Capítulo tres: Ella está muy loca

3250 Words
Capítulo tres: Ella está muy loca. 14 de julio del 2010 Estoy cansada de cumplir todas las reglas, cada vez mi padre se pone más insoportable. Ellos quieren que respire las reglas, mi madre está detrás de cada paso que doy, se que sabe que en cualquier momento pueda huir y casi lo logro si no fuera por el guardia de turno. Ahora estoy en mi peor clase, la señorita Roberta es mi profesora de clase de etiqueta, ella habla sin parar de las formas de comportarme en cada evento. Ella me da miedo, por lo que hago todo lo que me pide ya que tiene un bastón de madera que me golpea cada vez que hago algo mal. Cuando ella se distrae me dirijo al jardín del castillo en donde agarró un puñado de tierra y tiene muchos gusanos. A lo lejos veo que una de las mucamas me logra ver, yo me quedo en mi misma posición como si fuera invisible aunque es obvio que ella está viendo cada uno de mis movimientos, se que si dice algo me meteré en serios problemas. Ella me guiña un ojo y me da la espalda, sonrío y salgo corriendo del lugar. Regreso y los pongo en su bolso, que se ve que es muy caro. ella sigue estando distraída hablando con mi padre, sobre qué clase debo tomar, se que pronto se acerca a un compromiso muy importante. Mi padre no ha dejado de parlotear acerca de ese evento. Yo odio ponerme vestidos tan apretados, de los cuales ni puedo respirar y zapatos de los cuales no puedo ni caminar. odio los zapatos formales, mis pies siempre terminan muy lastimados por culpa de ellos. – Lo anotare todo, su majestad– ella se acerca a su bolso y mira atentamente todo, ella pega un grito muy fuerte. – ¿Qué pasa?– Mi padre se acerca rápidamente. – ¡Son gusanos!– ella comienza a saltar y se va corriendo del lugar, claro que sin su bolso. Él cual se encuentra en el piso todo desparramado y veo como un gusano sale de él. – Señorita Roberta, espere– mi padre va a ir detrás de ella, veo toda la escena y no aguanto más la risa y explotó en una carcajada, prácticamente tengo que agarrarme el estómago del dolor que siento de tanto reír. Él regresa y me pongo seria y hago como que nada paso. – ¿Qué fue lo que pasó?– mi madre entra al lugar y ve el bolso en el suelo en donde se encuentran los gusanos saliendo de ella. – Muestra las manos krystal– me pide mi padre acercándose a mí, yo no las saco de mi regazo y no se pueden ver ya que me encuentro con una mesa delante de mí. Yo me rehuso a mostrarle las manos pero él me las saca a la fuerza y mis manos se ven sucias por la tierra. Lo miro y sé que se viene un grito, cierro mis ojos fuertemente esperando que llegue pero no lo hace. Vuelvo a abrir mis ojos y él suelta mis muñecas y se dirige a mi madre. – Tú arregla esto con ella, iré a buscar a la señorita Roberta, a ver si no se murió de un infarto en las escaleras– mi padre sale de la habitación molesto y mi mamá se acerca a mi. Yo no digo nada pero poco a poco me sale una sonrisa al recordar la cara de la señorita Roberta al ver los gusanos. Mi madre se encuentra muy seria, por lo que me pongo seria al instante. – Esto no es gracioso krystal– ella está muy molesta. – Ella me pegaba, se lo merecía– le digo. – Ella quería que seas un niña con buenos modales, pero tranquila si ella no quiere seguir enseñándote. Te buscaremos otra y otra más, pero yo no dejaré que mi hija sea una descarriada. – ¡Y todas se irán porque lo que hice no es nada!– gritó fuertemente, ella se acerca a mí y yo retrocedo en mi silla. – Estarás castigada, te prohibo que veas a tu abuela– ella va a salir de la habitación pero voy detrás de ella y la cojo del brazo. – Por favor con eso no, tengo que ver a mi abuela– prácticamente estoy llorando. Ella se zafa de mi agarra y voltea a verme. – Debiste pensarlo bien antes de hacer lo que hiciste– sale de la habitación y comienzo a golpear la puerta fuertemente. – ¡Te detesto, te detesto!