"Le temo al Amor"

Capítulo 12: Yo soy la justicia

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Kailer escuchó cuidadosamente las palabras de Jayden y en cada una de ellas se rompió. Aunque la verdad está ante sus ojos, Kailer se niega a aceptarla. Han destruido tanto a su compañero que incluso se atrevieron a arrebatarle lo más preciado. Todo su cuerpo está tenso, no solo por el odio que siente en ese momento, sino también porque se siente importante. Si tan solo lo hubiera conocido antes, Jayden nunca tendría que pasar por eso. Es tonto pensar de esa manera, dado que hace unos pocos años atrás, él también estuvo en su propia guerra. Pero siente que lo que él vivió jamás se va a comparar con las vivencias de su compañero.

—Todavía las tengo, ¿sabes? —se alejó de él y llevó sus manos a su frente, masajeándola un poco—, las pesadillas —aclaró— son parte de mí y no me dejan descansar por la noche —miró directamente a Kailer a los ojos—. Aunque salí de la manada y tengo libre albedrío, nunca me he sentido en libertad. Soy preso de las pesadillas y del miedo que siento al saber que mi compañero algún día podrá encontrarme y terminará asesinándome —Jayden no midió sus palabras y dijo sin pensar, pero fue demasiado tarde para retractarse.

—¡Él no es tu compañero! —gruñó un poco molesto al escucharlo llamar al otro hombre de esa forma.

No sintió miedo, y dijo:

— Estuve tan perdido durante años, sin papeles, sin dinero, sin vida. Pero luego conocí a Lucy, ella me ayudó demasiado —sonrió con tristeza al recordar a la mujer.

Lucy lo vio en la calle y le tendió una mano, lo alimentó y lo abrigó sin pedir algo a cambio. A Jayden le costó mucho confiar en ella, pero meses después aceptó trabajar en el restaurante de la mujer y poco a poco fue encariñándose con ella. Lucy le comentó que Jayden le hizo recordar a su difunto hijo. La mujer sintió que Jayden fue el pago que la vida le dio por arrebatarle a su hijo, así que al verlo en condición de calle siendo tan joven, decidió ayudarlo.

—¿Dónde está ella?

—Murió —susurró—, el cáncer de Lucy hizo metástasis y no pude salvarla —cuando se dio cuenta de su enfermedad, estaba reconociendo su cuerpo en una morgue de hospital—. Nunca me dijo que estaba enferma. Si me lo hubiese dicho, la habría salvado.

—No hubieras podido hacer nada por ella, de todos modos. No te atormentes así.

—Sí podía. Hubiera desaparecido el cáncer de su cuerpo si lo hubiera sabido —se quejó.

—Jayden, solo tenías 19 años; si los médicos no pudieron salvarla, tú tampoco hubieras podido.

—¡Te dije que Anker tiene la habilidad de curar! El cáncer no hubiera sido una limitante, ¡lo sé! —Una de las cosas que más odia es que sean condescendientes con él, y las palabras de Kailer se sintieron así.

—¿Qué quieres decir?

—¿Cómo crees que pude salvarte? —Jayden está contando su mayor secreto y no se ha detenido a pensar si podría tener consecuencias—; estabas casi muerto cuando te encontré: tus pulmones habían colapsado, tenías sangrado interno y externo, uno de esos lobos desgarró tu cuello; hubiera sido imposible que vivieras si no fuera porque Anker absorbió la mayor parte de tus heridas.

—Nunca repitas eso—murmuró algo asustado y sorprendido—, nadie puede saberlo, ¿entiendes? —Jayden asintió.

—Nunca se lo he dicho a nadie—ni siquiera Theo lo sabe—, eres la primera persona.

Kailer se sintió conmovido por saber que su compañero confía tanto en él para contarle algo como eso.

—Me alegra que me lo hayas dicho—se sinceró—, pero este don puede ocasionarte problemas, debes ser muy cuidadoso—. Kailer aún no está seguro, pero si su suposición es cierta, su compañero es un lobo especial, uno del cual mucho desearán adueñarse.

—Lo sé.

Calmándose se dijo que su compañero es demasiado inteligente para saber que nunca debe decírselo a nadie.

—¿Qué hiciste después de la muerte de Lucy?

—Ella no tenía familia. Fui la única persona con quien estuvo durante años, así que me dejó su restaurante y su dinero—encogió sus hombros—, con la identidad que ella me dio, vendí el restaurante y entré a la universidad con ese dinero; el resto lo utilicé para abrir la clínica con Theo.

—¿Qué identidad?

—Al salir de la manada no traje nada conmigo, ni siquiera mis papeles, no lo necesité de todos modos, siempre cambié de nombre en cada lugar que fui—inhaló—. Al año de conocernos, Lucy me dio el nombre de su hijo—se atrevió a mirar a Kailer a los ojos—: Jayden Taylor no es mi verdadero nombre.

Kailer se sorprendió demasiado, nunca creyó que ni siquiera supiera el verdadero nombre de su propio compañero, ¿qué clase de locura era esta?

—Dime que fue legal todo lo que hiciste—pidió llevando sus dedos al puente de su nariz.

—Lo fue —se apresuró a decir—, no suplanté la identidad del verdadero Jayden. Lucy me llevó al registro y, después de adoptarme, me dio su apellido y cambié mi nombre.

Esto no solo lo hizo por la mujer, sino por él mismo. Jayden deseó terminar con todo lo que lo unía a su pasado y su nombre era una de ellas. Así que cuando Lucy le propuso la descabellada idea de adoptarlo para darle su apellido, aceptó días más tarde. Esto también pudo servir para borrar sus huellas.

—Bien —realmente no le importa si su compañero suplantó la identidad de otros; solo necesita estar preparado para todo.

—Kailer —llamó después de un tiempo en silencio—, no sé cómo sentirme ahora, ¿lo entiendes?

No, Kailer no puede entenderlo, nunca podrá entender por todo lo que su compañero tuvo que pasar; nadie que no vivió su infierno podrá entenderlo.

—“El Gran Lobo” me enseñó mi línea de vida —admitió—, vi mi vínculo unido a ti, pero no puedo aceptarlo.

El corazón de Kailer se detuvo; sabe que lo que vivió Jayden no es algo fácil, pero no está dispuesto a dejarlo ir.

—Jayden…

—Estoy roto, Kailer, y tú no mereces a alguien como yo a tu lado.

—¿De qué estás hablando? —lo tomó entre sus brazos e hizo que viera sus ojos—, no quiero a nadie más, no necesito a nadie más que a ti.

Jayden se alejó.

—No lo entiendes.

—Tienes razón, no lo hago, pero de lo que sí estoy seguro es que no hay nada en ti que pueda hacerme odiarte. Y sí, lo que viviste fue algo horrible, Jayden, puedo entender que no te sientas preparado para aceptarme, pero no puedes alejarme de ti—sin embargo, se retractó—, nunca voy a ser quien vuelva a cortar tu poder de decidir, pero dejarte ir, para mí, no es una opción.

—Entiéndelo, tú mereces a alguien mejor que yo, alguien de quien puedas estar orgulloso de amar y alguien que te ame de vuelta, y yo no soy esa persona—su corazón dolía, cada palabra que dice lo lastima, pero no se arrepiente de ellas—. Ezra terminó conmigo, solo dejó retazos de lo que fui alguna vez, y tú necesitas a alguien a tu lado que pueda amarte por completo, sin restricciones ni miedos que lo atormenten, te mereces a alguien que lo dé todo por ti, alguien que pueda amarte sin medidas, y yo no soy esa persona.

Kailer miró un segundo a su compañero antes de acortar la distancia que los separaba. No lo pensó siquiera, ni se preocupó por las consecuencias que eso podría traer; simplemente se lanzó y, tomando a Jayden entre sus brazos, unió sus labios. El cuerpo de Jayden se tensó para luego debilitarse entre los brazos de Kailer. En realidad, no puede saber qué sentimiento hay en su corazón, pero no quiere alejar al hombre, solo desea permanecer junto a él, al menos por un tiempo.

De los ojos de ambos, una pequeña lágrima se asomó.

—Me gustas, Jayden —susurró Kailer después de alagarse—, y ahora que puedo reconocer lo fuerte y valiente que eres, me gusta mucho más. No me importa que no puedas amarme; amaré por ambos y lo daré todo por ambos —lo abrazó—, si no puedes respirar, lo haré por ti; si te es difícil caminar, caminaré por ti; si sientes que te estás hundiendo, iré al infierno para salvarte. No existe nada que no pueda hacer por ti, solo permíteme hacerlo, por favor, no te alejes de mí —suplicó—. Sé que será imposible borrar todas tus heridas, que es imposible quitar de tu memoria todo lo que has vivido, pero déjame enseñarte que, a pesar de todo, sí puedes ser amado y que el amor es mucho más de lo que te han enseñado.

—Le temo al amor, Kailer —confesó en un susurro sin apartar la mirada del alfa—. En el momento en que te reconocí como mi compañero, todo el dolor y el miedo que sentía durante años volvió, recordándome lo doloroso que es amar a una persona, y yo no quiero sentir más dolor —se colocó en pie alejándose.

—Jayden.

—Lo intenté —dijo—, durante días luché conmigo mismo, preguntándome innumerables veces por qué mi corazón latía tan a prisa cuando se trataba de ti, por qué me ponía nervioso o ansioso cada vez que salía a relucir tu nombre.

En el momento en que Jayden entendió esos sentimientos, trató de negárselo, sintiéndose aterrado por la sola idea de comenzar a sentir nuevamente algo por alguien que seguramente también terminará por destruirlo. Pero entonces, día con día, Kailer le hizo sentirse diferente; no solo las personas a su alrededor tienen siempre algo bueno que decir respecto a él, sino también las acciones de Kailer poco a poco fueron abriéndose paso en la enorme coraza que protege su corazón hasta que logró tocar con la punta de los dedos su corazón. Jayden nunca lo aceptó, pero fue queriendo estar cada vez más cerca de Kailer hasta el punto de que deseó con todas sus fuerzas que el hombre fuese realmente su compañero.

—Cuando te acercaste a mí para besarme, quise gritar que lo hicieras, pero no pude. Sentí miedo, miedo a pedir por algo que jamás me he merecido y del que nunca seré digno —con firmeza, se giró para enfrentar al alfa—. En los libros que Theo me dio, encontré cómo se puede romper nuestro lazo… es lo mejor para los dos.

“Así podrás encontrar un compañero más digno que yo y no tendrás que hundirte conmigo en la miseria” pensó en su corazón.

En unos cuantos pasos, Kailer estuvo junto a él.

—¿Qué tengo que hacer para que entiendes que jamás te dejaré ir?

Si Jayden no desea una marca, Kailer está dispuesto a ser solo él quien la reciba; si Jayden siente que ser llamado compañero de alfa es demasiado, Kailer jamás les dejará saber al resto que el hombre es su compañero. No le importa cumplir las exigencias de Jayden; lo único que le interesa es que el hombre pueda ser feliz estando a su lado.

—Eres mi compañero y el único que necesito conmigo—una de las manos del alfa sostiene la nuca de Jayden, haciendo que el hombre levante la mirada, mientras que la otra está ceñida fuertemente en su cintura—. Jamás voy a forzarte a quedarte conmigo, pero nunca voy a dejarte ir. Tratando de ser más claro en sus palabras, agregó: —No te forzaré a estar conmigo, pero me encargaré de demostrarte que jamás podría hacerte daño y que puedo hacerte realmente feliz, no importa cuánto tiempo me tome.

