Capítulo 2.

1489 Words
Lior era uno de los tritones que acababa de llegar en esa mañana, y si bien, estaba acostumbrado a descansar en diferentes aldeas, no podía decir que se encontraba especialmente interesado por socializar con otros, por lo que había salido a nadar y conocer el área, quizás en algunos años volvería a estar ahí. No pudo decir que encontró algo que fuera realmente interesante cerca de la aldea, y cuando vio al tritón de cabello rubio, sólo se había acercado con curiosidad a observar lo que hacía. El cuerpo de Lior se tensó en alerta, tomando con fuerza la mano de Jaen que estaba sobre su pecho, apenas dándole tiempo de intentar entender lo que sucedía a su alrededor cuando fue halado hacia las profundidades del océano, y escuchó dientes afielados chocar entre sí cerca de su cola. El movimiento había sido rápido, pero Jaen estaba agradecido de seguir completo cuando vio hacia atrás y se encontró con un tiburón blanco, que ahora parecía verlos como un excelente aperitivo. Normalmente por ahí no solía haber depredadores, por eso su aldea estaba asentada en ese lugar, pero de vez en cuando, alguno se desviaba de su camino y ellos solían ocultarse en sus casas dentro de la aldea hasta que se fuera, y si las cosas eran difíciles, también había sirenas y tritones entrenados para luchar contra esos peligros. Su mano fue apretada con más fuerza, y Jaen a penas y podía nadar al ritmo de Lior, que sentía que era demasiado rápido, esquivando al tiburón que no parecía cansarse en ir detrás de ellos. A pesar de que Jaen se consideraba un tritón rápido, su velocidad no se comparaba en nada a la de Lior, quizás porque su aleta era más grande y fuerte, o porque todos los músculos que su cuerpo parecía tener, ayudaban a que fuera rápido y no se cansara pronto. Eso no importaba en realidad, sino el no convertirse en comida de tiburón. Soltó un gritito agudo y nada masculino cuando sintió los dientes del tiburón demasiado cerca de su aleta otra vez, viendo con pánico como este parecía haberlos alcanzado, así como su cuerpo giró casi ciento ochenta grados, alejándose de él, antes de que todo a su alrededor pareciera volverse un poco obscuro, y notar que había entrado a una pequeña cueva mientras el tiburón giraba sobre sí mismo, buscando a sus presas. Separó sus labios asustados de que el tiburón fuera a ir por ellos, estaba seguro que al menos sus dientes afilados podrían alcanzar la cola de uno de los dos, y no quería convertirse en comida de tiburón, ¿cómo había llegado a eso?  A través de la obscuridad vio al otro tritón que lucía un poco agitado, pero más tranquilo que él, como si no fuera la primera vez que se enfrentara a algo como eso, por lo que estaba casi seguro de que él había sido el culpable de ser perseguidos por ese tiburón. —¡Tú…! Antes de que pudiera emitir algún sonido su boca fue cubierta por la mano de Lior, quien miraba con cuidado hacia afuera de la cueva, asegurándose de que el tiburón no los hubiera visto, porque ese tritón no sólo era ruidoso con su respiración, sino que sus gritos podrían delatar su escondite, y el tiburón no se iría hasta que salieran de ahí, conocía como eran. Había sido una suerte llegar a un arrecife y lograr entrar a una cueva, burlando al tiburón al ser más rápido con los giros, y bueno, al menos la carga extra que tenía con él había fue manejable, o los dos habrían sido comida de tiburón, aunque el otro tritón parecía querer serlo. Pasaron bastante tiempo escondidos ahí, y cuando el tiburón se dio por vencido en encontrarlos y fue por una presa más pequeña, y menos escurridiza; Lior soltó a Jaen, que ni siquiera había luchado contra él cuando fue acallado, se dijo que quizás porque se dio cuenta de la situación y que si era ruidoso los delataría. El tritón rubio lo estaba mirando un poco confundido, inclinando su cabeza hacia un lado mientras parpadeaba, casi como si estuviera analizando quién era. —Hola, soy Jaen. Lior frunció el ceño igual o más confundido que el otro tritón; ellos ya se habían presentado, o al menos eso parecía que hicieron antes de que llegara el tiburón y considerara que eran un perfecto bocadillo, ¿a qué jugaba Jaen?, no lo sabía, y no