– me tiró al suelo para seguir llorando. La puerta se abre y veo que es la señora que me dejó escapar afuera, ella se acerca rápidamente y se arrodilla frente a mi. De su delantal saca unas toallas húmedas y toma mi mano, la zafó rápidamente. – Déjame limpiarte, te puedes enfermar porque tocaste la tierra y los gusanos– ella me muestra una cálida sonrisa. Ella parece ser nueva porque ninguna de la servidumbre se habría atrevido a tocarme. Le doy mi mano y ella comienza a limpiarla, cuando están lo suficientemente limpias se acerca a mi rostro y yo retrocedo instintivamente. – ¿Cuál es tu nombre?– le pregunto en un susurro, sorbo mi nariz porque no puedo ni hablar bien por mis lágrimas. – Me llamo Ana, me dejas limpiarte la cara. Una niña tan bonita no debe de verse como si estuviera en un funeral– eso me causa un poco de risa y asiento para que se acerque a limpiarme. Ella lo hace delicadamente y luego me sonríe cuando ya terminó de limpiarme, se levanta y me da la mano para ayudarme a pararme. – ¿Por qué me ayudas?– le preguntó. – ¿Por qué no lo haría?– me regresa la pregunta. – Sabes quien soy yo, te meteras en problemas si alguien te ve– le digo, ella sonríe. – Se quien eres y yo solo ayude a un niñita. No creo que me meta en problemas a menos que le digas a alguien– ella no disminuye su sonrisa. – No tengo a nadie a quien decirle, no tengo amigos aquí y mi madre me prohibió ver a mi abuela– lo digo tristemente. – Si tu no le dices a nadie, te ayudaré para que la veas– ella se agacha a mi tamaño, mis ojos se abren ante el asombro. – ¿En serio me ayudaras a verla?– le preguntó, ella me muestra su meñique y yo entrelazo con el de ella. – Será una promesa, señorita Krystal. – Será una promesa Ana banana– le digo y ella sonríe más grande. Krystal El departamento está bonito, no es nada como el castillo y lo agradezco, pero me siento muy sola. En el castillo había muchas personas con las cuales dialogaba a escondidas de mi padre o madre. Aquí con quien se supone que dialogue, con el cuadro de figuras raras. Ah no voy a parecer loca, bueno más de lo que estoy. Algo bueno es que no me cuesta hacer amigos, lo malo es que cuando saben quien soy me tratan de forma diferente. Nunca se si sera un amigo verdadero o solo esta conmigo por mi posición y lo que puedo ofrecerle, pero esta es una nueva ciudad y nadie me conoce, puedo comenzar de nuevo. Las maletas están ordenadas en mi habitación. Pero en vez de habitación parece funeral, paredes blancas, cama blanca. todo se ve tan pulcro me habré ido al cielo sin darme cuenta. mi cuarto en el palacio tenía mi propio estilo claro que no podía pintar las paredes pero aquí no es el palacio. En el castillo mi habitación era la única la que yo podía acomodarlo a mi estilo, mi abuela me permitió hacerlo y desde ese día solo entran a limpiarlo mas no acomodarlo. Mis padres odiaban entrar a mi habitación, según ellos era fuera de lo común por lo que me encantaba estar ahí. Mis edredones tenían mucho color, ahora al estar en esta habitación me siento como en un manicomio, algo haré para cambiar este color. conseguiré pinturas y hare un obra de arte. Hay una nota pegada a la nevera que dice que va a venir una señora cada cierto día a limpiar la casa, eso es algo bueno ya que si no este lugar sería un desastre. Abro la nevera y está lleno de comida, soy una persona, aquí hay para alimentar hasta un batallón. pero me doy cuenta que toda la comida que está aquí es sana, si esta bien que coma vegetales pero no siempre, algo bueno es que me traje una tarjeta universal, papá no me la quiso dar pero le dije que necesitaría comprar libros y como no cedía le dije que necesitaría tampones y ahi me lo dio sin rechistar. En este departamento hay cuatro habitaciones, todas son iguales y grandes, me siento muy sola y me incomoda, da la apariencia que aquí espantan. no es que le tenga miedo a los fantasmas pero mejor de lejitos no piensan. Agarré mi bolso y las llaves de la casa, no me quedaré ni un minuto más aquí. Camino por un buen rato viendo todo el lugar, las casas y departamentos que hay por aquí se ven muy caros y de mucho prestigio. no se por cuantas cuadras camino que recién veo civilización y cafeterias, me detengo bruscamente ya que siento que alguien me sigue, volteo y no hay nadie, ahora estoy paranoica. Veo una cafetería, yo amo el café con mi vida y por lo menos debe tomarse dos tazas al día y no he tomado ninguna hoy día