20 de Enero de 1815, Londres. Esas navidades ninguno las había realmente disfrutado, su madre y sus hermanos, que se encontraban acompañando a Sebastian, llegaron el día siguiente del funeral cuando les dieron la trágica noticia de la muerte de Andrew y decidieron asistir al cementerio en familia a darle el último adiós, ya que no tuvieron la oportunidad de hacerlo. Allí de pie, frente al panteón de los Liney por segunda vez, pero en esta ocasión junto a su familia, Benedict sintió que así sería exactamente el funeral que hubiera deseado Andrew: en calma y con personas que realmente lo valoraban por su forma de ser tan alegre, además de admirarlo por ser apasionado y justo, no por lo que otros creían que era o por la cantidad de dinero que poseía. Todos lloraron por la pérdida de una gran

