Inicio parte 8

1487 Words
Miguel – ¿Que viene a tu mente cuando escuchas las palabras ángeles? Miré a los presentes y me encogí de hombros a modo de respuesta. Jessica – ¿Crees en Dios? Yo – La verdad no entiendo porque preguntan eso. Jessica – Los seres místicos estamos constituidos por jerarquías, “Dios, Ángeles, Demonios, Almas, Espíritus, humanos y Nefilim” hay más criaturas pero nos centraremos en estos. “Ella dijo estamos” Gabriel – Hace siglos en el “Origen” – lo voltee a ver y tomó mi mano para calmar mi nerviosismo y confusión – Nosotros bajamos a la tierra para ayudar a la nueva creación y las almas por fin pudieran habitar un cuerpo sin morir o desaparecer. Yo – Esperen ¿Que? Gabriel – Tranquila lo entenderás todo si escuchas – apretó mi mano en gesto conciliador. Meylin – Cuando las almas nacieron no tenían un cuerpo o portador como nosotros las llamamos, flotaban en la oscuridad sin ningún propósito, el creador en todo su amor, se conmovió y creó la primer forma física para ellas, pero, estás se revelaron a la condición que se les daba, tenían mente propia y deformaron lo que fue creado convirtiéndolos en bestias, ahora los conocemos como “Titanes” “El creador no podía destruirlas porque dañaría a las almas, así que las aparto a tierras desconocidas, así paso con cada creación, trás creación, hasta que llegaron los humanos al nuevo mundo” Miguel – La tierra fue bautizada por la esperanza de un nuevo futuro. Jessica – La humanidad les dio un propósito a las almas, eran seres puros de inocencia, jamás imaginamos que al darles nuestras enseñanzas, serían contaminados por el mal. Miguel – Eran hermosas, podían ver, oír, hablar y sentir al creador, jamás una criatura había estado tan en armonía con él, pero se les dio un regalo que no estaban listos para ello. Kiara – El libre albedrío – habló por primera vez sin mirarme siquiera. Gabriel – Kiara – había un deje de advertencia. Kiara – Lo siento – dijo burlándose y mirándome con desdén, no le caía bien, y eso me molestó, porque no me conocía. Jessica – Él acaba de hablar en un idioma angelical, arameo para ser exactos. Yo – ¿Que? – la miré boquiabierta Jessica – Lose, es confuso pero entiendes el idioma. ¿Verdad? Gabriel – Ya llegaremos a eso – beso mis nudillos para tranquilizarme. Miguel – El libre albedrío se nos fue quitado y se dio a la humanidad, esa noche en específico se inició la caída, la rebelión de Samael, el inicio del pecado de la humanidad. Una sacudida y Miguel estaba a mi lado, salió de la nada, dejó caer frente a mi un libro enorme y pesado frente a mi, grite del susto. Gabriel – Mike – gruño Gabriel. Mi corazón latía con fuerza, apunto de salirse de mi pecho, todos los ojos estaban sobre mí, volvió a materializarse en su silla sin borrar la sonrisa. Gabriel – El libro de las 7 puertas o el conocimiento, es la única prueba de nuestra caída y la verdadera historia sobre el origen, de todo lo que conocemos, cada criatura, especie o ser, está en este libro. Miguel – Lo robamos. Jessica – Tu no hiciste nada, Samael recibió el peor castigo de todos nosotros – lo miré pero él fijaba la vista en un punto lejano. Jessica – Pobrecito – acarició su hombro burlándose, él se sacudió fulminandola. Gabriel – Déjalo en paz Jess. Jessica – Te quiero mucho, mucho. Gabriel abrió el libro en la primera página del universo mismo, paso ala siguiente página, mire lo que parecían luces flotantes, como similares a la luz sobre el mar a la distancia, supuse que eran las almas sin rumbo, había letras desconocidas para mí en cada página, paso ala siguiente mostrándome las abominaciones de las que hablaban, monstruos con más de dos cabezas, mujeres con cabezas de serpientes o cuerpos de gigantes, un montón de monstruosidades que solo existen en las historias de ficción, en cada página había una ilustración y descripción respectiva, en otra hoja cambio a un pasto verde, árboles frutales y verdes, con montañas altas y hermosas, dos cuerpos tomados de la mano brillando como el sol. Mi curiosidad me hizo tocar la imagen, de pronto me vi impulsada en el tiempo, como si la viera en vivo y en directo. Una serpiente hablándome, ella caminando hacia