me acerco y una campanilla suena. Al entrar una chica de cabello claro está peleando con un señor. – ¡Es usted un viejo abusivo, se cree la gran cosa por tener una cafetería, pues mire su cafetería me interesa un comino! ¡Es un viejo sexista! ¡Vayase al infierno! La chica grita un sin fin de grosería. Veo que la cafetería no está sola si no que hay jóvenes al fondo haciéndole porras y grabando. A mí me gusta el chisme por lo que me quedo mirando todo con atención. – ¡Quiero que te vayas ahora mismo y no regreses! – el señor calvo está más rojo que un tomate. – ¡Oh créeme no regresare! – se quita el delantal y lo tira en el piso. Esa chica está bien loca, y tiene valentía. La chica pasa por mi lado, lo que hace que los chicos que estaban grabando enfoque su cámara a mi dirección, comienzan a silbar. Salgo detrás de la chica y veo que está sentada en un muro con la cabeza entre las piernas. No sé si será buena persona, pero me acerco un poco más a ella. Me acerco sigilosa a ella. Y me siento a su lado, siempre que veo que una persona está con una crisis me gusta hablar con esa persona, siempre lo he hecho, esta no será una excepción. Ella tiene la cabeza entre sus piernas por lo que no logro verle el rostro. – ¿Te encuentras bien? – preguntó con cautela la chica levanta su mirada rápidamente, tiene el rostro lleno de lágrimas. logro inspeccionarla rápidamente. Es hermosa y tiene unos ojos muy llamativos, aunque están un poco rojos y lloroso. Van de una avellana a un verde muy claros, aunque sus cabellos con hebras castañas están despeinados, su cabello es muy bonito y tiene leves rizos que tal vez si se los peinara serían muy bonitos. – ¿Quién eres tú? – se seca las lágrimas con su camiseta, mira detrás de mi. – Me llamo Krystal– le extiendo la mano con una sonrisa. – Yo me llamo Allyson– ella me extiende su mano y noto que sus palmas están calientes, ella hace una mueca y logro ver que tiene una quemadura y unas ampollas comienzan a notarse. – Esto se ve que duele, necesitas ir al hospital– me voy a parar para llevarla a un hospital cercano, logro ver una farmacia pequeña al frente. – Estoy bien, no te preocupes– ella suelta mi mano de la suya y ve su palma. – Vi lo que sucedió, ¿ese señor te hizo daño? – No, solo que ese señor era un explotador y pagaba una miseria, ahora no sé cómo voy a pagar mi departamento. – comenzó a negar con la cabeza y sus lágrimas seguían saliendo, ella las limpia rápidamente y me muestra una sonrisa– Pero cambiando de tema no eres de aquí verdad, tu acento es británico supongo que eres de Londres. – Ah... si– mejor fingir que vivo en Londres, porque si le digo de donde vengo eso hará muchas preguntas de las cuales no quiero responder– Vengo de intercambio para estudiar en Harvard. – ¿Enserio? yo estudio ahí, soy Becada– ella no disminuye su sonrisa. – Eso está súper, al menos conozco a alguien– le sonrió un poco. Allison se paró y yo la imité, me da pena que haya perdido su empleo y como dice ahora su casa. – Bueno, yo ya me voy. Si me ves por la universidad hablame, me agradas británica – se estaba despidiendo, frunce el ceño mirando detrás de mí – Oye no sé si te has dado cuenta, pero ese señor está que te mira– volteé y vi que sam williams estaba que me miraba en una esquina, cuando vio que lo vi se escondió nuevamente, ruedo mis ojos. – Descuida es mi… primo– le digo con una sonrisa. – Ah... Está guapo, bueno ya nos veremos. – Eh si claro– no sé si lo que diré sea buena idea, pero solo se me escapa– ¡Espera! mira cómo ves soy nueva y yo vivo con mi primo así que tuvimos que alquilar un departamento. Si quieres puedes venir a vivir con nosotros, y ya después cuando consigas un trabajo puedes pagarnos la mensualidad. Cosa que no la dejaré hacer, sé que todavía no soy reina. Pero quiero ayudarla a ella, se ve que es una buena chica y algo me dice que no es tan pobre como aparenta, el brazalete que tenia era de cartier, lo se porque yo tengo uno mismo en casa. – ¿Hablas enserio? – ella abrió sus ojos y me abrazó fuertemente, me sorprendo por la muestra de afecto ya que muchas personas no me abrazan– ¡Gracias! y no se preocupen que les pagaré cada centavo, y descuiden yo no robo ni nada parecido, les mostraré todos mis documentos, si los necesitan. – No te preocupes, mira dame tu número y te envió por mensaje la dirección y ya mañana temprano vas a verlo. – Si, si claro– ella asintió emocionada. Me dejó su número y se fue tras agradecerme muchas veces. Me acerco hacia Sam, él cree que es pequeño y no lo notaría. Bueno, aunque no lo note al principio, si no fuera por Allyson no me habría dado cuenta de su presencia nunca. – ¿Qué haces aquí Sam? – él salió de su escondite. – Lo siento su majestad, el rey no la iba a mandar sin ninguna protección, así que me pidió que no me descubriera. Muy aparte me dijo que no se iba a cuidar y no se equivocó porque hablaba con una extraña, le podía hacer cualquier cosa. Habla muy rápido, lo ignoro y comienzo a caminar, a buscar otra cafetería la cual me diera un rico café y tal vez un panecillo. El me sigue, algo que también agradezco es que no esté usando su ropa de trabajo que es un traje, lleva ropa común. – Habíamos quedado en un trato, pero como siempre él la rompe, pero bueno al menos no me sentiré sola. Por otro lado, hice una amiga, eso es bueno. – Perdone mi atrevimiento su majestad, pero de qué hablaba con la joven. – La joven se llama Allyson y se vendrá a vivir con nosotros, así que quiero que la investigues si no corremos ningún peligro y desde ahora tú serás mi primo. – ¿Qué? si el rey se entera nos matará a los dos– volteo a verlo rápidamente su rostro está algo pálido, sus ojos verdes oscuros estan abiertos. Sam williams ha sido mi guardaespaldas desde hace tres años, es el más joven de todos los guardaespaldas que he tenido. Su padre también es guardaespaldas solo que es de mi padre, lo bueno es que él tiene pinta de modelo y no de guardaespaldas como el resto. A qué me refiero con que tiene pinta de modelo, su rostro es asimétrico, tiene una mandíbula más marcada que haya visto. Su cabello es n***o como la noche y sus ojos son de un verde muy oscuro todo eso acompañado de unas cejas espesas y labios carnosos y nariz respingada. Y bueno él hace mucho ejercicio y por lo que puedo ver tiene un cuerpo de muerte, si es un chico muy atractivo pero por alguna razón no me gusta. bueno tampoco es que vaya por la vida gustandome todo aquel que vea, siempre me han gustado los despreocupados los que no les importa meterse en problemas y a lo fisico no tengo uno en específico. Todo lo contrario a addison y bonnie, addison solo busca uno el cual le sirva un rato y Bonnie algo permanente. Algo de todo esto es que puedo salir en casa ni siquiera podía salir sola y si lo hacía era rodeada de mucha seguridad, hasta tenía una guardaespalda mujer para entrar al baño conmigo, quién sabe quizás me acuchillaron en el baño, ese era el pensamiento de mi padre. Ni siquiera podía comer no sin antes alguien lo probara primero, tenemos muchos enemigos y cualquiera se podría colar y envenenar la comida. Eso le paso a una de mis tías, ella murió envenenada, al ahora estar aquí no hay esa regla vigente, aquí puedo ser la primera en probar mi comida. – Nos meteremos en muchos problemas si su majestad se entera– salgo de mis pensamientos y veo que Sam me habla y su rostro logró verlo algo asustado, me acerco mucho más a él, al punto de acorralarlo. Se que si no lo controlo él le dirá todo a mi padre o a su padre y todo se irá al drenaje, Sam es bueno guardando secretos no es el primero que lo hago guardar pero será mejor prevenir que lamentar. – Pero él no tiene por qué enterarse ¿verdad?, tú no le dirás y yo tampoco– arqueo una ceja, él suspiró profundamente. Algo bueno de ser una princesa es que soy buena intimidando a las personas. – No le diré a nadie– dice resignado, se me formó una sonrisa en el rostro. – Perfecto, entonces iremos por un café– comencé a caminar. – ¡Está por el otro lado! – me di la vuelta y caminé, gracias a dios que enviaron a alguien si no ya me hubiera perdido hace mucho tiempo. Soy muy distraída por lo que siempre paro rodeada de personas, ahora que estoy aquí tendré que buscar a personas que quieran ser mi guía para no perderme.
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