Las semanas de vacaciones se pasaron con mucha rapidez y aunque Layla no paso navidad o año nuevo con sus padres se sentía bien en la casa de la familia Laing, terminó enamorada de Mikaela y a esas alturas la sentía como si fuera su sobrina a la que consentía mucho, aunque sus sentimientos por Taylor estuvieran mezclados con frustración y enojo ya que la mujer como madre era un desastre absoluto, ademas era despiadada cuando discutía con su esposo. Las clases en la universidad habían comenzado dos semanas atrás y Layla se estaba esforzando el doble por cumplir con su último año de estudiante ya que había adelantado prácticas el año pasado por sus excelentes calificaciones, esa mañana de lunes se supone que solo iba a estar ella, Taylor y Mikaela ya que Vanessa había tenido una emergencia familiar y el señor Laing estaba en un viaje de negocios.
- Ya me voy.- comento Layla cambiada y lista para ir a la universidad.
- Layla, necesito que cuides a la niña hoy, tengo una cita esta mañana y muy importante... es con el doctor.- dijo Taylor cargando a la pequeña.
- ¿Que? ¡Taylor no puedo faltar porque tengo un laboratorio importante, la semana pasada me dijiste lo mismo y falte des días!- Layla se cruzó de brazos molesta.
- Por favor, un simple laboratorio no te afectará, tú tienes notas perfectas.- extendió a Mikaela hacia ella.
- Taylor, mi contrato solo dice niñera de medio tiempo.- gruñó cargando a la bebé.
- Lo se, lo sé... Mira, mil dólares para que no te quejes.- puso el efectivo sobre la barra de la cocina.
- ¡Es tu hija!- exclamó Layla.
- Si y yo tengo una cita importante con mi manicurista la cual no puedo perder, tú eres la niñera y si no quieres cuidarla déjala con Efraín.- se dio media vuelta y se fue.
Layla tenia ganas de sacarle a todos sus ancestros en groserías, pero ver la carita de Mikaela viéndola con atención la hizo calmarse, aparte de descarada era una mentirosa, tenia que respirar profundo y contar hasta el infinito si era necesario para no explotar en cólera. No iba a dejar a la niña con Efraín, el era un chófer no niñero, tomo la pañalera de Mikaela y se aseguró de que no le faltara nada pues se iría a la universidad con la pequeña, presentaría su laboratorio y pediría permiso para irse con alguna excusa, aunque bueno, que mejor excusa que llevar a un bebé en brazos.
- ¿Donde la llevo?- pregunto Efraín al verla salir de la casa.
- A la universidad por favor.- suspiro pesadamente.
- ¿El señor Laing sabe que sacará a su hija?- alzó una ceja viéndola con desconfianza.
- No responde mis llamadas, le envié un mensaje, por favor se me hará tarde.- abrió la puerta y subió como pudo.
El hombre no dijo nada más y solo la llevo a donde ella le pidió, al llegar a la universidad varios chicos le vieron raro pues no era normal que alguien llegará con un bebé en brazos, poco le importo a Layla las miradas indiscreta y los cuchicheos de algunas chicas, fue directo a su salón y de nuevo recibió las miradas perplejas de sus compañeros porque no se imaginaron nunca verla llegar de esa manera.
- ¿En que momento diste a luz?- pregunto Melissa una de sus amigas.
- Hace un mes más o menos.- acepto que la chica tomara la pañalera ya que quería ayudarla.
- ¿Nunca han visto a una mujer cargando un bebé?- dijo en voz alta al ver a todos cuchicheando.
- Si, pero no es normal que vengan así a la universidad.- dijo un chico sentado en la primera fila.
- Pues si puede pasar, no la vean como si fuera un bicho raro.- rodo los ojos y ambas fueron a sus asientos al final.
Layla ya sabía a qué horas comía Mikaela y a qué horas dormía, en un mes logro construirle un horario muy especifico, tenía dos horas para hacer su laboratorio tranquilamente antes de que despertara para tomar su biberón.
- ¿Es la hija de Taylor?- pregunto Melissa ya que ella no la conocía.
- Si, te conté que termine trabajando para ella.- suspiro contemplando a la niña.
- Dijiste que solo era medio tiempo.- movió la manta para verla.
- Pues tenía una cita importante con su manicurista y tuvo que dejarla conmigo, la descarada mintió diciendo que tenia que ir al hospital.- Layla vio a su amiga.
- Que hija de puta...- se cruzó de brazos- ¿Donde está el papá? La idiota lo presumía mucho.- Melissa odiaba a Taylor.
