CAPITULO 1

1335 Words
Rebecka Siempre he sido muy observadora. Mamá siempre lo decía. Solíamos ir al mar, siempre antes de que amaneciera, ella tocaba las finas cuerdas de su guitarra mientras acariciaba mi cabello y murmuraba cosas lindas. "Tú eres tan especial Becka, tienes un don que nadie suele tener" Sus palabras siempre se quedaron grabadas en mi mente. Años después descubrí que mi madre tiene razón, suelo ser muy observadora. Solo espero que ese gran don, no termine traicionándome... —¡Becka!—escuchó una voz lejana. Me remuevo. —Becka...—vuelvo a oír. Me sobresalto, y abro los ojos. Mi corazón late acelerado, y la respiración se me entrecorta. Veo mi habitación completamente oscura, hasta que localizo una sombra en la esquina. —Vete demonio, dios está junto a mi y no puedes hacerme daño—comienzo a gritar como loca. No se por que lo hago, pero tal vez con esto logré matar al demonio. —Dios está aquí...—comienzo a cantar, mientras me tiembla la voz. Estoy cagada del miedo, siempre me ha dado mucho miedo los fantasmas, la oscuridad y toda esa mierda. La sombra comienza a moverse, y me asusto más, tomo lo primero que encuentro en mi mesa de noche, y se lo lanzo. —Auch...—emite un quejido. Frunzo el ceño, me estiro y logró prender mi lámpara. —¡Cami!—reprendo al ver a mi mejor amiga en la esquina, como si fuera una estatua. Se toca la cabeza y sigue quejándose. —¡Casi me matas babosa!—gruñe. —¡Tu casi me matas a mi! Suspira y me lanza el objeto con el que la golpeé, un retrato pequeño con la foto de mi perro. Una muy buena arma de defensa. Me lanza sobre mi cama. —¿Qué haces aquí? ¿Y por qué entraste así? —Estaba aburrida, lo siento. —La próxima vez avisa, si no te volveré a lanzar esto—le muestro el retrato. —¡Sonaste ridícula cuando cantaste esa canción!—comienza a reír. —¡Pensé que eras un demonio inepta! Seguimos charlando hasta que es hora de que se marche, la acompaño a la puerta y vuelvo a encerrarme en mi habitación, mi madre no está, como de costumbre tuvo que ir a un viaje de negocios. Intento volver a dormir, pero unos golpes en la puerta de mi habitación, me despiertan. —Rebecka, tengo hambre—farfullan desde el otro lado de la puerta. Ruedo los ojos... Ray... mi hermano menor y mi carga cuando mamá no está. —Prepárate algo—respondo. Tiene 13, ya está medio grande para que siga pidiéndome cosas. Abre la puerta y entra, siento como se lanza junto a mi. —¿Cuándo vuelve mamá?—pregunta, en ese tono de voz, cálido como siempre que pregunta por ella. Como cuando lo hacía cuando tenía 9, o cuando tenía 11 y mamá no fue a su partido de soccer. Siempre fue complicado explicarle a mi hermano por que su madre nunca estaba en casa. —No lo sé... ya sabes que mom no tiene fecha—respondo. Suspira—Lo entiendo... ¿puedo pedir pizza? Asiento lentamente, sonríe y sale de mi habitación. ***** Me levanto muy temprano cada día, mi hermano entra más temprano que yo a la escuela, por lo que me encargó de hacer el desayuno y llevarlo. —Quiero que te termines todo—pido cuando lo veo con intensiones de no terminar el desayuno. Asiente y termina su desayuno, sube a lavarse los dientes mientras yo termino de desayunar y me preparo para llevarlo. Tomo mi bolso y las llaves del auto, Ray se monta en el auto, mientras cierro la puerta. Veo a la vecina regar sus margaritas, tiene un jardín precioso. —¡Buen día Becka!—murmura con una sonrisa. Le sonrió—¡Buen día señora Ackerman! Su casa es preciosa y enorme, con justa razón, su hijo es dueño de una gran empresa de autos, tienen mucho dinero, pero los abuelos Ackerman prefieren vivir en un barrio bajo y nada lujoso. La abuela Ackerman es muy dulce, hornea galletas de chispas para Ray, a mi hermano le fascinan, incluso nos presta la aspiradora cuando la nuestra se descompone. Son unos increíbles vecinos... Me despido y subo al auto. Conduzco un par de calles hasta que llegó a la escuela de mi hermano. Ray besa mi mejilla y se baja del auto, lo veo caminar y charlan con algunos niños, ha crecido muy rápido que me da nostalgia. Suspiro y conduzco hacia mi casa, tengo una hora para estar lista, me ducho en tiempo récord, me pongo unos simples jeans y un top. Grandes gotas resbalan por mi cabellera color fuego, fue herencia de mi abuela. Tomo una pequeña brocha y me pongo un poco de rubor en las mejillas, para disimular lo pálida que soy. No me hago nada más, solo paso el cepillo por mi cabellera, me coloco perfume y salgo corriendo de casa. Aún tengo qué pasar por Cami, por lo que me apuro, tomo mi mochila y cierro la puerta a mis espaldas. Pero me quedo paralizada al ver el auto aparcado en la casa del frente. Una camioneta, con los vidrios oscuros, pero no es cualquier camioneta. Es el transporte de los nietos Ackerman. La puerta del auto se abre, dejando desfilar a los dos jóvenes. El primero en pisar el pavimento es Alexis Ackerman. Su cabello corto le va bien, es sumamente guapo para tener 17... sus ojos verdes despampanantes y su pálida piel, hacen juego para dar lo mejor de él. Los genes Ackerman están muy bien distribuidos, más bien, los pulieron antes de que nacieran. Se acomoda la corbata color rojo que adorna su cuello, cierra la lujosa puerta y comienza a caminar hacia la casa. Pero el espectáculo no acaba del todo. La puerta vuelve a abrirse unos minutos después, dejando ver a mi Ackerman favorito, el más especial y el que me tiene sumamente obsesionada desde hace años... Alessandro Ackerman... Un verdadero orgasmo visual, sus ojos verdes un poco más fuertes que los de su hermano, sus labios en una tonalidad rosa, su piel pálida y esas manos, me tienen capturada. A diferencia de Alexis, a Alessandro, le resaltan los tatuajes bajo la camisa elegante pero algo informal que lleva. ¡Dios!, me acabo de bañar y creo que estoy mojada de nuevo. Se acomoda un poco su cabellera despeinada y cierra la puerta. Camina como un súper modelo y se reúne junto a su hermano. Acabo de presenciar un gran espectáculo, tanto que llevo 10 minutos de retraso, abro rápidamente la puerta de mi carcacha, algo vieja pero funciona muy bien. Me monto, me coloco el cinturón de seguridad y arranco el motor. Comienzo a salir del garaje, viendo por el espejo que no se me atraviese nada, hasta que siento un golpe y freno en seco. Con el corazón latiéndome a toda velocidad, volteo. Unos leves toques en la ventana me hacen voltear, y veo unos dedos con anillos, que tocan la ventana de nuevo. ¡Mierda! Lentamente bajo la ventanilla para encontrarme con esos ojos verdes, y una sonrisa seria. —Si no sabes conducir, tal vez no deberías manejar—esa voz... ¿Me está hablando a mi? ¡Si estúpida, reacciona! —Yo... lo siento, no te vi. Asiente distraídamente—Claro... —Y si sé manejar—agregó. Enarca una ceja, como si no creyera lo que dije. —Se nota... Da la vuelta y comienza a alejarse. Respiro hondo, y arranco de nuevo el auto, dejando atrás esto. Pero por el espejo lo veo parado en la acera, mientras me ve alejarme. ¿Qué carajo acaba de pasar? ¿Tuve un encuentro con un Ackerman? Redes Insta: vibbeswithgabss Tiktok: vibeswithgabss Twitter: vibbeswithgabss ¡No se olviden de votar y seguirme!? Nos vemos pronto, besos? Los quiere Gabss?
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