Lo que nunca dije

Siempre pensé que todo para mi iban a cambiar en un punto de mi vida, que iba a ser feliz, y el amor que en mi pecho se creaba en algún punto saldría, y seria compartido con alguien más, quizá me equivoque, o no, ahora no lo sé.  Cuando tuve que aceptar la triste realidad de la separación de mis padres, aún sin entender las razones, me di cuenta que nada de lo que mi mente imaginaba era real, que la familia perfecta no existía, que los amigos verdaderos eran muy pocos y que principalmente no estarían cuando los necesitarás.  Entre otras cosas, pasar por diversas pérdidas, querer salvar una relación de muchas cosas y al final que le misma se fuera de tu vida, como agua en las manos, era algo que la vida se encargaría de enseñarme, y como muy mala alumna de esa asignatura, no terminé entendiendo y esta misma se encargó de repetirme las situaciones cuantas veces quizo, para que me quedara todo claro en un punto de mi vida. Cuando apenas tenía cinco años de edad, mis padres se separaron, mis hermanos mi mamá y yo, nos cambiamos de ciudad, para empezar prácticamente desde cero, lo bueno de todo es que mis padres por ningún motivo dejaron de mostrarme la importancia del amor, cada uno a su manera, aunque fuera muy duro tener que separarme de uno de ellos cada cierto tiempo, para poder pasar tiempo de calidad con el otro.  Nunca fui una niña de gustos caros, ni de cosas inalcanzables, más bien aprendí a valorar más cada cosa que con esfuerzo me daban, muchas ocasiones quedaba al cuidado de mi hermana mayor, ella era muy buena en muchos aspectos, aunque no lo fuera en la comida, algo que mi mamá siempre me consintió era comer solo lo que me parecía agradable.  Desarrolle algunas enfermedades, y otras ya las traía incluidas en el nacimiento, cada vez que iba al médico era una receta tras otra, porque, a decir verdad, era algo increíble la facilidad con la que mis fuerzas se iban de mí.  Con el tiempo, las cosas mejoraron, pues mis hermanos mayores eran otro sustento más en la familia, y pudimos cambiarnos de lugar donde vivir, allí fue donde conocí a una de las personas más importantes a través de los años, mi amiga incondicional Vivian, teníamos la misma edad, gustos similares y era divertido estar juntas.  Antes de terminar le época de colegio, llego el primer "me gustas", claro que no vino del chico que originalmente me gustaba a mí, sino de uno diferente.  Cuando estaba por salir del colegio, en una tarde de diversión llegó el primer beso, ese que sin querer fue uno de los más bonitos, muy tierno y sensible, aunque no fuera del llamado primer amor.  Ese llego unos meses después, el que trajo muchas alegrías, pero una de las penas más grandes.  Los meses fueron bonitos, intentábamos hacer todo juntos, hasta que un día, llevados por lo que decíamos sentir, o al menos por parte de él, porque mis sentimientos eran 100% verdaderos. Sucumbimos a lo que nuestros cuerpos deseaban y le entregue mi virtud, convirtiéndose en un momento especial, lo único malo es que solo fue para mí. Exactamente, una semana después, al notar que no iba por mí, me empezó a preocupar la situación, no sabía a quién preguntarle, pues los amigos supuestamente no sabían nada, claro lo que no querían es que yo supiera lo canalla que era. Al pasar un mes sin su llegada, y sin ninguna respuesta, además de que ya ni siquiera se podía ver a su familia, cuando pasaba cerca de su casa. Me armé de valor y fui a tocar su puerta, una señora mayor salió, pregunto amablemente a quien buscaba, y yo le di el nombre del personaje, y fue allí cuando supe toda la verdad, me había abandonado, se fue del país y para rematar con otra persona. Las lágrimas salieron de forma inmediata, no pidieron permiso ni les importo en frente de quien me encontraba, solo salieron sin querer parar, la señora sintió pena por mí y me dijo que pedía una disculpa por lo ocurrido, su nieto se había portado como una persona terrible, destruyó el corazón de una joven, que lo único que hizo fue quererlo incondicionalmente. Lloré por casi un mes entero, todos los días lo recordaba, sin querer recordaba su falsa palabrería, todos sus besos, sus expresiones de cariño, inclusive sus detalles, aun no entendía la manera descarada en la que una persona puede mentir, sin ningún remordimiento mirándote a la cara que es lo peor. Sin duda alguna desde el día que supe de su engaño, de lo vil que se comportó, solo para estar conmigo, llevarse mi virtud, todo para mi cambió, ya no vería a los chicos como personas buenas sino más bien como seres sin corazón que lo único que dan es sufrimiento y dolor. […] Seis meses después, cambie inclusive mi forma de ser, ya no era la chica alegre y amable que solía ser, ahora era la persona que tomaría venganza con el género, que jugaría con los sentimientos de los hombres sin importar en lo absoluto si les causaba algún daño o no. Al cabo de un tiempo, conocí a un joven que aparentaba ser buena persona, frecuentábamos los mismos lugares, era de los que cuando terminaba su trabajo me iba a buscar, para salir a pasear un momento, sin duda alguna de un modo inesperado, creí que los pedazos de mi corazón estaban siendo pegados, pero tiempo después supe que al igual que con el primero, fui un simple juguete, y me dispuse a hacer lo mismo que él hacía conmigo, ahora conocería la otra cara de la moneda, en otra faceta, la que hasta yo mismo le llegue a tener miedo. Hice lo imposible por enamorarlo, y lo conseguí, por decirlo en cierto modo lo tenía comiendo de mi mano, y cuando eso paso, lo deje sin ninguna contemplación, frente a otras personas lo rechace, y me lie con su mejor amigo, quería que sintiera en carne propia el que te tomen de juguete, fue tanto su dolor que en un punto me rogó que no lo dejara, que no le importaba nada, solo que volviera con él, pero su tiempo había pasado, ya no era la misma boba de antes, solo le dije que debía recordar que el karma existe, y que esa fue su recompensa por causarme dolor.