tenía deseos de quedarse a averiguarlo, sino que regresaría a la seguridad de la aldea, con su propio clan. Salió con cuidado de la cueva, asegurándose que el tiburón no estuviera cerca y comenzó a nadar cauteloso hacia la aldea, escuchando al pequeño tritón detrás de él, ¿tenía que ser tan ruidosos?, estaba seguro que si seguía así iba a atraer de nuevo al tiburón por muy lejos que este estuviera. —Oye, es de mala educación dejarme hablando solo, si no me quieres decir tu nombre al menos dime a dónde vas. Lior suspiró y se detuvo cuando pudo ver la aldea cerca, ahora consideraba que se había equivocado, que ese tritón rubio era bonito, pero estaba loco, ¿lo sabrían los de su aldea?, porque si no era así, tenían que tener alguna advertencia, ya que era peligroso, ¡podría atraer a depredadores y luego parecer olvidarlo! —Oye, eres demasiado rápido —se quejó, pareciendo cansado por seguirlo. Jaen se detuvo a su lado con el ceño fruncido, dispuesto a seguir diciéndole lo mal educado que era por no haberse detenido antes o al menos esperarlo un poco para que pudieran nadar juntos, pero cuando miró al frente, esbozando una sonrisa que terminó de confundir más a Lior. —¡Oye, conozco este lugar! Jaen pareció olvidarse de que hablaba con Lior y de que estaba pensando decirle que era un tritón mal educado, porque nadó hacia la aldea sin siquiera despedirse de él, quien lo vio intercambiar palabras con una sirena que estaba sonriendo amablemente hacia él, y sus gestos también lo fueron cuando pareció darle indicaciones antes de que el tritón asintiera sonriendo y se perdiera entre las casa de coral. Lior suspiró, tal vez era mejor olvidarse de que había conocido a Jaen, por muy bonito que le pareciera, quizás estaba equivocado, porque aquel tritón loco no podía ser su compañero, ¿verdad?, sólo le había parecido lindo, nada más, su corazón no estaba latiendo desbocado por él. Los tritones tenían a compañero de vida, con quien conectarían de inmediato y normalmente formarían una familia. De hecho, esa fue la razón por la que su clan fue fundado. El fundador no había podido encontrar a su compañero en su aldea, y las visitas entre aldeas no ocurrían muy seguido, y cuando eso sucedía, sólo iban los tritones más fuertes, y él no estaba entre ellos, por lo que decidió abandonar su aldea para buscar a su compañero, incluso sin la autorización del jefe. Había nadado cientos de miles de kilómetros, se quedó en algunas aldeas por días, y empezaba a convencerse de que quizás no tenía un compañero de vida, alguien con quién su alma estuviera conectada, y cuando estaba por darse por vencido, fue que conoció a la sirena que era su compañera. Si era aceptado en su clan, su antepasado pensaba quedarse en la aldea de la sirena, pero esta lo había convencido de que no lo hicieran, que ella quería conocer más el océano que los límites de su aldea. Había llegado solo a esa aldea, pero no fue así su salida, porque a su lado no sólo se fue su compañera, sino que otras sirenas y tritones que al igual que él estaban dispuesto a buscar a su alma gemela. En la actualidad ellos solo eran un clan viajero, su principal objetivo no era buscar a su compañero, pero si lo encontraban tenía dos opciones, quedarse o llevar a su pareja, era la decisión de ellos y que todos sabían, así como las aldeas los conocían y los acogían sabiendo que no correrían peligro alguno al tenerlos cerca. Por eso Lior, cuando vio al tritón al principio creyó que sólo se trataba de curiosidad por él, por lo que hacía, pero cuando lo tuvo cerca, y lo vio reaccionar hacia él, sintiendo su propio corazón agitarse, pensó que había encontrado a su compañero, pero ahora, sólo estaba tratando de convencerse de que se había equivocado, quizás necesitaba viajar con su clan un poco más y conocer a su compañero real, no a un loco que parecía ni siquiera saber cuándo colocaba en peligro su propia vida. Sí, eso iba a suceder, sólo debía mantenerse alejado de él lo más que pudiera. Él no quería convertirse en comida de tiburón la próxima vez que se encontraran, así que mantener la distancia con Jaen era lo más sabio que podía hacer.
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