Capitulo 4.
Las preguntas de los paparazzis queda en el aire mientras que las de Clara crecen en su mente, siendo llevada al coche dónde ambos suben sin más. Ella lo mira y Daemon la ignora concentrándose en su celular para dar aviso que alguien a infiltrado la información de su matrimonio y la dirección en la que estaban, ahora menos podrá deshacer el matrimonio, conociendo a su abuelo quizás haya Sido él para obligarlo a mantener el matrimonio, ya que un escándalo más no les sería conveniente en estos momentos, los tildarían como una familia manchada, ya por mucho dicen que son extraños, ya que guardan secretos y no crecen, ningún m*****o de la familia a dado nietos legítimos y esos los mancha como una familia con una maldición, alejando muchas propuestas, que lo han limitado a aceptar la que ahora tiene.
— No hagas pregunta, desayuna. — dice sin mirar a Clara quien le voltea los ojos con arrogancia.
— En esta familia solo sirven para dar órdenes como un dinamo.
— ¿Qué dijiste?
— Lo que escuchaste.
Clara lo observa, Daemon trata de controlar su enojo y la ignora, ahora tiene problemas más graves que eso. Clara no sabía que estaba casado, las preguntas en su mente crecen, ¿Que pasaría con su ex? No sabe que pensar, Daemon evade responder palabras como con los paparazzis, solo se concentra en su celular y ella en su comida.
Al llegar a la casa a las afueras una enorme mansión la sorprende, es hermosa desde la entrada, una belleza sin ninguna duda, el enorme portón dorado se abre y ella lo observa incrédula. Todo es tan hermoso, se puede apreciar un hermoso jardín desde la entrada, varios hombres de seguridad y una mujer que los espera en la entrada.
Clara observa todo con cuidado, apenas cree que un lugar así exista, lo había visto en las películas, mansiones de ricos y esas cosas, pero este lugar es un paraíso, todo desde la entrada al jardín es hermoso. Daemon le abre la puerta como un caballero y le tiende la mano para ayudarla a bajar, pero Clara no la toma, quiere evitar cualquier contacto físico con él, ya no están en público.
— Bienvenido mi señor.
— Hola Imelda, ella es Clara Baltonen.
— Bienvenida Señorita.
— Gracias, pero mi apellido no es ese, me llamo…— Daemon la interrumpe.
— Nada de eso, ya escuchaste al juez, a partir de ahora eres Clara Baltonen, así que acostúmbrate.
— Dije que mi apellido no es ese, ¿Acaso me conoces? No, ni siquiera tienes una puta idea de quién soy, y ahora crees decirme que debo ser alguien más, ¿Por qué?
— En primer lugar, cambia la manera en que me hablas, en segundo lugar, no vuelvas a mencionar otra grosería como esa.
— ¿O que? ¿Me vas a dar unos correazos?
Las palabras de Clara quedan en el aire, cuando un BMW Bank rojo entra a la casa, la mirada de Daemon se enfoca en la dama que baja de él con angustia, mientras que Clara la mira de mala manera.
— Daemon, cariño…— La chica se acerca besando su mejilla. — Vi las noticias, de inmediato vine a verte, ¿Estás bien?
— Hola Rosali, si, estoy bien, no tenías que venir, me hubieras llamado.
— Es que no podía esperar para verte, estaba muy sorprendida, ¿Realmente te has casado? ¿Pero como es eso posible? Soy tú mejor amiga y no sabia que tenías una relación.
— Rosali, ella es Clara Baltonen.
La mujer de cabello rojo, ojos claros, de gran apariencia de 1,70 de alto, fija sus ojos verdes en la joven frente a ella con sorpresa.
— Daemon, es bastante joven. — Clara solo la escucha y en cuanto nota que la mujer la ignora ella hace lo mismo. — Es un placer conocerte, Clara.— Clara mira su mano y luego a Daemon.
— ¿Y mi habitación? — Pregunta.— Pregunta muy sería.
A tal acción, Rosali recoge su mano y mira a Daemon quien fija su mirada en la niña frente a él con seriedad.
— ¿Qué crees que haces?
— No entiendo tu pregunta, solo deseo saber, ¿Cuál será mi habitación?
Daemon suspira incómodo tratando de evitar una discusión frente a Rosali. Mira a su Nana con seriedad.
— Imelda, llévala a su habitación.
— Cómo ordene señor. Por aquí señorita. — Imelda le señala el camino a Clara y ella se mueve sin más.
Daemon y Rosali se miran, ella entiende que hay mucha tensión y no dice nada, está tan sorprendida de que se haya casado y ni siquiera la haya invitado, esto resulta ser una locura para ella.
— ¿Quieres hablar?
— De hecho ahora no puedo, perdóname, pero tengo algunos asuntos que resolver, ¿Te veo el lunes en la oficina?
— Si, si, está bien cariño, si me necesitas, solo llámame, ¿Está bien? Y felicidades, espero que está unión recupere aquello que tanto te hacía falta.
Daemon no le da respuesta a sus palabras, la despide como de costumbre con un beso en la mejilla y la deja subir al coche, mientras que en la habitación, Clara camina con lágrimas en sus ojos, y una expresión llena de tristeza, en su mente solo existe un solo pensamiento, sus hermanos, es lo único que tiene en mente, aún no cree la locura que han Sido estás 24 horas, se ha casado y su esposo con solo mirarla le demuestra desprecio, eso siente, no puede ni siquiera pensar en nada más que escapar de esta pesadilla en la que se siente atrapada, le pasa seguro a la puerta, pues no piensa compartir la habitación con él, no piensa dormir en la misma cama con ese hombre, le teme aunque no se lo demuestre, por ello toma su bolso y lo deja aun lado, camina sentándose en el sofá junto a la ventana y ahí se queda desahogando su alma que siente angustia.
Mientras Daemon se encarga del desastre del internet, Clara llora en su habitación angustiada por sus hermanos, siente que perderá la razón si no sabe de ellos, ni siquiera le recibe la comida a Imelda, no almuerza sintiendo tristeza en su alma.
Pensamientos de Clara.
“Me encuentro aquí, encerrada en estas cuatro paredes, siendo la prisionera más privilegiada ante el título de esposa de un hombre que ni siquiera conozco, jamás pensé que este fuera mi destino, el dolor y el sufrimiento es lo que rodea mi vida, siempre atrapada en las decisiones de alguien más, esperando que en algún momento llegué mi oportunidad de ser libre y brillar, de cumplir mis sueños.”
“Desde la infancia creía que los hermosos cuentos de príncipes y princesas que mi madre me leía eran realidad, lo veía en sus ojos, en esa mirada que dedicaba a mi padre y él a ella, sentía que la felicidad si existía, pues la vivía al ver lo hermosa que era nuestra familia, a pesar del nacimiento de mis hermanos jamás me dejaron de lado, siempre me mantuvieron presente, era su princesa y así me sentía, pues lo tenía todo, o eso creía, ya que mi felicidad de perdió con tan solo 13 años, viviendo en mi adolescencia una etapa difícil para mí, el cambio de mi cuerpo, acostumbrarme a mi nueva escuela y amigos, un viaje más por trajo, una mudanza que nos cambió la vida a todos y que nos hacía felices, mis hermanos con tan solo 5 años sentían la seguridad y la paz que nuestros padres nos hacían sentir, pero la vida nos enseñó de mala manera, que la felicidad no existe, con la muerte de mis padres ese hermoso cuento de princesas se terminó, me vi en la obligación de verlas por mis hermanos mientras mi abuelo trabajaba para alimentarnos, solo éramos él y yo, solos cuidando de dos pequeños que encetaban amor, jamás imaginé que crecer sería tan difícil, deje de lado mucho de mi adolescencia para cuidar y velar por mis hermanos, que recibía las indiferencias de los niños de la escuela porque no estaba a su nivel, y era cierto, pues con tan solo 15 años ya tenía el entendimiento y la madurez que mis hermanos necesitaban para sentir el apoyo de un hogar, no pretendía sustituir a mi madre, pero mi labor crecía con cada mes en curso y el tiempo corriendo sin detenerse, todo cambio drásticamente en dos años, pero jamás pensé que las cosas empeorarían, nunca imaginé que mi abuelo nos vendería y nos abandonaría, me alejo de lo que yo considero es mi familia, mis hermanos, a los que adoro y por los que ruego felicidad, espero que dónde estén, estén bien, pues me he sacrificado para que así sea.”
“Aquí me encuentro, sentada junto a esta ventana, con lágrimas acumulándose, con miedo a lo desconocido y sintiéndome sola, no se que me depara el destino, pero de lo que estoy segura, es que no podré escapar de aquí, no podré cumplir mis sueños ni ser feliz.”