BRITANIA DEL NORTE JULIA Hay veces que las personas cambian y demasiado, a tal punto que dejan de ser reconocibles. Era momento de dejar de decir que los cambios habían ocurrido y comenzar a encararlos. Maximilian no cedería por sí mismo y yo no pensaba retroceder, pero sus advertencias, su ego herido y la credibilidad que aún le quedaba no era algo que yo podía dejar pasar. La brecha era cada vez más grande, enorme, diría yo y aunque por dentro intentara asimilar que las semanas se me hacían cortas, la realidad era que cada día se convertía en algo eterno. Los soldados no paraban de trabajar. Todo debía moverse rápido antes de que los vientos de otoño soplaran con inclemencia y anunciaran que, pronto, los vientos gélidos del norte nos atraparían de nuevo en la isla de los bárbaros.

