NINFOMANA

1534 Words
╰⊱⭐⊱╮ AXEL ╭⊱⭐≺ Estoy en shock, esa mujer ha hecho de las suyas, no entiendo cómo es que en poco tiempo haya hecho tal drama, fingir ser mi esposa y aparte de eso, comió alimentos, como para tres personas y bebió bebidas de las más costosas que hay en el barco. —Ella lo dijo, también, que usted había peleado con ella y por eso se mudaba, lamentablemente no hay camarotes disponibles. —¿Cuál es nombre de ella? —No lo sé. Ella solamente se presentó como su esposa. —muy astuta, ¿Quién demonios la envió? Con esta información regreso al camarote, abro la habitación secreta y la veo despierta, recorriendo el sitio, cierro la puerta con seguro y ella se exalta al verme. Mis ojos penetrantes la ven sin expresión alguna, es momento de que tengamos un diálogo profundo, de lo contrario no la tendrá fácil. —¿Por qué estás aquí? ¿Qué es lo que buscas? —Yo no soy una mala persona, necesitaba ayuda y lo elegí al azar. —No te creo, es mejor que hables con la verdad antes de que te entregue a las autoridades del barco. ¿Por qué debería confiar en ti? —Tú abusaste de mí, o se te olvido. —Es tu culpa, tú fuiste la que se me metió en la cama. —Sea como sea, ahora tienes que responsabilizarte de mí. —¿Qué demonios? —¿De qué hablas? —Ahora yo soy tu mujer… —Te has vuelto loca, tú no eres nada mío. —Bueno, ya veo que eres un canalla que abusa de jóvenes inocentes, Dios no quiera que yo cargue un bebé tuyo. —mi estruendosa carcajada se dejó oír con el eco de la habitación. —Olvídate de eso, me protegí, no soy un niño para ser engañado de esa manera. —Qué bueno, me has quitado un peso de encima, pero igual o te haces cargo de mí o me dejas como estaba antes. —ella me desafía, ¿de dónde salió esta mujer? —No sé qué incoherencias estás diciendo, si es una broma es mejor que te detengas. —Está bien, no nos hagamos chibolas, mejor siéntate y escúchame. —Está bien, voy a escucharte. —me senté y ella camina de un lado a otro como si estuviera analizando cada palabra que va a decirme. —No quieres hacerte responsable, y yo actualmente no tengo a dónde ir, no tengo dinero, ni familia. Que te parece si me contratas como tu empleada, no sé, hacer nada, pero te aseguro que aprendo rápido. —¿Cómo fue que subiste al barco? —Tengo mis medios, solamente eso te diré. —¿Cuál es tu nombre? —Freya… —yo esperando el apellido. —Freya, que… —Simplemente, Freya, no tengo apellido, algunas personas nacemos sin apellidos. —Espera, ¿Crees que voy a creer en tus palabras, me suenas a estafa, hasta ya no estoy seguro si eras tan pura como presumes? —Como te atreves a ponerme en duda, tú fuiste el primero, ningún hombre me había tocado antes, te lo juro por la memoria de mi madre que en paz descansa. —¿Tu madre está muerta? —Sí, ella falleció hace mucho. —¿será verdad lo que dice? No puedo confiar en nadie. —Sin un apellido no puedo contratarte, además no sabes hacer nada, no sé en qué puedo utilizarte, de no ser en la cama. —Estás loco, yo no soy ese tipo de mujer. —ella se cubre los pechos, sonrió ante su acción. —¿Por qué dijiste que eras mi esposa? —Ah, eso, es que no tenía dónde dormir y fuiste el que me llamó la atención. —Afortunado yo… —es un sarcasmo. —En este momento necesito de su ayuda, realmente no tengo a dónde ir, mi intención era conocer el mundo y ser libre, pero al final sigo sin poder hacerlo, me encuentro sin dinero. —me quedo viéndola, no encuentro mentira en su confesión. —Voy a creerte, pero en el más mínimo error que cometas y me doy cuenta de que me has mentido, te juro que no querrás conocer mi lado malo. —Te prometo que no seré una carga, lo único que te pido es libertad. —¿Qué tipo de libertad? —Quiero ir a fiestas, ir de compras y conocer sitios bonitos. —¿En dónde demonios estabas que no podías hacer eso? —En una jaula, atrapada como un ave. — No es creíble eso que dice, pero al enemigo es mejor tenerlo cerca. Ella me sonríe esperando mi respuesta. —Trato hecho, ya veremos en que eres buena. —Una cosa más, puedo seguir siendo tu esposa en el barco, es porque tengo privilegios. Juro que te lo pagaré. —Pides demasiado y ofreces tan poco. —Eres un tacaño de primera, asea que lo de anoche no cuenta, creo que me merezco un buen trato. —Como sea, con tal no me causes problemas. —Palabra de honor que ni siquiera sabrás que existo. —tengo un mal presentimiento. Las vacaciones siguieron, ella se esfuerza por ser útil, pero en realidad ella es un desastre andando, me he tenido que cambiar varias veces, me ha dejado caer vino, café encima de mí, no sé si estrangularse una buena vez. Estoy acomodando mi camisa cuando ella entra apresurada al camarote, su pie se enreda en el otro y está por caer de dientes sobre la madera del barco. —Ten cuidado. —la logré sostener. —Gracias, no me fije, es que venía a avisarte que el capitán desea hablar contigo. —¿Qué quiere? —Juro que no es mi culpa. —¿Qué has hecho? —inconscientemente pongo mis manos en mi cintura. —Por accidente tiré uno de esos flotadores que hay amarrados a un lado, es que tenía curiosidad y la solté por accidente, te lo juro. — ¿Cómo llegaste hasta ahí? —Solita, vague por el barco y eso me llamó la atención, agarre una soga y se soltó… —Hay Freya, mejor quédate aquí. —No, yo te acompaño, vaya que inventen cosas de mí. —esta chica es un dolor de cabeza. Me toco pagar su desastre, les dije a mis escoltas que no la dejaran salir del camarote, pedí una botella de vino blanco. Tome para relajarme, no sé qué demonios estoy haciendo, tan salado me encuentro al encontrarme con ella. Regrese al camarote, me tome solamente una botella, ellos me dicen que ella no ha salido. Entro y la veo dormir, con un camisón arriba de la rodilla, la sabana le cubre su cabeza. Mi amigo se pone firme al ver su erótica pose. Con cautelosos pasos, la observo con lujuria mientras está bajo mi sabana. Un destello de deseo atraviesa mis ojos, deseando un encuentro apasionado, me acerco y me siento a la orilla de la cama, el aire vibra con anticipación. Su piel es suave y sedosa, mi mano acaricia su pierna. —Eres tú, ¿por qué me tocas? —Eres tan tentadora. No puedo resistirme. —beso, su rodilla. —¿Estás ebrio? —Estoy cuerdo, déjame tomarte de nuevo… —ella se ve confundida. No le doy tiempo de reaccionar y en un arrebato la atrapo en un beso apasionado, sus labios se encuentran como un suspiro en la noche. El tiempo se detiene, y en ese instante el deseo desenfrenado nos abraza y nos hace perder la cordura. Ella me empuja hacia un anhelo irrefrenable. Nos hicimos uno en la cama, quitando de en medio de nosotros la sábana que nos separaba. Ella me cabalgó de una forma colosal. He tenido sexo con mujeres hermosas, de piernas largas y una cintura diminuta, con un rostro hermoso. Sin embargo, con esta mujer todo es fuego puro, me quema los huesos. Haciendo que la desee más, rompiendo mis barreras con facilidad. ¿Quién eres? —Muévete más nena… —¡Mm! Estoy ardiendo por dentro. —Yo también, no te detengas, sigue cabalgándome. —Es fantástico tener el control. Ella se excita con intensidad, buscando su propio placer y de paso dándome el mío. Con ella una vez no es suficiente, quiero exprimirla y dejarla exhausta que no pueda caminar el día siguiente. Sin embargo, al final el que termina fatigado soy yo. Es como una tempestad que una vez comienza es difícil detenerla. No podía más, primera vez que me siento cansado, ella besa mi cuello, aún está encima de mí, quiere seguir, no puedo más. —Descansa. —No estoy cansada, quiero más. —Mañana, es mejor que descansemos. —¿Te estás dando por vencido? —Nena de donde sacas tantas energías. —Me gusta esto, es algo mágico lo que se siente, lástima que dura muy poco. —Se llama orgasmo y es una corriente que te sacude por poco tiempo. —Yo quiero que se prolongue, puedes hacer eso. —Hoy no… —me quedo tumbado, ella se mueve cada vez que habla, haciendo que me duela hasta el núcleo.
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