– ¿Qué ha pasado? – exclamó su madre tomando al pequeño en brazos.
– ¡James! – chilló Josephine – ¿Cuándo llegaste? – todos estaban tratando de seguirle el paso a Benedict, quien se dirigía a la entrada donde había visto el carruaje de su familia.
El recorrido hasta la mansión Bellingham fue corto y los presentes estaban en un silencio sepulcral. James pendiente de su hijo que iba en brazos de su madre, Lady Belle se encontraba desabrochando las ropas del bebé pues las tenía pegadas al cuerpo, ya no lloraba pero estaba quedándose dormido, por otra parte, Josephine miraba a todos los involucrados como esperando a ver quién decía la primera palabra, y Benedict sólo quería llegar lo antes posible, su impaciencia se notaba al escuchar como repiqueteaba el piso de madera con su zapato. Baja
