12

1084 Words

Sin siquiera resistirme un poco, le devolví los besos tan fervientemente como él me los daba, mientras mis manos, como si tuvieran vida propia, se adentraban por su única prenda: el uniforme de prisión. Quería arrancarle la ropa y sentirlo piel con piel contra mí. Pero sabía que eso no era posible todavía. Sin darnos tregua para respirar, él me levantó del suelo para sentarme donde estaba minutos antes de que entrara y se colocó entre mis piernas, dejándome sentir el calor que emanaba y que se nos hiciera más fácil aún tocarnos. Yo sentía que estaba a punto de explotar y me estaba mareando del placer que era simplemente el hecho de besarle. No quería que parase, pero él tenía otros planes. —Todos los expedientes e historiales los tienen en la recepción cuando entras. Allí guardan todas

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD