Inició parte 12

1612 Words
Capítulo 9 Gabriel Samael – ¿Cuando piensas llevarlas a la zonas? – se burló rondándo, provocandome – Sería buen prospecto. Yo – Muerete. Samael – No, ni siquiera ha sufrido un cambio, interesante. – se acarició su barbilla intrigado – No necesito leer su mente para saberlo, puedo olerlo en su sangre. Gabriel – Si te atreviste a tocarla… Samael – Claro que no, pero hay algo en ella que me causa curiosidad, nosé que es. Gabriel – Mantente alejado de ella o conocerás mi verdadero poder – Lo amenace con dientes y puños apretados. Se escucharon pasos apresurados por las escaleras y mis hermanos aparecieron armados justo cuando Samael desaparecía, todos menos Meylin. Miguel – ¿Qué quería? Jessica – ¿Estás bien? Aiden – ¿Te toco? Gabriel – ¿Dónde está Meylin? Miguel – Está con Kezi, creo estuvo en su habitación como 5 minutos. Gabriel – Joder – tire de mi cabello con frustración – ¿La tocó, le hizo algo? Jessica – Meylin la está revisando ahorita, no te preocupes. Miguel – Creo que deberías acelerar el proceso de curación. Samael está tramando algo y eso no es bueno. Gabriel – Aún no está lista, ni siquiera sea trasformado – empecé a quitarme la cinta de los dedos. Miguel – ¿Que estás esperando? Conoces todo sobre medicina herbolaria, tienes muchos siglos de conocimiento. Déjamelo ami yo puedo… Gabriel – NO. Miguel – ¿Porque no? Puedo hacerlo, tú me has enseñado. Gabriel – Porque solo la asustaras, a de más no es tu trabajo, es el mío. El no podía revatirme eso. Miguel – Ya que lo pones así, de acuerdo, iré a dormir. Gabriel – Volveré a casa más tarde. Jessica – ¿A dónde vas? Gabriel – Al club. El club era un lugar muy exclusivo, solo para nuestra especie, donde puedes socializar, tener sexo o hacer apuestas. Había muchos lugares como ese en el mundo. Eran llamados neutrales, porque si estabas ahí y rompias las reglas, eras marcado, lo que significaba la muerte y extinción de tu familia. Así que si no querías provocar a los cazadores, no debías romper sus reglas, todo lo demás estaba permitido. Yo suelo apostar y beber. Nunca me involucraría con una humana, Nefilim o ángel. Yo solo deseaba a Kezi, aunque ella estaba en la face más difícil, “La negación” Cuando entre al club, la música estridente se mezclaban con las luces del lugar, una dama o en este caso Angel me escoltaba ami zona de apuestas, donde jugaban póquer con algunos miembros, Karl, un cazador sonrió al verme, esto era habitual aquí, esperaba no tener que verlo, pero no podía tener tanta suerte, le dio un sorbo asu bebida y me invitó ami lugar recervado junto a el con una señal. Rubí una mesera se acercó. – ¿Lo de siempre? Asentí mientras sacaba mis monedas de oro y plata, y ella me entregaba mis fichas, el oro y la plata era como nuestro veneno particular, casi inexistente, beberlo era dejar que alcohol nos emborracharse por unas cuantas horas, no nos hacía vulnerables. Pero si deshinbia nuestras habilidades. La energía espiritual. Karl – Que alegría verte ¿Que te trae por aquí? Hace tiempo que no venías. Yo – Que te importa. – tome mis cartas y mire mi jugada. No me importaba su compañía, solo quería olvidarme un segundo de ella. No podía culparla, ni mucho menos juzgarla por defenderlos. Rubí masajeo mis hombros pero no intento más, sabía que yo no me involucraba con nadie, todas lo sabían y era el único contacto que les permita. Keziah Jessica me hizo a compañarla toda la mañana, en su coche, hacer compras en las tiendas más exclusivas de Nueva York, ropa, cosméticos, comida y libros. Nos la pasamos de probador en probador. Jessica – A Gabriel le gusta el azul y el n***o – decía analizando un vestido. Yo – Creo que ya es demasiado. Jessica – Tonterías – le resto importancia con un gesto – Cariño somos dueños de muchas marcas, el dinero nos sobra. Yo – pero yo no… Jessica – Alto ahí señorita… eres la pareja de mi hermano el amargado, es mi deber consentirte… déjate querer. Yo – ¡Es demasiado! – Ella se rió. Más tarde me llevo a uno de sus restaurantes, ¿Enserio? Tenían de todo, no era como el restaurante del pueblo, Pero este estaba a otro nivel. Jessica – Prueba las gambas obel ravioli – dijo ojeando su menú, estábamos en un restaurante exclusivo. Yo – Jess – suplique. Jessica – Bella – me imitó tomando mi mano. Yo – ¿No crees que Gabriel se molestara si sabe que estamos aquí? – volvió hacer ese gesto para quitarle importancia. Jessica – Volveremos en cinco segundos, a de más Miguel vino con nosotros. Yo – Y un tal Axel. Jessica – Exacto, deja de preocuparte. Miguel – Hora de volver o Gabriel nos arrancará la cabeza. Rodee los ojos por su nota falsa de terror. No dejaba de aparecer sin aviso de tras de mi. Yo – ¿No tienes prudencia? alguien puede verte, Jess – El no conoce la palabra, pridencia. Miguel – Ellos jamás se enteraran de Nada. Mire al rededor y había humanos, lo sabía por su olor. Yo – ¿Que no se supone aqui es exclusivo? Miguel – Lo es, pero no hay que tentar a nuestra suerte. Miro mal a su hermano, se pagó la comida con monedas de oro, ¡Oro! ¿Pueden creerlo? Jessica me había explicado para que las usaban y esto se volvía cada vez más inverosímil. Salimos del restaurante, cargadas de bolsas de compra, con los chicos de tras de nosotros como protección, Miguel se acercó tocando mi hombro y como si la brisa se tratase, aparecimos en Malibú, en casa de los hermanos. Subimos los escalones del porche Quería dormir estaba mentalmente agotada. Yo – Me parece escalofriante que hagan eso. Jessica – Si tomas la desición correcta tu puedes hacerlo, o no. Cuando entramos ala casa había música, velas, vino, rosas y copas vacías. Jessica – Joder ¿Dime qué no es verdad? Miguel – Maldito Idiota. Yo – ¿Que pasa? Jessica – Kezi, lo siento. Sentí un repentino retortijon en el vientre. Jessica – ¿Cómo pudo olvidarse, de los alcances de esa zorra? No entendía nada, pase por su lado para dejar las compras en nuestro cuarto, entonces mire las zapatillas y ropa en el suelo, mis acompañantes se quedaron quietos atrás de mi. Jessica – Kez no entres – no le hice caso, abrí la puerta de un tirón, lista para hecharle la bronca a Gabriel por traer a una mujer a nuestro cuarto, no porque estuviera con una, si no porque yo dormí aquí, y no quería dormir entre fluidos. Pero di un grito ahogado cuando encontré a dos desconocidos uno sobre el otro en nuestra cama. Miguel – ¿Tú quién cojones eres? La mujer se cubrió con la sábana apartadoce de su amante. – ¡Que no saben tocar? – chillo indignada. Jessica – ¿Dónde está Gabriel? – En la playa – Contesto la mujer – Soy Gaby, una amiga de Rubí, y el es Ethan mi pareja. Gabriel nos invitó. Miguel – Claro ahora te recuerdo. Jessica – Lo sentimos, creímos que era Gabriel. Ella es Keziah , su pareja. Yo – Hola – saludé incómoda de que siguieran diciendo eso. Gaby – Si, lo trajimos del club, lo salve de Rubí. A veces está un poco loca. Jessica – Mi hermano puede con ella. Ethan – Ya saben, en el club hay reglas. Nuestros invitados se vistieron y nosotros bajamos a la sala. Yo – ¿Quién es Rubí? Jessica – Una demente que está detrás de Gabriel desde hace tiempo, nosé como sigue llendo a ese lugar. Miguel – Tú también vas. Jessica – Pero Gabriel va a jugar, lo cual solo provoca a Rubí, como si solo fuera por ella, cuando ni la determina. Yo – Hello, sigo aquí. Jessica – El club es un lugar exclusivo y neutral para hacer nuestros negocios, nuevas identidades, beber, bailar, tener sexo, reuniones, etc, etc. Hice una mueca ante esa información, parecía un sitio que debía evitar. Yo – ¿Y esa tal Rubí alguna vez fue amante de Gabriel? ¿El le dio pie? Jessica – Claro que no, ella no necesita que lo haga, se hace iluciones sola. – resoplo molesta. Yo – Bueno yo estoy cansada, buenas noches. Di media vuelta y trote escaleras arriba, tome las bolsas de la cama y entre a mi nueva pero temporal habitación. Descubrí que me gustaba el olor a nuevo. Gabriel ¿Que mierda me pasaba? Cómo casi me vi tentado a meterme con Rubí, no la toque, pero estaba tan distraído que por un momento se me olvidó por completo del peligro que era, de no ser por Ethan y Gaby, hubiera cometido una estupidez. Termine de correr en la playa y me deslice en la habitación donde estaba Keziah. Necesitaba verla aún que sea de lejos, estaba apunto de entrar cuando Jess me interceptó. Jessica – ¿Es encerio hermano? dejaste que Rubí te tocará. Gabriel – No me acosté con ella, ni siquiera la toque. Jessica – No importa, sabes lo loca que está y cualquier indicio de tu parte solo la alentas. Gabriel – Lo siento. No volverá a pasar. Jessica – Keziah estaba molesta, aún que lo niege. Gabriel – Ella no me conoce. Jessica – Si te atreves a lastimarla, yo misma te arrancaré la cabeza
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