- El señor Laing está en un viaje de negocios, ni sabe que me traje a la niña a la universidad porque no me pude contactar con él.- se mordió el labio inferior.
- Pobre tipo, se casó con la peor escoria del mundo.- Melissa puso los ojos en blanco.
Antes de que Layla respondiera algo más el profesor entro y sus ojos fueron directos a ella, la había visto caminar por el pasillo con una pañalera en su hombro y una mantita rosa de ositos cubriendo su otro hombro y algo más que llevaba en brazos.
- Traes compañía Layla.- comento con una sonrisa.
- Le prometo que no va a interferir con la clase.- dijo un poco apenada.
- No importa, si necesitas salir para cambiarla o algo me avisas.- tomo un plumón y puso la fecha en la pizarra.
Se sintió muy aliviada de que el profesor no la regañara por tener a un bebé en la clase, pudo hacer su laboratorio sin ningún problema más aya de que tenía el brazo izquierdo adormecido por el peso de Mikaela. Volvería a tener otra clase a las diez y media por tanto tenía media hora para atender a la niña, sus amigas fueron de gran ayuda en aquellos momentos además de que también quedaron enamoradas de la pequeña Mikaela y sus ojos celestes que observaban todo su alrededor con gran curiosidad.
- Jenny, toma.- le dio el biberón.
- Es un verdadero encanto y gracias al cielo que se parece al padre no a la madre.- comento Roxana.
- Dios no castiga dos veces, hubiera sido el colmo que se pareciera a Taylor siendo ella una bruja.- agrego Melissa haciéndolas reír.
Layla escucho su celular sonar y no pensaba responder pues imagino que sería Taylor buscando pedirle alguna tontearía, pero al ver el nombre en la pantalla les pidió a sus amigas guardarán silencio ya que era Andrew quien le estaba llamando, seguramente acababa de ver las quince llamadas perdidas que le dejo por la mañana.
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- Layla, lamento no haber respondido, estaba en una junta y acaba de terminar ¿Paso algo?.- dijo con un tono de voz preocupado pues imaginaba lo peor.
- No, no... todo está bien, paso una situación pero no es algo malo.- dijo Layla.
- ¿Donde estas?- pregunto al escuchar el bullicio.
- Lo siento, me traje a Mika a la universidad porque tenía que presentar un laboratorio importante y Taylor se fue de casa.- pensó que Andrew se iba a enojar con ella.
- Quien tiene que disculparse soy yo, me regreso a Portland mañana por la tarde.- suspiro de forma pesada.
- No se preocupe, tenga confianza que conmigo Mika va a estar bien y donde vaya irá conmigo, resuelva su trabajo tranquilo.- sonrió de lado esperando darle confianza con su voz.
- De verdad que eres un ángel, confío plenamente en ti.- Andrew se escuchó más calmado.
- Bueno, nos vemos pronto, tenga buen viaje señor Laing.- alzó la vista hacia sus amigas.
- Cuídense mucho.- colgó la llamada.
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Layla apagó el celular y lo guardo en su mochila, volvió a levantar la vista notando que la expresión de sus amigas no había cambiado, las chicas tenían una sonrisa maliciosa en sus labios.
- ¿Que les pasa?- pregunto ya inquieta.
- A que está lindura termina contigo como madrastra.- comento Jenny con burla.
- ¡Estás loca!- Layla rodo los ojos y todas rieron.
- Todo puede pasar, Taylor lo descuida y tú cuidas a su hija, te ganas su corazón y te conviertes en la nueva señora Laing.- Melissa la vio con malicia.
- A todas se les fundió el cerebro, tengo novio y él está casado además es mi jefe.- aseguró Layla.
- ¿Y eso que?- Roxana la vio a los ojos.
- Que sería impropio.- respondió con obviedad.
- Mi fosforito, lo único impropio en todo esto es que esa loca haya tenido una hija hermosa y la descuide solo por andar de rumba.- dijo Melissa.
- Eso ya no me compete juzgarlo a mí, es problema de pareja y yo solo soy la empleada.- bajo la cabeza pensando.
