Inicio parte 11

961 Words
Capituló 8 Keziah Gabriel no apareció en toda la noche y no pude dormir. Me preocupaba a verlo ofendido de alguna manera, haber dicho algo que lo lastimara, di vueltas en la cama, sin poder consiliar el sueño, al final el cansancio me venció. Gabriel Estaba molesto, con ella, conmigo mismo. Los defendía como si de almas se tratasen, “vida” “No eran vida” ellos mataban por sangre y poder, torturaban por placer, por obtener esencias, robaban hijas para su procreación, ella no lo entendia, porque no a visto el caos que causó nuestra existencia, las guerras, la muerte, el dolor como nosotros, nadie nos brindo una mano de apoyo, nadie cuido de nosotros, tuvimos que sobrevivir a su propia destrucción y mantenerlos con vida en el proceso. Luchando contra nuestra propia oscuridad. Jessica y Miguel se tuvieron el uno al otro como hermanos, pero Samael y yo nunca emos sido tentados, somos hermanos porque para sobrevivir tuvimos que volvernos unos tiranos, sobre todo el, se volvió su conciencia, la voz que le susurraba al oído, Samael a cargado y cargará con el peso de la condenación de la humanidad y los pecados. Durante siglos y siglos el es la oscuridad del universo. El que corrompe y mata por poder, para ganar está guerra que jamás terminará. Perdió la esperanza y todo rastro humanidad que había en el, por eso los odia, nos odia a todos, se juro así mismo poseerlo todo, ser el único Dios y cerró su corazón a todos y todos, guardandoselo para sí mismo. Yo más que nadie lo entendia, a veces sentía que iba por ese camino, todo su odio y rencor era hacia ellos porque al principio los amaba, cuando vio el poder que tenía sobre ellos y sembró la primer semilla de la muerte, eso lo cegó, dejandose contaminar por la oscuridad. “Ellos deben servirnos, no nosotros a ellos” “No se merecen nuestro sacrificio” ellos le arrebataron asu amada, mataron asus hermanos, eso volvería loco a cualquiera, porque se quedó solo. Lleno de culpa al principio, pero después el resentimiento lo consumió, la oscuridad lo arrastró asus garras, deformandolo en el proceso, desde dentro, “Si tan solo hubiera hablado conmigo” “Yo lo habría salvado” “Hubiera podido ayudarlo” pero cuando vi lo que de verdad era, y me pidió ayuda, que me uniera asu cruzada, me negue, dándole la espalda. Viaje por su mundo caminando entre ellos, amasando mi fortuna, aprendiendo de cada era, sin intervenir en sus vidas, en sus guerras, solo siendo un espectador, como si no pudieran verme, sabía que me sentían, que podían tocarme, hablarme, como uno de ellos, podrían lastimarme si quisieran, pero jamás sabrían que paso, había humanos muy perceptibles con dones angelicales, pero sus instintos les decían “No te cerques o morirás” Lo único que podía salvar a Samael era su pareja y ya no estaba. Los humanos y los angeles dejaron de procrear, hay algún osado que toda vía se atreven. Pero un Nefilim y un ángel, eso jamás pasaría, era casi imposible. Los Nefilim tienen un curriculum tan largo como el nuestro, ellos nacieron para cazar, exterminar, torturar, matar y procrear. Las mujeres de su especie si eran aptas para procrear se llevaban la peor parte, como humanas no tenían la opción de vivir, porque morían en el parto. Las Nefilim eran usadas para arreglos matrimoniales entre sus cuadrillas, había algo en su sangre que las distinguía. Y era mejor morir que ser vendida para procrear una y otra vez hasta la muerte. ¿Porque se esto? Porque yo fui parte de ese mundo, nunca toque a una mujer humana, Ángel o Nefilim. No tengo descendencia, vi de lo que eran capaces, en medio de su guerras sangrientas. Miguel, Axel, Jessica, Meylin, Aiden y Yo. Nos hicimos del poder, fue la única forma de parar tantas atrocidades, de que la creación dejara de existir y que las almas perdieran su propósito, sin ellas el universo moriría y esto era algo que Samael había olvidado, el y toda su huestes. Estaba en el gimnasio golpeando el saco una y otra vez, bañado en sudor. Cuando Samael se materializo en frente de los espejos. Listo para desquiciarme. Samael – ¿Problemas en el paraíso? Ni me inmute al oír su voz, no era la primera vez ni la última que interactúamos. Gabriel – ¿Que quieres SAM? – dije sin dejar de golpear el saco. Samael – Odio que me llames así. Gabriel – Sam – repetí solo por joderlo y continúe golpeando el saco – ¿Que haces aquí Sam? Samael – Vengo de las zonas – deje de golpear el saco y me jire a verlo, estaba con su ropa de guerrero, cubierto de polvo y sangre. Gabriel – ¿Que hiciste? ¿Provocaste otra revuelta? Sonrió perversamente y camino por mi gimnasio tocando los aparatos. Samael – Nada que no puedas controlar, hermano. Gabriel – No soy tu hermano. Samael – A tu novia no creo que le parezca nuestra guerra, es muy inocente y “Pura” Que la mencionara me tenso todo el cuerpo. Gabriel – Más te vale que no te le acerques, o te juro que te mato. Samael – Tranquilo, tranquilo, no me interesa una loba inmune. No le creí, algo tramaba, por algo estaba aquí. Siempre tiene un propósito para todo. Gabriel – ¿Que quieres? El sonrió, como si conociera un secreto que yo no. Samael – Ella acaba de despertar. Todo mi cuerpo se tenso. A veces me negaba a creer que no fuera el malo, pero cuando hacía cosas como estás solo para provocarme, recordaba que no todo era su culpa.
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