Red

2266 Words
Solemos creer, que la vida estará ahí para nosotros, constantemente, día con día, estaremos aquí para ver el sol salir, o este meterse a mitad de la tarde. Solemos creer que estamos creados como el centro de atención, un par de protagonistas, quizá. Qué si con nosotros inicio la historia, quizás debería terminar del mismo modo, con nosotros.  Pero, se termina volviendo algo erróneo, la vida estaba aquí antes de que nosotros llegáramos y seguramente, seguiría aquí el día que nosotros nos fuéramos.  Estaba en la sala de la casa de Hannah, los padres de Dylan habían encontrado a Alex golpeando con fuerza el rostro de su hijo, —quien se lo merecía de un millar de formas posibles—, por lo cual estaban debatiéndose constantemente sobre llamar a la policía, pero ante las suplicas de Dylan, sobre que no lo hicieran, nos encontrábamos aquí, en la sala de la Señora Benson, esperando algún tipo de respuesta por parte de ella. —Apenas salieron de mi casa, fueron a con Dylan, a golpearlo—, señala su madre, preguntándose si se encontraba en lo correcto, ambos asentimos, mientras que la mano de Alex tenía una bolsa de verdura congelada, proveniente de su refrigerador—, ¿El tiene algo que ver con que mi hija ya no se encuentre aquí? No parecía molesta por la acción que tomamos, parecía estar tranquila, pasa sus manos por su cabello rubio y suelta un leve suspiro, nosotros terminamos por asentir a lo que ella hace una ligera mueca. —El es la razón por la cual ella escapo—, admití mirando hacía Alex, quien parecía estar dudoso de que le dijéramos. Sus labios se entreabrieron, pero antes de poder decir algo, el teléfono sonó. Dicen, que el vivir es complicado, quizá el deshacerte de la vida lo era aún más, sentía el cuerpo demasiado pesado, por no decir que si quiera sentía que fuera existente, miraba las luces de la ambulancia, quienes venían a mi rescate, esperando que no fuera demasiado tarde, —yo rogaba absolutamente lo contrario—sentía que no podía más, por lo cuál mis ojos se cerraron por completo. La voz de una chica, con voz aguda y llena de miedo, fue la que hizo que la ambulancia llegará aquí. Darian Benson, había pasado los últimos días con ella, hasta la mañana del día de hoy que decidí emprender esta acción, sin embargo, fue más que obvio que ella me encontraría. —¿Darian? Sí tu hermana… ¿Estas hablando enserio? Vamos para allá, las quiero cariño… Apenas cuelga me mira, con una leve mirada más nerviosa y con un poco de miedo incrustado en él, mordí mi lengua, a lo que ella alzo ambas cejas. —Yo… encontraron a Hannah—, menciona su madre—, Se encuentra en la misma playa en la cuál te encontrabas tu ayer… Iré hacía allá para traerla de vuelta, les agradezco que defendieran a mi niña, cualquier cosa les llamaré. Ambos asentimos, por lo cuál mire hacía Alex, ambos terminamos por levantarnos, para salir de la casa de Hannah, me sentía demasiado nerviosa por lo que pudiera suceder, mire hacía el frente y solté un suspiro lleno de pesadez. —Seguro ella se encuentra bien—, me anima Alex con una sonrisa casi inexistente, poso su mano sobre mi hombro y suspiro—, Ella siempre se encuentra bien. Las personas suelen preguntarse el porque tomas cierto tipo de acciones/decisiones, es decir, conocen a la perfección lo que eras, sabrían que eso no lo harías tú, o simplemente terminas en la idea de que no sucedería.  —Epinefrina, 1 mg, por vía IV. Las personas, creen que somos sobrevivientes, quizá lo era, me encontraba siendo sobreviviente de las acciones de un monstruo, las acciones que me llevaron al borde, o quizás era sobreviviente de una sobredosis, sentía como todas las personas a mi alrededor luchaban porque no muriera, sentía la desesperación de la paramédica que estaba frente a mí, junto con la de mi hermana que se encontraba en la ambulancia junto a mí, es curioso. Quizás no esperaba esto, o quizás quería una segunda oportunidad, o quería que todo terminará. —La estamos perdiendo, Apliquen compresiones…. Quizás nadie quiere segundas oportunidades. D o s   S e m a n a s d e s p u é s:  El ultimo año, donde las personas que están en el mismo grado que yo, debemos de escoger a que universidad