Tuvo que volver a clases y estaba muy sorprendida de que Mika no diera problemas aún estando despierta, se mantuvo con un peluche entre las manos y el chupete en la boca mientras escuchaba todo a su alrededor y al final de la clase el profesor la felicito por ser la alumna que más atención puso en su clase, sin duda Mika causó mucho encanto entre todos los estudiantes ademas de sorpresa. Las clases terminaron y fue momento de volver a casa, Layla estaba cansada y le dolían los brazos, sin duda Mika era mejor que cargar pesas en el gimnasio para hacer brazos, cuando salio Efraín la estaba esperando en la entrada de la universidad con su típica expresión seria, aunque esta vez camino hacia ella para ayudarla con sus maletas.
- ¿Quiere ir a almorzar a algún lugar en especial?- pregunto el hombre abriendo la puerta.
- Hay una pizzería no muy lejos de aquí, me gustaría ir ahí.- aun no tenia ganas de llegar a casa.
- Bien, suba y la llevare.- Layla lo hizo.
Mika iba jugando con sus peluche mientras el auto iba corriendo, le había dado la dirección del restaurante y sonrió cuando llegaron, pensó que Efraín la acompañaría a almorzar, sin embargo el hombre solo le dijo que tenia que ir a recoger a Taylor y que pasaría por ella de nuevo en una media hora, Layla no comprendió y tampoco pregunto, seguía enojada con la mujer por toda su irresponsabilidad pero prefería que pasaran después por ella antes de compartir espacio con ella; se sentó en el lugar que mas le gustaba y pidió una pizza de queso, Mika bostezo y se removió irritada pues quería dormir de nuevo.
- Que sorpresa mas linda.- la voz de Damián la hizo alzar la vista.
- ¿Que haces aquí?- Layla se sorprendió de verlo ahí.
La relación entre ambos se estaba deteriorando cada vez mas, después de la ultima pelea que habían tenido Damián dejo de responder sus mensajes como antes, no le llamaba y ella no era de las mujeres que fueran a rogar por alguien, por eso le pareció extraño que el chico le hablara de esa forma, con ese tono de voz coqueto como antes.
- Sali de la universidad temprano y fui con unos amigos a jugar, me dio hambre y vine a mi lugar favorito...- vio a Mika en los brazos de Layla- ¿Tu que haces aquí? ah, déjame adivinar... viniste a comer con tu jefe y él anda por el baño.- se sentó frente a ella viendo a todos lados.
- Acabo de salir de la universidad y el señor Laing esta en un viaje de negocios.- suspiro tomando la segunda rebanada de su pizza personal.
- Creí que cuidabas a la mocosa por medio tiempo.- dijo Damián.
- Si, pero tiene una madre irresponsable que ya me esta sacando de quicio.- relamió sus labios.
- ¿Que hay del padre? de él no dices nada, tambien es su responsabilidad cuidar a la niña.- él se puso a la defensiva.
- Él esta trabajando, la única responsabilidad que Taylor tiene es cuidar a su hija y yo le ayudo por las tardes cuando ella va a estudiar, pero prefiere irse de loca por ahí.- Layla frunció el ceño algo molesta.
- Eres muy injusta con Tay, ella es una buena mujer casada con un idiota que la obligo a tener una niña que solo hace estorbo en su joven vida.- se recostó sobre el asiento.
- Disculpe, puede ponerme estas dos rebanadas para llevar y me agrega un postre tres leches por favor.- le dijo a la mesera que iba pasando.
- En seguida se lo traigo.- tomo el plato y se fue.
- ¿Ya te vas?- Damián alzo una ceja.
- Si, tengo tareas que hacer y no me quiero enojar.- tomo la pañalera y se levanto.
Fue al mostrador y pago el postre que había pedido, las meseras fueron muy amables con ella y no pudieron evitar hablarle a Mikaela que tenia los ojos bien abiertos observando a todos pues se le espanto el sueño por algún motivo.
- Nena ¿Dije algo malo?- Damián salio tras ella.-
- ¿Por que defiendes tanto a Taylor?- se detuvo en seco y lo vio.
- Cariño no digas locuras, solo te di mi opinión, no te pongas celosa de ella.- le tomo las mejillas y le dio un beso.
- ¿Celosa? No estoy celosa, no tengo nada que envidiarle a Taylor.- rodo los ojos.
- Pues eso me diste a entender cuando te pusiste en ese plan, sabes que te amo.- volvió a darle otro beso en los labios.
- Voy a pedir un Uber, tengo que volver a casa a hacer mi trabajo.- Layla ya estaba aburrida y Mika comenzaba a irritarse de nuevo.
- Me quedare contigo hasta que venga.- puso la mano en la cintura de ella y caminaron hacia la parada.
