Cuando volví al día siguiente a la hora habitual, estaba esperando en la sala de visitas donde normalmente acudían las familias de los presos y donde nunca había visto a Jesse entrar. Lo que me hacía sospechar aún más de toda esta situación con él. De repente, empecé a escuchar murmullo y pasos pesados cada vez más cerca, así que miré mi móvil y me di cuenta de que venían todos hacia aquí ya que era la hora de tiempo libre y visitas. A pesar de que había presos a los que nunca visitaban. Entraban todos los encarcelados, uno a uno, con las manos esposadas. Yo miraba todos los rostros intentando encontrar uno en concreto, pero no aparecía y mi preocupación era cada vez mayor. ¿Qué estaba pasando? Levantándome despacio para no levantar mucho la atención, salí de aquella sala no sabiendo e

