Llegamos a la casa de la abuela y sonrío como cada vez que vengo. Todavía recuerdo la primera vez que vine. Mamá y papá todavía no estaban juntos, pero eran buenos amigos y papá nos invitó a pasar una tarde de piscina con ellos y la abuela. En ese momento no sabía de quién se trataba, pensé que conocería a una señora mayor que nos miraría de forma fría por toda la tarde, pero cuando la vi me eché a correr a sus brazos. Desde entonces pensé que esto era el destino. La abuela Anna. Cuando vivíamos con mi padre biológico en las afueras de Nueva York, estaba esta vecina que consideraba mi abuela. Era la señora más tierna del mundo, lloré por semanas cuando tuvimos que mudarnos y dejarla atrás. Pero entonces, resultó ser la madre de papá y el tío Alex. Lloré cuando entré a esa casa y

