivir con ella- especifiqué-. Los demás, siguen en mi cuarto en la casa de mis padres, si es que ellos no los han sacado todavía. -Te gustan demasiado esas bandas. Bueno, son las mejores de todas- comentó, gruñendo al final por haberse echado hacia atrás en mi cama. Ahora se hallaba recostado aunque sin quitar su mirada de mí-. Si quieres te puedo dar unos. -¿Enserio?- dije sin aliento. -Claro. Hay unos cuantos guardados en la sala de ensayo, te los voy a traer cuando pueda, son pósters de varias bandas- dijo, y vaciló por un momento, distraído-. Eran de una amiga- concluyó con nostalgia. Oh, vaya. -Pero bueno, dudo que ahora le sirvan, así que ¿por qué no? Te los traeré a ti mañana- dijo palmeando su estómago. -Gracias- murmuré tímidamente. Él me sonrió, dulce, y volteó su cabeza, para luego formar una expresión de sorpresa. -No puede ser. ¿Tienes esto?- dijo tomando mi jockey de Nirvana. Asentí divertida mordiendo mi labio inferior. Se lo puso-. ¿Cómo me queda? -Te queda muy bien- contesté sacudiendo la cabeza-. Lo tengo desde hace tiempo. -Está lindo. ¿Quién te lo regaló?- mencionó sacándolo de su cabeza y admirándolo encantado. Me quedé callada por un momento, avergonzada, y al final, al no poder inventar o recordar nada, tuve que decir la verdad. -No lo recuerdo...- murmuré, haciéndolo reír. -Tienes una pésima memoria- bromeó. Yo resoplé. -Lo sé. Pero bueno, al menos lo tengo, y a mí me gusta, así que por mí no hay problema- dije sencilla dejándome caer de espalda contra la cama también, quedando al lado de Luke. -Me gusta. Dámelo- bromeó. Negué con la cabeza riendo-. En fin, que igual me lo voy a robar- dijo volviendo a ponérselo y sacándome la lengua burlonamente. -Si me lo robas, te lo tendré que robar a ti- respondí tranquilamente. -Eso es trampa- se quejó, sacándome una risilla de mi garganta-. Además si me lo robaras luego de yo habértelo robado, te lo tendría que robar de nuevo, por tramposa. -Eres un ladrón- resoplé divertida. -Lo sé- dijo sin modestia o problemas, haciéndome sonreír. Un segundo después bostezó-. Un ladrón con bastante sueño. Al parecer la pastilla sí funciona. -Por algo se llaman pastillas para dormir- me reí libremente. Suspiré, mirándolo directamente a los ojos-. La verdad a mí también me está entrando el sueño. La cosa aquí, es que no sé si podré dormir tranquila- murmuré haciendo una mueca. -Ni yo. Ven, será mi almohada- dijo sencillo, atrapándome fácilmente entre sus brazos, rodando extrañamente por la cama y apoyando finalmente su mentón sobre mi cabeza, quedando yo encarcelada en sus brazos mientras nuestras cabezas tocaban la almohada y nuestras piernas quedaban cercanas a los pies de la cama. Con suerte había alcanzado a soltar un "hey" en queja durante el proceso. Eso había sido verdaderamente rápido. Y ahora me encontraba bajo un gigante. Oh, bien. -Eh, Luke- dije picoteando con mi dedo índice su estómago. Era lo único que alcanzaba-. Luke, suelta. Él no se inmutó. Segundos después pude sentir cómo su respiración se volvió pesada. ¿Qué? ¿Se había quedado dormido? ¿¡Qué!? Resoplé, intentando no ponerme nerviosa. No podía ser verdad que se había quedado dormido abrazándome. ¿Tendría que pasar a su lado toda la noche? No lograría dormir nada, absolutamente nada. Apenas lo conocía, sí, le tenía confianza, pero no tanta como para dormir con él, con suerte había dormido una vez con alguien, y había sido con mi mejor amiga Andy. ¿Qué iba a hacer? Por los nervios, no lograría descansar absolutamente nada. Cerré mis ojos intentando buscar una manera de zafarme del agarre de Luke sin despertarlo. Pero en menos de lo que me di cuenta, mi respiración empezó a ser calmada y sentí cómo caía lentamente en un profundo sueño, sin siquiera ser capaz de volver a abrir los ojos para escaparme de sus brazos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD