La fiesta terminó “en paz”. O al menos eso es lo que creo.
Cuando fui a buscar a mi hermano y Sofi no los encontré por ningún lado, así que tomé a Ash y la recostamos en el cuarto de Liam hasta que, por arte de magia, me envían un mensaje retrasando el viaje a casa hasta las siete.
No lo sé, pero yo no voy a hacerme responsable si mis padres se enojan por esto.
En fin… quince minutos antes de que dieran las siete, Francisco me llamó por teléfono. Despertamos a Ash y la subimos al coche.
Sofi viajó delante como siempre hace, y todo era silencio hasta que pregunté lo que debía preguntar.
— ¿Dónde se metieron?
— No te importa— dijo mi hermano para recibir un cachetazo en el brazo.
— No le hables así a Luce…
— ¡Oye! ¿Cuál es tu problema? Pensé que teníamos todo arr
