Capítulo 16: Expresión de su amor

3301 Words
≻───────── ⋆ ⋆ ─────────≺ Las cosas en la estación se habían complicado más de lo esperado, así que Kailer llegaba algo tarde a buscar a Jayden. Afortunadamente, hablaron poco antes, y el chico le aseguró que todo estaba bajo control, ya que tampoco había terminado su trabajo en la clínica. Cuando finalmente concluyó, se dirigió hacia la clínica y, de camino, su lobo interior sintió una inquietud atemorizante, despertando una alerta que no pudo ignorar. Al llegar a la clínica, una situación desconcertante lo recibió, haciendo que su corazón latiera con fuerza. A pocos metros, observó a una figura solitaria en el suelo, temblando de miedo. Las piernas de la persona temblaban incontrolablemente. Kailer notó cómo sus manos se aferraban con fuerza a la ropa, buscando consuelo en la oscuridad que la rodeaba. Los dedos, tensos y blancos, reflejaban la intensidad del terror que corría por sus venas. El corazón de la persona parecía querer escapar de su pecho; podía escucharlo latir con una rapidez aterradora. Cada inhalación resonaba con dificultad, como si el aire estuviera cargado de un miedo sofocante. Kailer percibió el sonido entrecortado de la respiración, casi ahogada por sollozos silenciosos, revelando la lucha interna de la persona por mantener la compostura. —¡Kailer! —En medio del resonar intenso de sus latidos mezclados con sus ahogados lamentos, el grito ensordecedor de Jayden lo hizo temblar. Bajó del auto y corrió hacia su compañero. Sin dudar un segundo, tomó al chico entre sus brazos y esparció un poco de sus feromonas buscando tranquilizarlo. —Jay, aquí estoy. —Kailer —susurró y se enterró en su pecho. —Tranquilo, aquí estoy —lo consoló—. Perdón por llegar tarde. —Kailer. —Aquí, Jay, siénteme. —Al notar que Jayden no reaccionaba lo apartó un poco para que pudiera verlo a los ojos—. Mírame, soy yo. No te dejaré. Los ojos de Kailer se encontraron con los de Jayden, y en ese instante, capturó un destello de desesperación profunda. Sus labios temblaban, incapaces de articular palabras coherentes, y la expresión facial reflejaba un dolor que iba más allá de lo físico. Era el miedo en su estado más puro, el tipo de miedo que paraliza cada fibra del ser. —Él está aquí, Kailer, lo sé, pude sentirlo. Kailer podía sentir la vulnerabilidad emanando de Jayden. Cada centímetro de su cuerpo estaba sumido en un temor palpable, una ansiedad que envolvía su ser como una sombra sin rostro. Kailer, desde su posición, solo podía ser testigo de la intensidad de las emociones que agobiaban a su compañero, mientras el miedo se convertía en una presencia tangible en ese momento. Quería ayudarlo, deseaba cambiar de lugar con Jayden para que jamás tuviese que volver a sentirse de esa forma, pero sabe que es imposible, nadie puede arrancar ese sentimiento de Jayden y menos en este momento. —¿Quién? —preguntó, aun sabiendo quien era la única persona que podía causar que su compañero se pusiera de esa manera. —Él, Kailer, Ezra. Kailer experimentó una mezcla abrumadora de emociones cuando escuchó ese nombre salir de los labios de Jayden. Un odio profundo, visceral, se apoderó de él al recordar la historia atroz que su compañero compartía con esa persona, la misma que había causado tanto daño a Jayden en el pasado. Cada sílaba resonaba en su mente como un eco desagradable de un pasado doloroso que habían tratado de cerrar. Kailer sabía que ese hombre podría aparecer en cualquier momento, es más, él lo había estado esperando, pero en un momento de descuido, permitió que ese hombre se acercara tanto a Jayden. La culpa se mezclaba con el odio dentro de Kailer; sabía que podría haber hecho más para proteger a Jayden de esos recuerdos dolorosos y evitarle el miedo de sentir al hombre tan cerca. Aunque se esforzaba por ser un apoyo constante, la magnitud del dolor que emanaba de Jayden al poder sentir el olor de ese hombre lo dejaba impotente. —¿Puedes sentirlo también, cierto? Su olor —se apresuró a preguntar—. ¿Lo sientes? No estoy loco; es él, está aquí. Puedo sentirlo mirándome —sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y determinación, mientras sus manos temblaban al intentar encontrar las palabras adecuadas. —Tranquilo, Jayden, nadie puede herirte —murmuró atrayéndolo hacia sí. Cauteloso, Kailer inhaló profundamente, escudriñando el ambiente en busca de algún indicio de Ezra. Aunque la atmósfera parecía cargada de una energía extraña, aun así, no podía afirmar que fuera el hombre. —¿Me crees, verdad? —preguntó alejándose del hombre. Jayden se encontraba en un estado de desesperación evidente, casi parecía que había perdido la cordura. Su mirada ansiosa buscaba desesperadamente la conexión con Kailer, queriendo transmitirle la urgencia y la certeza de sus palabras. Temía que su propia cordura lo hubiese traicionado y que todo esto fuera una manifestación de su propia locura. —Mmm, también pude sentir su olor —afirmó—, pero ya se ha ido; tranquilo. Solo concéntrate en mí. —Jayden murmuró algunas palabras inentendibles y Kailer solo pudo susurrar palabras tranquilizadoras para él hasta que un punto Jayden perdió la conciencia. Las emociones que habían experimentado habían agotado por completo su energía, y su cerebro se desconectó, apagando todo su sistema nervioso. Kailer, sintiendo el peso del dolor y la culpa, tomó a su compañero entre sus brazos con delicadeza y lo llevó hacia la camioneta. El dolor que experimentaba al ver a Jayden en ese estado era abrumador, y se sentía impotente y, al mismo tiempo, culpable por no haber podido protegerlo. Al subir a la camioneta, Kailer no dudó en atraer a Jayden hacia su cuerpo, abrazándolo con fuerza, quería transmitirle que él era su refugio, que mientras estuviera junto a él, nada podría lastimarlo, pero eso no parecía funcionar, Jayden sollozaba entre sus brazos, su ceño se encontraba fruncido y de cuando en vez suplicaba por no ser lastimado. Antes de partir hacia la manada, llamó a los chicos y les dijo que revisaran todo los alrededores en búsqueda de alguna pista. No dio mucho detalles, pero estaba seguro que ellos sabrían que hacer. El rostro de Kailer reflejaba una mezcla de preocupación y miedo mientras avanzaba por el camino, sintiendo el calor de Jayden a través de la ropa. En el trayecto, el abrazo se volvía más firme, como si pudiera transmitir fuerza y alivio a través de ese gesto, pero esto era imposible, aun no se habían reconocido como compañeros y ninguno poseía la marca del otro. Kailer deseo no haber sido tan cobarde y platicar con Jayden lo de la marca nuevamente, pero su miedo de ser rechazado lo llevó a ignorar este hecho durante meses. Condujo desesperadamente hacia la manada sin soltar a su compañero, sintiendo en todo el camino cómo el cuerpo de Jayden perdía fuerzas, y de a poco su fiebre iba en aumento. Al llegar a la manada, el ambiente estaba cargado de tensión y preocupación. Los demás integrantes se acercaron para evaluar la situación, pero la mirada de Kailer era solo para Jayden. Sin medir palabras con nadie, tomó en brazos a su compañero y lo llevó hacia la pequeña enfermería que tenían en la manada para después colocarlo en una de las camillas. —Déjame revisarlo —pidió Maeel, acercándose un poco a Jayden —Te lo dejaré a ti. —Kailer conocía muy bien la condición de Jayden y entendía que esos episodios no ponían en peligro su vida, pero eso no evitaba que su corazón latiera con miedo al ver a su compañero de esa forma. Tomándose unos segundos para observar a Jayden, Kailer besó su frente y se apartó de él, prometiéndole que volvería pronto. —Bien—Maeel tomó una vía y se la colocó a Jayden antes de suministrarle un antipirético. Kailer enfrenta una pequeña guerra interna entre la indecisión de dejar a su compañero o quedarse con él. Ciertamente, no tenía ganas de dejar solo a Jayden; quería estar con él todo el tiempo, y que el chico, aunque no estuviera consciente, pudiera sentirlo a su lado. Sin embargo, había algo importante por hacer; debía hablar con Minsaik, Chad y Sehan sobre lo que estaba sucediendo con Ezra. Hasta ahora, Kailer había respetado el pasado de Jayden, guardando silencio sobre los eventos traumáticos que habían marcado su vida. Pero ahora que Ezra había aparecido y no podía callar más, la lucha con la manada de ese hombre estaba por comenzar, y todos debían estar al tanto. Kailer miró una vez más a su compañero antes de salir de la habitación. Fuera de esta, lo esperaban Chad y Sehan, quienes estaban pendientes para recibir órdenes de su parte. Kailer no deseaba apartarse demasiado de su compañero, así que simplemente habló con ellos allí mismo. —¿Cómo está? —Sehan estaba evidentemente preocupado. —No lo sé; Maeel le colocó un antipirético para bajar su fiebre. —¿Qué lo causó estaba vez? Kailer gruñó. —Ezra. —¿Estás seguro? —La pregunta de Chad fue formulada con algo de incredulidad. —¿No lo sintieron ustedes mismo? Todo los alrededores de la maldita clínica estaba impregnado en su ahora. Ese maldito. —¿Estás seguro que se trata de él? —Claramente habían podido sentirlo. En el momento en que Kailer los llamó y los hizo ir a investigar la clínica, supieron que algo no estaba bien. En el instante en que llegaron, pudieron sentir que el aire estaba cargado de una presencia intensa. Su instinto le advirtió que algo había cambiado, que una nueva fuerza buscaba dejar ver su dominio. El aroma era penetrante y se aferraba a sus sentidos, como si hubiera dejado una huella imposible de ignorar. Se podía sentir la intensidad de la declaración que el alfa había dejado impregnada en el aire. No era solo una batalla por el territorio; era una lucha personal, el hombre quería hacerle notar que estaba allí para recuperar lo que era suyo. Evidentemente, eso no fue solo una advertencia para Jayden, sino también para Kailer. Sin embargo, ¿quién podía asegurar que fuese realmente Ezra? —Jayden me lo dijo antes de desmallarse—los dientes de Kailer estaban apretados, la desesperación de las palabras de Jayden aun hacía eco en sus recuerdos—. Ese fácil para él reconocerlo, hombres es su Khione. —¿Qué? —fue lo único que alcanzaron a decir. Chad y Sehan intercambiaron miradas cargadas de incredulidad al escuchar la noticia. El aire pareció volverse denso, y un escalofrío recorrió sus espaldas al comprender la gravedad de lo que Kailer acababa de revelar. —¿Cómo puede ser eso posible? —Lo es; el Gran Lobo no confirmó. Kailer les narró un poco de lo que habían vivido hace unos meses. Aunque al principio intentaron recriminarle por no pensar en las consecuencias de sus actos, lo cierto es que ellos hubieran hecho lo mismo si sus compañeros estuvieran en la posición de Jayden. No tenían duda al respecto. Un resolutivo destello reemplazó la incredulidad inicial, y la voluntad de proteger a los suyos se manifestó en cada línea de sus rostros. —Erza destruyó la vida de mi compañero de formas que jamás lograrían imaginar, lo dañó física y emocionalmente. Han pasado años y Jayden no ha podido recuperarse de ello. Ustedes mismos han visto —señaló la habitación como si quisiera dar a entender su punto—, todo esto es obra de Ezra. Ahora entendían un poco más el comportamiento de Jayden y lo terrible que podría haber sido su pasado. Sus puños se cerraron con fuerza, y sus expresiones se volvieron severas. La mera existencia de un Khione y la idea de lidiar con una criatura tan maligna avivaron el fuego que ardía en ellos. —Buscamos en los alrededores de la clínica, pero no pudimos seguir su rastro. Ese hombre supo ocultarse muy bien; las cosas no serán tan simples ahora, Kailer. —Ellos habían estado lidiando con Calen todos estos años, pero este hombre era tres veces peor. —La forma en que sus feromonas estaban esparcidas, ese hombre no solo le estaba advirtiendo a Jayden de su presencia, Kailer; esto era una advertencia para ti —se tomó unos segundos para encontrar las palabras adecuadas para decir, pero sabía que lo que diría a continuación no hay forma de apaciguarlo—. Ese hombre vino a recuperar lo que una vez fue suyo. Kailer se sintió consumido por una furia oscura en el momento en que le comunicaron que alguien había regresado para reclamar a Jayden como su posesión. Su gruñido fue bajo y retumbante. Una mezcla tóxica de celos e ira brotó en su interior mientras intentaba mantener la compostura. Sabía que no podía considerar a Jayden como una propiedad; sin embargo, la esencia posesiva de su lobo persistía, enmarcando sus pensamientos con un rincón oscuro y territorial. La sensación de que Jayden le pertenecía de alguna manera estaba arraigada en su corazón y la idea de que alguien más quisiera reclamarlo le resultaba insoportable. —Jayden es mi compañero —afirmó—, nunca le perteneció y nunca lo hará. Moriré antes de permitir que ese hombre le ponga un dedo encima de nuevo. —Dinos qué debemos hacer. —Chad y Sehan están completamente dispuestos a seguir las órdenes de Kailer sin titubear. La conexión que tienen con el hombre va más allá de ser solo conocidos; al ser su beta y delta, tanto Chad como Sehan están conectados a él, creando un vínculo de lealtad inquebrantable, y harán todo lo posible por proteger a Jayden ya que eso significa proteger la vida de Kailer. Al terminar de instruir a los chicos, Kailer volvió a la habitación y tomó asiento junto a su compañero. El semblante de Jayden había mejorado bastante y, aunque aún seguía dormido, la fiebre había disminuido. —Él está bien, ahora—informó Maeel—. Lo que le sucedió es un mecanismo de defensa que hace que nuestro cerebro “se desconecte” cuando nos encontramos ante una situación límite que sobrepasa nuestros recursos psicológicos para afrontarlo. —¿Esto puede traer un problema a largo plazo? —Mmm. Sería bueno que pudiese ser atendido por un especialista. —Lo hablaré con él cuando despierte. —Bueno. Si necesitas algo más, puedes llamarme. Kailer no despegó la mirada de su compañero en ningún momento; simplemente se quedó allí, sosteniendo su mano. No podía creer que estaba viviendo esta experiencia nuevamente. La primera vez que vio a Jayden en ese estado, solo deseaba comprender qué o quién estaba causando tanto dolor a su compañero. En aquel momento, las emociones le abrumaron, y la urgencia de entender se mezcló con la impotencia de no poder ayudar más. Ahora lo sabe y siente la misma urgencia de entonces: poner fin a lo que está dañando a Jayden. Con gran cuidado y sin perturbar la vía intravenosa que Jayden tenía en la mano, Kailer se acostó a su lado, atrayendo a su compañero hacia su pecho. Jayden, de manera inconsciente, se sumergió en el calor del cuerpo de Kailer e inhaló cada una de sus feromonas. El ceño fruncido de Jayden desapareció, y su cuerpo se relajó por completo. Kailer pasó toda la noche ideando una solución para alejar a Ezra de Jayden, y la opción que consideró fue la misma que lo llevó a presenciar por primera vez, el episodio de Jayden. A la mañana siguiente, los rayos del sol se filtraron tímidamente por las cortinas entreabiertas. Kailer despertó con la sensación cálida de Jayden todavía acurrucado contra su pecho. El rostro de Jayden lucía más sereno, como si la tormenta que lo había atormentado durante la noche hubiera cedido. Jayden, aún somnoliento, abrió los ojos lentamente. Kailer, que había permanecido a su lado toda la noche, le sonrió con ternura. —¿Cómo te sientes? —preguntó Kailer, acariciando suavemente la mejilla de Jayden. Jayden parpadeó varias veces sin comprender lo que estaba pasando, miró a su alrededor y se sorprendió al saberse en un cuarto de hospital. —¿Qué sucedió? —Kailer explicó calmadamente todo lo que sucedió anoche y se aseguró de calmar el miedo que se fue reflejando en la mirada de su compañero a medida que narraba lo sucedido. —Jayden, Maeel mencionó que podría ser útil que hables con un especialista. —Lo hago—murmuró—. He estado yendo a terapia. —¿Por qué no me habías dicho? —No quiero ser una carga para ti, Kailer. Por eso le pedí a Maeel que lo mantuviese en secreto. Kailer tomó su mano con firmeza. —No lo eres, Jayden. Somos compañeros, y estoy aquí para apoyarte en todo. —Jayden asintió con una expresión agradecida. —Gracias. —Jayden… he estado pensando en cómo mantener a Ezra lejos de ti, y puedo entender que mi decisión te cause temor, pero es la única manera. No soporto verte sufrir y no soporto sentirme tan vulnerable, solo de pensar que ese hombre se siente con el derecho de tener tal dominio sobre ti —hizo una pausa al sentir cómo Eryx estaba por tomar el control de sus emociones—. No me siento seguro. —¿Qué quieres decir? —Ya lo hablamos una vez, quiero que lo consideres—no fue claro, pero Jayden lo entendió. —¿Quieres marcarme? —No solo quiero marcarte, quiero reconocerte como mi compañero delante de todos, que la manada sepa que su Luna ha aparecido. —Kailer, yo no… —Y si no te sientes bien siendo marcado por mí, no me importa dejar que tú lo hagas conmigo. —Jayden sintió una mezcla intensa de sorpresa e incredulidad en el momento en que esas palabras salieron de la boca de Kailer. Los alfas siempre han llevado consigo el orgullo y la firme convicción de que nadie más tiene el control sobre su cuerpo, especialmente en lo que respecta a las marcas, dado que es un acto que simboliza el dominio y la posesión. Sin embargo, Kailer, su compañero, le ofreció la oportunidad de ser él quien le de la marca, desatando una tormenta de emociones en el interior de Jayden. Como beta, siempre ha sabido de la jerarquía natural que existe en la manada. Los alfas marcan a los betas, no al revés. Pero ahora, Kailer estaba desafiando esa norma establecida, permitiendo que Jayden tomara las riendas de un acto que generalmente estaba reservado para los líderes de la manada. —¿Lo dices enserio? —Cuando estoy contigo, soy la persona más sincera del mundo. —El corazón de Jayden comenzó a latir con fuerza, como si intentara escapar de su pecho. La idea de la marca siempre le había generado una profunda ansiedad y Kailer, al comprender su temor, estaba dispuesto a cederle el control. Jayden miró a Kailer con una mezcla de gratitud y asombro. Aunque la decisión era abrumadora, también era liberadora. La confianza depositada en él por Kailer hizo que se sintiera valorado y respetado de una manera que nunca había experimentado antes. Entonces, a medida que procesaba la situación, Jayden se dio cuenta de que este acto no solo cambiaría su relación con Kailer, sino que también era una expresión profunda de su amor y compromiso mutuo. ¿A esto era lo que todos se referían cuando le decía que el amor es totalmente diferente a lo una vez le enseñaron? No está seguro, pero le hace sentir bien. —Kailer, sí quiero marcarte—afirmó un poco avergonzado—, pero también quiero ser marcado por ti. ≻───────── ⋆ ⋆ ─────────≺
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