CAPÍTULO 2

2684 Words
"Ámame u ódiame pero, ¿A quién quieres engañar? No estamos juntos y me desafías como si lo estuviéramos, me hace pensar que solo intentas dañar mis sentimientos" Las cosas no habían salido nada bien. William había regresado un poco molesto a su casa. El idiota ese no era para nada genial, ¡era un idiota! En todo el tiempo que habían estado comiendo nunca le habló directamente, se supone que debía conocerlo para saber con qué clase de tipo se mezclaba su hermana, ¿qué tipo de persona era? ¿Y si era un psicópata? Ah... le estaba doliendo la cabeza, no iba a aceptar eso tan fácil. Aún tiene el recuerdo en su cabeza de esa persona hablando sobre todo tipo de cosas de trabajo, ¿no podía hablar de otras cosas? Quería pegarle. Maldito, maldito, maldito. Gritaba en su mente debido a que aún venía en el taxi con su hermana. ¿Cómo existían personas así en el mundo? No lo aprobaba. — Brice es tan... — Tan idiota —terminó la oración. —  William, creí que te había caído bien. — Nunca dije eso —suspiró— ¿De verdad no tenía otra cosa de la cuál hablar a parte de su trabajo? — Bueno, es una persona demasiado responsable. — Responsable mi pie. Al llegar a su casa William fue hacia su habitación, aún tenía muchas cosas qué hacer, como sus miles de lecturas pendientes, ya estaba harto de seguirle dándole vueltas al tema de la maldita democracia que ni siquiera existía en su país. Iba a volverse loco verdaderamente. Cuando el día siguiente vino no tenía ánimo de ir a clases, ¿y si no iba? No tenía cosas tan importantes que hacer pero luego pensó en Near, su hermosa novia, solo eso lo hacía tener el ánimo de seguir asistiendo a la universidad. Con pesadez arrastró su cuerpo hacia su terrible destino. — Amor, te ves terrible. — ¿Gracias? —sonrió con sarcasmo. — Ya sabes, cuando quieras —comenzó a reír— Pero dime, ¿Qué pasó? ¿Mucha tarea el día de ayer? — Mmm sí —suspiró— Eso y el hecho de que conocí al idiota del futuro novio de mi hermana. — ¿Qué hay de malo en ello? —  Que es un idiota. — Will, eres un exagerado normalmente siempre, ¿Qué hubo de malo en ello? — ¡Todo! No lo aceptaré. — ¿No crees que le estás dando mucha importancia? —Near le abrazó ligeramente. — Para nada, Syn es mi hermana, debo prestarle mucha atención al tema. — Oww, me derrito, quisiera haber tenido un hermano como tú. — Pero me tienes de novio, ¿no crees que eso es mejor? — ¡Absolutamente sí! Near y William se habían conocido en una conferencia escolar. Ella le pidió un bolígrafo prestado y él se lo prestó, pero al momento de regresárselo ella también le dio su número telefónico. Automáticamente captó la atención de William. Al fin había conocido lo que era una relación estable y se sentía feliz, estaba seguro que nadie haría que ellos dos rompieran fácilmente. El resto de la semana había pasado normal, nadie más mencionó el tema del estúpido ese, como lo llamaba William. Su hermana seguía pareciendo que venía a casa con corazones por todos lados, eso era muy cursi pero lo entendía, hace un tiempo él actuaba de la misma manera, aunque había un pequeño gran detalle: Ella y Brice aún no eran nada... uh, ¿Debía hacer un comentario al respecto? No... no era algo que le correspondiera hacer, parecía que pronto tendrían algo oficial. Era viernes por la mañana. Sus padres habían ido a Chiang Mai a visitar a sus abuelos y su hermana se había ido a trabajar como de costumbre. Él no tenía clases así que era el día perfecto para vestir como un vagabundo mientras se alimentaba de porquerías. Todo el día miró series animadas, estaba seguro que sus ojos ya ardían pero la serie estaba demasiado interesante como para quitarla. Cuando escuchó que había comenzado a llover fue corriendo hacia el pequeño jardín para colocar todas sus plantas de manera que el agua pudiera tocarlas. Ya eran casi las seis, su hermana regresaría pronto para cocinarle comida deliciosa. El sol estaba apunto de meterse así que encendió las luces por la escasez de vista. Todo arreglado para seguir mirando la tv, pero el sonido del timbre lo hizo ir hacia la puerta de mala manera.  ¿Quién toca así? Ah, molesto. Caminó sin ánimos hacia la puerta, iba a patear a quien le molestara de esa manera. Tomó el pomo de la puerta para girarlo y encontrarse con la persona que menos imaginaba. Brice. — Hola. —  ¿Qué sucede? —de inmediato comenzó a preguntarse si algo le había pasado a su hermana. — Syn va a quedarse horas extras debido a que tiene un trabajo importante que hacer, me dijo que viniera a decirte eso y a dejarte tu comida porque puedes morir de hambre o peor aún, quemar la cocina. — ¿Qué? —William se sentía avergonzado, como si fuera un pequeño niño al que su hermana tenía que cuidar, ¡Ya tenía 21 años! ¡No era necesario hacer eso! — Eso me dijo ella, solo le estoy haciendo el favor. — Mm supongo que gracias. William iba a tomar la comida cuando un fuerte relámpago lo hizo saltar asustado. Eso trajo consigo el que la luz se fuera y todo quedara completamente a oscuras. Él odiaba la oscuridad, le daba miedo a morir, recordó que estaba solo en cada y no tenía ni una vela a la mano. — ¿Qué pasa? — Nada... —William comenzó a sudar frío y tartamudear— Solo, yo... gracias. — Lo que digas —Brice dio media vuelta pero William le sostuvo del brazo. — ¿No quieres pasar a tomar un vaso de agua? — No, gracias, llevo prisa. —entonces se soltó de su agarre pero el contrario de inmediato le tomó del brazo nuevamente. — ¿Un café? — No me gusta. — Que coincidencia, a mi tampoco. — No me interesa —dijo tajante. Oh... que engreído. William estaba asustado a morir, si se quedaba solo iba a entrar en pánico o podría tener un ataque de ansiedad. Su temor inició aquella vez que cuando era niño, quedó en una oscuridad inmersa al estar encerrado en una fría habitación. Brice volvió a girar su cuerpo pero entonces el agarre de William fue aún más fuerte. Todo le daba vueltas y comenzaba a hiperventilarse, debía resistir pero no podía hasta que cayó en el suelo. — ¡Oye! ¿Qué pasa? Eish, tan molesto —el de piel bronceada no sabía cómo debía actuar, estaba desesperado. — Solo no te vayas —dijo antes de caer desmayado por completo. Tenía tiempo que no le pasaba aquello, quizás fue en último año de secundaria la última vez, fue cuando asistió a un campamento sin saber que todo el bosque sería tan oscuro y el pánico le inundaría por completo. Ese día tuvieron que ir a recogerlo sus padres, tan vergonzoso había sido. Pero creía que eso ya no le pasaría de nuevo hasta que lo último que recordaba era decir unas palabras sin sentido. En sus sueños sentía un frío tacto por todo su cuerpo y como si una voz quisiera decirle algo pero aún no sabía qué pasaba con exactitud hasta que abrió los ojos y se encontró a una persona familiar pero nada cercana a él. El hombre seguía limpiando su frente con un trapo húmedo con un poco de alcohol, su mirada era preocupada. William lo miró bastante tiempo sin decir nada. — ¿Cómo te sientes? —preguntó. — Yo... lo siento por esto. — Acabas de arruinar una reunión bastante importante en mi empresa, no basta con disculparte —Brice le miró con la poca luz que su teléfono ofrecía. — Soy tan idiota, no fue mi intención, dime, ¿hay algo que pueda hacer para mejorar las cosas? — Sería suficiente el que no seas una carga para mí en el futuro. — No lo seré, incluso si tú estás con mi hermana... —William detuvo su comentario cuando el contrario le miró feo— No me meteré en nada que tenga que ver con tu vida. — Espero sea cierto —Brice pasó el trapo húmedo sobre su frente nuevamente antes de ambos mirarse fijamente. — Te lo prometo —finalizó William. Cuando la luz regresó dieron casi las diez de la noche, William comenzaba a preocuparse por su hermana. Fue en el momento en que Brice fue por ella que logró sentirse más tranquilo. Al parecer el idiota ese no era tan terrible como lo había creído pero no se salvaba de que siguiera pensando que era un idiota, sin embargo, ahora era un 1% menos. Aunque William se siguiera sintiendo estúpido por tenerle miedo a una cosa como esa. Su hermana regreso pero entró sola a la casa. William pensó que le diría algo acerca de lo que había pasado pero ella no dijo nada y solo había preguntado si Brice le había traído su comida. ¿Debería contarle él lo que pasó? No... no parecía buena idea, por algo no debió decírselo Brice. — ¿Sabes, enano? Hoy Brice estaba muy enojado, cuando él vino a verte, ¿Estaba así? — Solo vino y se fue, ¿Cómo lo notaría? —contestó con algo de culpa. Claro que estaba enojado, William había arruinado algo de su empleo. ¡Que idiota! De verdad tenía que pedirle una disculpa formal por haber causado aquello. El fin de semana no fue nada, se había pasado tan rápido. Sus padres regresaron y nadie sabe acerca de que casi muere de un ataque de pánico. Eso era bueno o de lo contrario su madre comenzaría de sobre protectora. — Syn, ¿qué pasa? ¿Por qué vas de un lado a otro? — Mmm —dudó— Brice aceptó venir a cenar pero... ¿Cómo le digo a mis padres que solo somos amigos? Ah, que difícil, ¿Debería cancelar? — Claro que no... solo preséntalo como un amigo cercano, es fácil. — Tienes razón, haré aquello, ¿ya te vas a la universidad? — Sí, hoy solo iré a una clase y a ver a Near, tenemos planes. William fue a su destino con entusiasmo, normalmente siempre solía ser positivo. La para del autobús estaba repleta de personas pero iba lo suficientemente a tiempo como para no querer morirse y tener paciencia. Las avenidas a esa hora era un poco menos concurridas que en hora pico y sin embargo aún había un poco de transito local. Cuando llegó a su universidad lo primero que hizo fue ir donde su novia para desayunar juntos, después de eso tomaría una clase y luego podría irse a casa. Tenía que tener en mente que el odioso ese iría a su casa, ¿cómo demonios se iba a comportar después de lo que había pasado? Se sentía tan molesto, no sabía en qué momento una persona sin importancia había comenzado a dar vueltas en su cabeza por razones estúpidas, el chico no-mojigato era nefasto, hubiera preferido que su hermana estuviera con un nerd horrible a que quisiera a alguien tan perfecto como él. — ¿Te vas a casa ya? —Near le sostuvo del brazo antes de depositarle un beso en la mejilla. — Sí, justo acaba de terminar la única clase que tenía, nos vemos mañana, lindura. — Ve con cuidado. William suspiró antes de ir a la parada del autobús y tomar la ruta de siempre que lo dejaba cerca de otra ruta que lo llevaba a casa. Eran casi las dos de la tarde pero el tiempo parecía pasar tan rápido últimamente. Tenía entendido que su hermana llegaría con el cretino a la hora que ella llegaba de su trabajo. Eso era bueno, al menos tendría tiempo para prepararse mentalmente, no quería enloquecer y comenzar a insultarlo. Pensaba que las cosas serían así pero todo cambió al verlo frente a la puerta de su casa ¿Qué demonios hacía él ahí? Estaba de pie con un traje azul oscuro, sus típicas gafas y esa mirada que indicaba estaba molesto, ¿Por qué rayos él siempre tenía cara de estar enojado? Tampoco recordaba que le sonriera a Syn alguna vez. Maldito chico rarito. — ¿Mi hermana está en casa? —fue lo primero que preguntó cuando estuvo cerca. — No. — ¿Qué te trae por aquí? — Aquella ocasión en que hiciste el ridículo y me hiciste perder mi tiempo, se me cayó algo muy importante. William se sintió ofendido, en realidad, ¿Por qué todo lo que salía de la boca de él siempre eran ofensas? Ah... estaba frustrado. — Ah, ¿Sí? ¿Qué fue? — Un bolígrafo. — ¿Un jodido bolígrafo? ¿Es enserio? —William apoyó su cabeza contra la puerta, eso era lo único que le faltaba para sentirse loco— ¿No pudiste comprar otro? — No. — Un chico con un auto del año, ¿No puede invertir un poco de dinero para comprar uno nuevo? — No es algo de lo que voy a discutir contigo ahora —suspiró— Intenté tocar el timbre pero nadie salió. — Mi padre trabaja, mi madre seguramente fue a la casa de mi tía, no hay nadie. — Bueno, ya estás tú. — ¿Qué te hace creer que te dejaré pasar? —William le miró audaz, como si quisiera retarle pero al ver que el contrario no dijo nada, pensó que estaba actuando como un tonto. — ¿Vas a quedarte de pie toda la tarde? —su mirada fue retadora y eso le provocó un escalofrío al contrario. — Solo busca tu jodido, eso... —El castaño abrió la puerta de su casa y le dejó pasar, lo primero que hizo fue ir hacia su sofá y tirarse encima de él. No había sido buena idea colocarse esos zapatos que le lastimaban, al final del día siempre terminaba cansado. Ni siquiera prestó atención a lo que el otro hacía, solo quería dormir y dormir... — Lo encontré, ahora abre la puerta para que pueda salir —habló— Oye, deja de roncar, eres molesto —Pero William no escuchaba nada. Fue ahí donde el de piel bronceada se acercó lentamente hacia él para despertarlo porque la puerta principal había sido cerrada con llave— ¡Idiota! El menor despertó y miró confundido al mayor, luego recordó el por qué estaba ahí. Aún adormilado bostezó y estiró su cuerpo. — ¿Ya lo encontraste? — Sí, quería salir desde hace diez minutos pero tú seguías durmiendo. — Oh... no había necesidad de que esperaras a que despierte. — Como si yo fuera a hacer eso —negó con la cabeza— Pasa que la jodida puerta está cerrada con llave ¿Puedes abrirla? — Es verdad... la costumbre, lo siento —esbozó una pequeña sonrisa. William y su familia acostumbraban siempre a cerrar su puerta con llave así que fue normal para  el menor cerrarla de esa manera pero no contó con que el otro iba a salir. Iba a tomar las llaves de vuelta hasta que, oh, oh, ¿dónde había puesto las llaves? Ni siquiera lo recordaba. Buscó y buscó, no había ido a otro lado más que al sillón; sin embargo, ¡Ahí no había nada! — Solo abre la puerta — Brice dijo al ver que el otro se quedó pensando. — Mmm —pensó nervioso— ¿Qué pasa si te digo que no me acuerdo dónde dejé las llaves? — ¡¿Qué?! — Lo siento... —sonrió con pena— Las buscaré. — Tengo cosas importantes que hacer todavía, ¿De verdad me sales con esto? ¿A qué estás jugando? No es divertido. —Brice estaba furioso, parecía que su perfecta vida se iba desmoronando poco a poco. Perdería una reunión importante y con esa ya sumarían dos, ¿Por qué su vida se convertía en algo lamentable repentinamente? — Nadie te mandó a buscar un maldito bolígrafo insignificante. — Cuida tus palabras —dijo y bajó su cabeza para sostener sus propios cabellos de manera estresada— Will, dime que solo haces esto para molestarme y te perdonaré pero abre la maldita puerta, ¡Tengo algo muy importante que hacer! — No tengo algún motivo para molestarte, no sé dónde están las llaves, yo juro que las tenía en la bolsa de mi pantalón, dime que no las escondiste tú. — ¿Por qué haría eso yo? —ahora sí estaba cabreado. William le parecía un chico tan idiota, nunca en su vida había conocido a alguien como él, que careciera de tanta materia gris, era un completo estúpido, no le agradaba en absoluto. William siguió en su ardua búsqueda pero sin resultados. Llevaban así veinte minutos y nada, eso era algo terrible porque cada vez le intimidaba más el aura que emanaba el idiota ese, tenía una cara más molesta que antes y juraba que en cualquier momento iba a querer golpearlo. Esto no iba a terminar nada bien. ¿Sería buena idea llamarle a su hermana y decirle que estaba encerrado con el chico que a ella le gustaba? Una situación frustrante.  
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