Al principio, una parte oscura dentro de él le insistió tomar a su compañero y encerrarlo para que así no pudiera dejarlo. Kailer nunca pudo entender por qué, por más que trató de acercarse a Jayden, el hombre siempre terminó alejándolo y tratándolo con desprecio cuando él solo quería protegerlo. Pero ahora que sabe la verdad, quiere ser él quien le muestre el color más hermoso del mundo, que le enseñe a ser libre. Nunca podrá ser él quien le quite la libertad nuevamente.

—Me duele saber que tuviste que pasar por todo esto solo—el solo hecho de imaginarse a su compañero, solo y asustado, rompe su corazón—, pero eso ya no tiene por qué ser así. Sé que no confías en mí y que mis palabras no tienen validez alguna, pero te protegeré de ahora en más. Puedes descansar en mí, Jayden. Yo seré tu escudo. Dame todo tu dolor y todos tus miedos, que yo me desharé de ellos.

Jayden se quebró y, dejándose caer en los brazos de Kailer, lloró. Lloró como no lo hizo durante años, dejando salir un peso enorme de su corazón. Realmente está casado, ha corrido sin parar durante años, sin dormir bien, sintiéndose miserable todo el tiempo, estando preso de sus pesadillas y sus miedos, con esa angustia constante de tener que estar alerta porque en cualquier momento Ezra puede aparecer y llevarse todo lo bueno que ha podido construir. Y todo esto lo ha tenido que soportar solo; fue realmente agotador.

Kailer sintió temblando a su compañero y, aunque sabe que no es por el frío, no puede evitar atraer al hombre más cerca de sí y rodearlo con sus brazos, dándole calor.

—Está bien si no puedes aceptarme como tu compañero, pero no me pidas que haga lo mismo —. Jayden se alejó para poder mirarlo a los ojos.

No quiero atarte a mí, Kailer. No sé si algún día podré aceptarte como mi compañero y no mereces un amor a medias.

—He estado atado a ti desde que nací. Mi destino es contigo —sonrió para luego volverse serio—. Si no quieres aceptarme como tu compañero, mírame como tu verdugo.

—¿Qué quieres decir?

—Me vengaré por ti, haré que todas y cada una de las personas que alguna vez te lastimaron se arrepientan —prometió—. Yo soy la justicia y la haré cumplir para ti.

Kailer siempre ha preferido estar del lado de la justicia. Esa es una de las cosas por las cuales deseo ser policía. Sin embargo, después de escuchar la historia de su compañero, toda su perspectiva de la vida cambió y entendió que, en ocasiones, la justicia se puede tomar por su propia mano.

—¿Lo dices en serio? —cuestionó.

—Sólo pídemelo, haré lo que desees.

—¿Y si te pido que asesines a Ezra? —Kailer no respondió; simplemente, se dio la vuelta y caminó hacia la mesita de noche—. ¿Por qué tú…? —sus palabras quedaron atrapadas en su garganta debido a la mirada penetrante de Kailer.

La habitación quedó en silencio. Jayden pudo escuchar con claridad el tono del celular de Kailer, replicando una y otra vez hasta que fue respondido. Reconoció la voz de inmediato; era Chad.

¿Por qué lo está llamando?

¿Esta es su respuesta?

Si es así, Jayden no puede entenderla.

—Necesito que busques a alguien por mí —habló Kailer sin dejar de mirarlo a los ojos—, su nombre es Ezra Wells, líder de la manada Nyx. No importa el precio a pagar; deben traerlo ante mí.

—Está bien, pero ¿sucedió algo? ¿Es Calen de nuevo?

—Sólo deben traerlo a mí, vivo —explicó—… seré yo quien termine con él.

Los ojos de Kailer están tan llenos de determinación que Jayden no dudó en creer en lo que está diciendo… pero, ¿realmente desea hacer que Kailer ensucie sus manos por él?