el árbol y después comiendo el fruto. Jadee separándome del libro y me levanté abruptamente, la silla callo de tras de mi. Todos me miraban, mi pecho subía y bajaba por mi respiración trabajosa. Meylin – Eso se llama “Ilusión” podemos ver cualquier imagen impresa en el libro con solo tocarlo, si hacemos las preguntas correctas. En este libro vienen las historias de los 7 Arcángeles que lucharon por la libertad y pagaron el más alto precio. Miguel – “Los condenados” Jessica – “Demonios” Kiara – “Malditos” por la eternidad sin tener redención. Gabriel – “Caídos” Gabriel – Entonces nació el primero, el primogénito. Toca el libro con sus yemas y las hojas de mueven solas, como si el aire las soplará hasta detenerce, mostrando la ilustración de un hombre con sus poderosas alas abrazando a una mujer, la siguiente página la volteo Miguel, en esta ilustración aparece un ángel con una mirada perdida, una oscura, descuartizandolos, la imagen hablaba por si solas. Gabriel – Y eso fue solo el principio. Paso otra página donde mas poderosos, ángeles de todas las huestes, esclavizan ala humanidad, usándolas para procrear y vi bajo la ilustración a la serpiente transformarse en hombre para guiarlos. Miguel – Nefilim, gigantes, hombres de fama, hijos de ángeles caídos, hijos de la oscuridad. Meylin – Si ellos podían crear un ejercito para someter ala humanidad, entonces nosotros seríamos uno propio. Hice una mueca de asco. Miguel – Gabriel y algunos de nosotro somos los únicos que no henos tocado alas humanas, pero el resto de nosotros si, era lo único que podían hacer para destruirlos, el creador nunca podría, no era su naturaleza destruir lo que creaba, no era su culpa, y eso lo heria, al caer rompes todo vínculo con él, pierdes su protección, y eres vulnerable a perder tu luz interior, tienes lo único que no tenías antes. Meylin – Libre albedrío. Miguel – Nuestra luz es parte de nuestra alma, como los humanos, sentimos, tenemos conciencia y vitalidad, si pierdes todo eso, tu alma se transforma y es cuando somos llamados Demonios. Jessica – Algunos sobrevivimos adoptando esa oscuridad en luz, pero la llevamos siempre dentro. Gabriel – Esto es sólo una vigésima parte de lo que somos. El silencio que siguió mientras cerraban el libro y lo apartaba de mí, las preguntas me abrumaban, había tanto que deseaba preguntar, mire a mis “Amigos” ¿Cómo podría calificarlos? ¿Que eran para mí? ¿Que era yo para ellos? Porque a estas alturas ya deberían saber de mi naturaleza ¿Porque estaba aquí? Yo – Soy un Lobo, Licántropo o como me quieran llamar – Sentí la necesidad de decirlo en voz alta, todos estaban de pie esperando algo más. – Soy parte de esos monstruos, ¿Verdad? Vengo de esas generaciones. Miguel – Cuando un ángel cae – la voz ronca de Miguel volvió a romper el silencio – Pierde muchos poderes, sobrevives a la muerte, pero no a la oscuridad, tarde o temprano te alcanza y te arrastra a ella. Tienes sangre angelical en ti, toda tu r**a la tiene. Gabriel – Fue suficiente Miguel. Miguel – Solo estoy diciendo la verdad, el primer indicio es la pérdida de memoria. Meylin – Solo es un indicio – replicó, pero había algo en sus ojos que me causó escalofrío – Todos tenemos nuestra forma de caer, pero algunos como Samael, Rafael, Miguel, Gabriel y tú, son inmunes. Yo – ¿Cuántos más existen? Gabriel – No lo sabemos, somos casi inexistentes. Aiden – No sabemos con exactitud, pero hay rumores de que los cazadores están de secuestrando, son de cualquier especie, es su habitual modus operandi. Gabriel – La primera madre de su naturaleza fue Lilith, ella le dio a luz hijos a Samael. Abel y otros más. Miguel – Samael. Nuestro hermano, causante de tanta destrucción y provocador de la ira de nuestro padre. Kiara – Gracias a él soy lo que soy. La miré sorprendida del odio en su voz y no pude evitar preguntarle. Yo – ¿Eres su hija? Me daba miedo a ahondar más y sobre todo al ver el brillo oscuro en su mirada, en su voz gélida. Gabriel me rodeó con un brazo los hombros cuando noto mi estremecimiento. Kiara ni me miró. De hecho apenas me ha dedicado unas cuantas mirada furtivas.
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