—Scar, espero que esto sea una broma y que no hayas traído a tu... querido preso aquí, hoy —me siseó Marc cogiéndome del brazo y tirando de mí para que me levantara, haciendo que se me cayera la patata al suelo.
—¡Oye! Que me iba a comer eso —protesté, mirando la patata en el suelo mientras Marc seguía tirando de mí.
—Esto es serio —me dijo frenando en seco y mirándome a los ojos mientras me señalaba la puerta con el dedo.
—Oye, no sé de qué mierda me estás hablando, yo no he traído a nadie —le dije firme, sabiendo que no estaba mintiendo. Además de que lo que me estaba diciendo no tenía lógica ninguna.
—Pues entonces explícame por qué hay un tío ahí fuera con el uniforme de la cárcel —me espetó. A lo que yo fruncí el ceño a punto de replicarle.
—Sal y lo compruebas tú misma —me dijo