queremos ir, que carrera estudiaremos y que nos deparará el futuro, el ultimo año en donde se supone, en preparatoria encuentras al amor de tu vida, los pasillos estaban llenos de personas bien vestidas y con atuendos espectaculares, lo que más resaltaba, los letreros en amarillo mostaza, con letreros que decían sobre la prevención del suici***, recordaba perfectamente, como ante lo que decidió hacer Hannah, recibimos todos correos sobre números que decían a donde llamar si necesitabas ayuda, nadie sabía que la acción la había tomado Hannah, nadie sabía que ella hace unas semanas, dos precisamente, hizo aquel intento, que afortunadamente, termino siendo solo un intento, logrando que él día de hoy, ella atravesara nuevamente las puertas de esta escuela, con el cabello rubio nuevamente, vistiendo su ropa de moda, sin ninguna sola expresión en el rostro, ni de ayuda, ni de perdición. Detrás de ella entra una chica pelirroja, que tenía una de sus cejas levemente alzadas, parecía estar pensando en que hacer al respecto con esto, mordió levemente su labio y camino en dirección contraria de Hannah. —Creí que no vendría—, espeta tranquilamente Ali recargándose junto a mi—, Nadie supo de ella todas las vacaciones. Seguramente era normal no saber nada de una persona que se encontraba desaparecida, me enderecé y miré hacía la puerta, donde entraba Dylan con una enorme sonrisa, junto a él un par de chicos, que tenían la mirada de un modo burlesco. —A veces, las personas solo necesitan espacio—, espete, mirando hacía Ali—, En fin… ¿Entonces, que tal llevas lo de tu regla? ¿Te bajo? Retomemos, que hace unas semanas ella se tomo la pastilla de emergencia, después de aquella…. Emergencia, la sonrisa de ella se hizo una mueca y solo termino por encogerse de hombros. —Soy irregular, supongo que aún hay oportunidad—, espeta tranquila, sin embargo, sus ojos desbordaban un sentimiento contrarío. —Si tu lo dices…—, murmuré, ambas caminamos en dirección del salón. Es curioso, pero a pesar de que todo era igual, la escuela se miraba cambiante, noté como la mirada de Hannah se encontraba llena de vacío, estaba fuera de sí, como si no comprendiera lo que pasaba, o si quiera si sintiera algo, parecía estar simplemente vacía.  —Bienvenidos a su ultimo año escolar—, exclama alegremente la maestra, quien tenía un par de hojas en sus manos—, Este semestre, tendrán que dar su máximo para ser admitidos a las universidades que tengan en la mira, junto con un par de actividades curriculares que mejoraran su vista ante tales escuelas. Dicho eso, se sentarán entre los promedios que tengan, para que puedan impulsarse, aún más, para que sus promedios den el mismo rendimiento que semestres anteriores y o mejoren. Siendo así, podía intuir que me sentaría con Nat, quien era del mismo promedio que yo, a diferencia que Ali, se sentaría con Dylan… A excepción de que se sentarán Hannah y Dylan juntos. —Por ende, primero, Hannah y Dylan—, espeta la maestra, a lo que la chica pelirroja carraspea. —En realidad, el promedio más cercano al de Hannah, es el mío—, corrige con ambas cejas alzadas—, ¿No es así? —Tienes razón Lizzie, lo siento. Bien, Hannah y Lizzie, se sentarán en el primer puesto… Después de una clase completa en la cual la maestra decidió ordenarnos por calificaciones—algo completamente innecesario—, terminamos en la siguiente clase, la chica pelirroja parecía ser bastante agradable, y a pesar de que había pasado los semestres anteriores junto con ella, creo que nunca le había tomado la suficiente importancia, o quizá atención. —Hola guapa—, saluda Alex con una sonrisa—, ¿Sigues molesta conmigo? ¿Sentirme molesta por el hecho de que no quiso hay que decir que estábamos besándonos, cuando todos lo vieron? Posiblemente, sí. —Noup—, espeté remarcando la p, el soltó una leve mueca, para detenerse junto conmigo—, Alex… —Para no estar molesta, eres demasiado borde—, recalca a lo que me encogí de hombros—, Pecas… —¿Has hablado con Hannah? —, pregunte a lo que el agito su cabeza en modo de negación—, Creo que no hablo si quiera con sus padres de lo que sucedió, se encuentra completamente en silencio… No creo que este bien. —Seguramente no lo está, pero dudo que nos quiera decir algo—, admite encogiéndose de hombros—, pero seguramente sabe que estaremos ahí para ella. H a n n a h   B e n s o n: 14 días. El primero, fue el más pesado de todo, cuando el cuerpo se encuentra completamente pesado por los medicamentos tomados en exceso, seguramente mi hermana se culpaba una y otra vez, porque estos los tomé de su casa, la ultima noche que me quedé ahí, recordaba perfectamente como me sentía, cansada. Hay ocasiones en las cuales te preguntas si estas haciendo las cosas correctamente, en qué momento se podría decir que estabas sufriendo lo demasiado como para querer tirar la toalla y caer, yo me sentía de ese modo, dicho y hecho tome tal decisión. Ese mismo día, que me reanimaron en la ambulancia, dure toda la noche en observación, puesto que no era normal para ellos que una chica de mi edad quisiera terminar con la vida que tenía, seguro pasaba por la cabeza de todos, quizá percibíamos de un modo diferente la libertad. El segundo día, fue pesado, un psicólogo estaba frente a mí, esperando que confesará el porque decidí tomar las acciones que tome, preguntándose una y otra vez, ¿Por qué no buscaste ayuda?, Seguramente lo hice más de las veces que se esperaba, pero… Al final del día, no del modo correcto. Quinto día. Mamá confeso saber, que era a causa de Dylan, más no sabía que era lo que el me había hecho, e insistía en que hablara, resulta y acontece, que Alex unió cabos, y Andrea impulso esos cabos, al venir a mi casa y revisar los escritos que tenía debajo de la cama, o el tocador, no recordaba, resulta que podrían conocerme más de lo que creían, o yo creía muy poco en que alguien se podría preocupar por mí. Alex y Andrea, sabían a perfección algo de lo cuál no sería capaz de mencionar. —Gracias por acceder a pintar tu cabello del tono natural—menciona mi madre con tranquilidad mientras pasa el químico por mi cabello, en realidad me daba igual—, Darian hizo mal en no decirnos en un inicio en donde te encontrabas, te hubiéramos ayudado, estábamos en realidad muy preocupados. —¿Tengo que volver a la escuela? —pregunté mirando directamente a ella, note como una mueca se instaló de modo rápido en sus labios y asintió, por lo cual solté un suspiro pesado—Puedes tomarte unos días si… Sí así lo deseas, pero, no puedes dejar la escuela. Asentí y ella miro hacía el espejo, su mirada se notaba hecha un lío, una parte de mi se llenaba de culpa, porque al final del día era yo quien había generado todos esos sentimientos dentro de ella, me enderecé y solté un leve suspiro. —Hablamos con los doctores…. Quienes, te diagnosticaron un episodio nervioso, que fue lo que te llevo a tomar esa decisión… Siendo así, que irás a terapía todos los miércoles…. Seguramente, una parte de mi habría celebrado de por fin tener aquella ayuda que tanto anhelaba anteriormente, sin embargo en este momento no sabía si de un modo u otro terminaría por ayudarme, en realidad si quiera buscaba ayuda actualmente, solo seguir hasta que esto termine, quizás dentro de diez años lo olvide, quizás mis padres tenían razón diciendo que era solamente la adolescencia, lo superaría y al final del día las cosas dejarían de ser… de este modo. —Dudo que la necesite—, exclame sin hacer algún gesto, mire hacía el espejo y solté un suspiro—, Tengo sueño, ¿Cuándo puedo quitarme esta cosa de la cabeza? —30 minutos…—, exclama dándome una pequeña sonrisa—, Iremos a cenar hoy a donde quieras, ¿Qué te apetece?  —Se que te estas esforzando mamá, no lo hagas. Estaré bien. En realidad, me sentía… En realidad, no sabía que era lo que sentía, pero de un modo u otro, tampoco quería averiguarlo, todo esto se estaba volviendo demasiado cansado para mí, y el seguirlo intentando solo me había hecho sentir tonta. —¿Podemos hablar Hannah? —, apenas lo miré, pude notar aquella sonrisa burlesca en sus labios. —Dylan—, mencioné, miré hacía mi alrededor, notando como todo seguía normal, el mundo estaba avanzando, todo lo hacía a excepción de mí. —¿Estamos bien? —Sabes, nunca me gusto la venganza… Pero, espero el karma te alcancé, y te de donde más te duela.
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