Se quedaron sentados conversando hasta que el Uber paso por Layla, Damián le tomo de las caderas y le dio un beso apasionado el cual ella no respondió de igual forma antes de abrirle la puerta para que subiera, una ves adentro Mikaela comenzó a llorar ya aburrida, se acaloro y el ajetreo de toda la mañana la tenían agitada, el hombre se dio prisa apenado por ver a una chica tan joven comenzando a desesperarse tambien por no saber que como calmarla, Layla le pago y entro a la casa casi corriendo.
- ¿Que les paso?- pregunto Vanessa que ya estaba en casa de nuevo.
- Esta enojada porque tiene sueño y creo que no la he dejado dormir bien.- comento Layla escuchando los gritos de la niña.
- Le voy a preparar el biberón en lo que subes a darle un baño.- comento Vanessa tomando la pañalera.
Layla subió sintiendo por primera vez el estrés de tener que lidiar con una berreta, Mikaela no dejaba de gritar y patalear porque estaba irritada, lleno la bañera de la pequeña y con bastante dificultad logro quitarle la ropa; Vanessa y ella se habían tomado bastante confianza en el poco tiempo que llevaban conviviendo y la mujer fue su gran ayuda en aquellos momentos. Limpia, olorosa y bien comida; Mikaela por fin dejo de llorar y estaba en los brazos de Layla que se movía en la silla mecedora esperando a que se quedara dormida, cuando por fin lo consiguió la acostó con cuidado y decidió bajar.
- Por fin se quedo dormida.- dijo Layla al entrar a la cocina.
- Ahora comprendes porque no me gustan los niños.- comento Vanessa sonriendo.
- Mika es un amor, pero aun esta pequeña para pasar por todo el ajetreo de la vida de adulto y yo definitivamente la sofoque con todo.- subió al taburete y termino de comer la pizza.
- ¿Por que tuviste que llevártela?- pregunto la mujer.
- Taylor tenia una importante cita con su manicurista en la mañana y me dijo que faltara a una prueba importante, tuve que llevarla.- suspiro de forma pesada.
- Cara dura la señora.- Vanessa no tenia problemas para decir lo que pensaba.
- Al final es Mikaela quien paga los platos rotos, ella es quien no tiene el calor de madre que necesita.- Layla bajo la cabeza pensando.
- Pues la verdad tiene el calor de padre y algo parecido a una madre que la mima demasiado.- Vanessa le tomo la mano para darle animo.
Termino de comer y media hora después llego Efraín, le había enviado un mensaje al hombre para decirle que no las pasara a buscar, estaba muerta de cansancio, sin embargo tenia que hacer tareas así que se quedo sentada en el comedor trabajando, no se molesto en preguntarle donde estaba Taylor ya que no llego con él. Se recostó unos segundos sobre la mesa para descansar la vista, pero termino quedándose dormida, entre sueños sintió como si alguien la tomara dela cintura y la levantara del asiento, Layla movió su cabeza hacia un lado aun dormida y un ligero perfume amaderado hizo cosquillas en su nariz provocando que abriera los ojos solo para enfocar el perfil del señor Laing, se dio cuenta de que la llevaba en brazos.
- ¡Señor Laing!- exclamo asustada por verse colgando.
- Lo siento, no quería despertarte.- Andrew sonrió de lado viéndola.
- ¿Donde me lleva?- se abrazo a sus hombros cuando sintió que iba a caer.
- Solo te traje a tu habitación, te quedaste dormida sobre la mesa y no quise despertarte así que decidí traerte cargada.- la bajo con cuidado a la cama.
- ¿Que horas son?- paso la mano por su cabello y soltó la coleta.
- Las siete y media.- se sentó en la esquina de la cama.
- ¿Donde esta Mika?- se asusto al saber que ya era bastante tarde.
- Vanessa la cuido en lo que tu descansabas, se fue cuando yo vine.- la calmo con una sonrisa segura.
- Creí que no volvería hasta el miércoles de su viaje.- cruzo las piernas y froto su ojos aun teniendo restos de sueño.
- Estaba solo a tres horas de distancia, decidí volver porque necesito hablar con Taylor sobre algo importante... Ya que despertaste, vamos a cenar.- se levanto y movió su cabeza animándola a seguirlo.
Layla asintió y lo vio salir mientras ella se quedaba unos minutos sentada en la cama recordando el momento en que había ido en los brazos del hombre, en lo fuerte que eran y en lo gentil que había sido con ella al llevarla a su habitación; tomo el cepillo y peino su cabello para no tenerlo tan alborotado antes de salir.