Capitulo 3 Dannya Menchaca

4164 Words
Llega con una enorme bandeja llena de comida. —Espero que te guste la comida china fue lo único que se me ocurrió pedir. —A mi me gusta comer de todo. El se muerde el labio y pasa sus ojos por mi cuerpo. —A mi también, sobre todo sin ropa. —Cameron no me veas así que me pongo roja. Se acerca a mi tanto que siento su aliento mentolado. —No puedo creer que no te des cuenta de lo que provocas en los hombres. —Según Baenett lástima.  El se levanta molesto de la cama.  —Tienes que dejar de pensar en las estupideces que ese hombre te ha dicho, eres muy guapa, tienes un cuerpo espectacular, qué si no fuera porque estás un poco débil estuviera llenándolo de besos. —Siempre tienes que ser tan directo.  —Si, siempre me gusta decir lo que siento. Yo me siento un poco incómoda por la manera en que me ve. —Cameron, que tanto está pasando por tú cabeza que me pones nerviosa.  —Estoy pensando que si ya estuvieras divorciada te ataría a mi cama para disfrutarte toda la noche. Yo me atraganto con la comida y él se acerca y me da golpes en la espalda mientras se ríe. —Loren lo siento pero así soy yo. Yo me quedo seria por un momento, empiezo imaginarme atada a está cama y no puedo evitar sentir un cosquilleo que me recorre el cuerpo, tal vez Barnett tiene razón, soy una mojigata en cuanto al sexo se refiere. —Deja de pensar, que si vuelves a suspirar de esa manera me olvidaré que aún no firmas él divorcio.   Me acerco a él y sacando un poco de valentía lo beso, al principió se sorprende pero luego responde a mi beso y se acomoda sobre mi, por Dios que manera tiene de besar, casi siento que pierdo la conciencia, empieza a quitarme la blusa y me acaricia los senos, yo le quito el saco como puedo y paso mis manos por su espalda, sus músculos están tensos, comienza a besar mis senos y yo siento que no podré aguantar más para sentirlo dentro de mi. Me quita el pantalón y cuando comienza a desnudarse me pongo nerviosa al instante, el tamaño de su.. su.. su amiguito es muy grande, él al verme observándolo así, me sonríe. —No te preocupes, seré muy cuidadoso. Empezamos a besarnos de nuevo y está a punto de hacerme el amor cuando tocan el timbre. —¿Pediste más comida?  —No, no tengo idea de quien sea.  El timbre sigue sonando con insistencia y él se pone de pie maldiciendo, empieza a cambiarse y yo también me cambio rápidamente. El se va a abrir la puerta mientras yo me acomodo el cabello, de pronto entra mi mamá seguida de Hector corriendo a la habitación.  —Hija ¿cómo estás?  Se acerca y me toma de la mano. —Hija tienes tus manos muy calientes, no tendrás temperatura. Ay mamá si supieras que si tenía y me la iban a bajar antes de que llegarás, en eso entra Cameron a la habitación y sonríe, tiene el cabello un poco revuelto y sus labios muy rojos por los besos que nos dimos. —No mamá no tengo nada, ayer me pusieron una inyección y me siento un poco cansada pero es todo. —Señora su hija está bien, le pusieron un sedante para calmar su ansiedad y por eso preferí que no se levantara de la cama hasta que se sienta mejor.  —Llámame Nora por favor.  —Está bien Nora, pero no sé preocupe como le dije ella está bien.  —Gracias Cameron pero yo estaría más tranquila si me la llevo a nuestra casa, vamos hija tienes que descansar y yo puedo estar al pendiente de ti.  Mi mamá me trajo un cambio de ropa, así que sin muchas ganas entro al baño y me cambio, al verme al espejo suspiro, nunca había sentido lo que Cameron me hizo sentir, si con un beso me perdí en sus brazos no quiero imaginarme si hubiéramos terminado lo que empezamos, aunque creo que fue lo mejor que mi mamá nos interrumpiera, me gustaría arreglar primero lo de mi divorcio. Salgo ya lista, mi madre y Hector están hablando muy entusiasmados con Cameron. —Hija es cierto lo que me acaba de decir Cameron. —No lo sé mamá ¿qué te dijo?  —Que vas a comprar esté precioso apartamento. Yo volteo a ver a Cameron sorprendida y él me sonríe.  —Hable con tú agente y llegamos a un acuerdo, sólo es cuestión de que llenes el papeleo y hagas el depósito.  —¿Qué? pero eso no puede ser, esté apartamento debe costar una fortuna. —Hija nosotros tenemos algunos ahorros y podríamos ayudarte. —Gracias Hector, pero no es necesario, no voy a comprar algo que yo no pueda pagar. —Entonces no lo comprarás. Cameron se acerca a mí. —Ya te lo dije, llegue a un acuerdo con tú agente habla con ella antes de tomar una decisión. —Está bien, Cameron muchas gracias por todo lo que hiciste por mi.  Me acerco a darle un beso en la mejilla y me dice muy despacio. —Esto no se va a quedar así, tendré que tomar un baño de agua fría por tú culpa.  —Si te consuela un poco yo también. El me sonríe y nos vamos a casa de mi madre. Como está semana la tengo libre me voy a casa de mi mejor amiga Gina, en cuanto me abre me hace un puchero. —Tengo que confesarte qué estoy sentida contigo, no me habías llamado para contarme lo del divorcio y eso que ya pasaron varias semanas. Le doy un  abrazo.  —Lo siento Gina pero me fui de viaje cuando eso pasó, y hace unos días que volví, estoy quedándome con mi madre mientras encuentro un apartamento.  —Ni lo digas, Julián me contó que el idiota de mi cuñado quiere quedarse con todo y tú se lo estás permitiendo. —Gina no quiero pelear por cosas materiales, prefiero empezar de nuevo. —Pero si gracias a ti pudo terminar su carrera él muy imbécil.  —No te preocupes por eso, además parece que ya tengo un apartamento y no puedes imaginarte lo hermoso que es. —¿De verdad? tienes que invitarnos en cuanto te mudes. —Por supuesto ¿y dónde están mis pequeños angelitos?  —Angelitos, unos diablillos es lo que son, están en la guardería aún falta para ir a recogerlos. —Por cierto ¿por qué no fueron a la fiesta del bufete el fin de semana? —Julio tenía poquita temperatura y no quise dejarlo con la niñera, me dijo Julián que habías ido, espero que seas consiente que Barnett solo te utilizó. —Si pero si te soy sincera pase una noche bastante agradable, resulta me encontré ahí a un compañero de trabajo y pasamos una velada increíble. —Con qué un nuevo compañero de trabajo eh. —Si y no me veas así que me pones nerviosa.  —Tú te pones nerviosa cuando haces algo malo, así que cuéntame qué fue lo que hiciste con él nuevo compañero de trabajo. —Después de la fiesta me dio un ataque de ansiedad muy fuerte, él me llevo a su apartamento e hizo que me revisara una doctora y me tuvieron que poner una inyección para calmarme. —Eso no tiene nada de malo, no tienes porque ponerte nerviosa. —No, si no es por eso que me pongo nerviosa. —¿Entonces porqué? —Bueno sin más rodeos estuve a punto de acostarme con él. —¿Cómo es eso de que estuviste a punto?  —Estábamos desnudos cuando llego mi madre. —Oh por Dios la Sra. Nora interrumpió que te hicieran tú mantenimiento. —Cállate tonta, pero la verdad que si, mi madre llego a recogerme y no te puedo negar que aunque sé que no es correcto, me hubiera gustado que termináramos lo que empezamos.  —¿Porqué no es correcto? no me digas qué porqué estás casada, si Barnett ni siquiera te tocaba hace mucho tiempo, de seguro andaba con esa bruja desde antes.  —No lo sé, pero me gustaría estar divorciada primero, además se me hace muy rápido tener otra relación.   —Bueno no tienes porque comprometerte, con que te haga tú mantenimiento seguido con eso tienes.  —Gina tú eres como mi madre, no serás su hija perdida. —Tal vez, oye tengo una duda que no puedo evitar preguntarte. —¿Cuál? —¿Viste a tú nuevo compañero desnudo?   —¿Tú que crees?   —Por la cara de idiota que acabas de poner si lo viste. —No me preguntes, pero por favor jamás en mi vida había visto algo así.  En eso entra Julián y sonríe al verme, yo me pongo roja mientras Gina se ríe con ganas.  —¿De qué hablaban que están tan sospechosas? Gina contesta rápidamente. —De cosas muy grandes. Yo suelto una carcajada enorme. —Si Julián de cosas realmente grandes. El sólo nos observa mientras Gina y yo seguimos riéndonos.  —Bueno Loren tengo que darte una noticia, parece que Barnett va a firmar el divorcio está semana y si todo sale bien en unas semanas serás libre. Me acerco y le doy un abrazo. —Muchas gracias Julián. —Parece que por parte de bufete lo están presionando, no sé cómo se enteraron. —Bueno yo tampoco y realmente no me importa, por fin voy a comenzar una nueva vida y dejaré de ser la Sra. Hank. Gina me abraza.  —Si amiga a disfrutar de las cosas grandes que tiene la vida.  Yo no puedo aguantarme y suelto una enorme carcajada. —Estás loca Gina, pero así te quiero.  —Más te vale. Paso la mayor parte del día con ellos, cuando llegan mis pequeños están felices con su tia Loren y yo encantada con ellos. Me voy a casa de mi madre muy tarde y voy directo a dormir, mis sobrinos son hermosos pero me dejaron bastante agotada, en la mañana me despierta muy temprano mi teléfono. —Hola. —Loren soy Beth, ya tengo listo los papeles para el apartamento. —Hola Beth ¿cuál apartamento?  —El Sr. Parker me hizo una buena oferta y me comentó que estabas de acuerdo, sólo tienes que venir a firmar y te entrego las llaves. —Beth pero es una locura, ese no es un apartamento es un penthouse. —Bueno si yo fuera tú aprovecharía la oportunidad ya que no siempre suceden. —No lo sé,  la cantidad de dinero que tengo no creo que sea suficiente.  —Vamos Loren anímate y ven a firmar él está de acuerdo con el precio. —Pero esto seria una perdida de dinero para él. —Tal vez, pero me dejo muy claro que solo a ti te daba ese precio ¿y a qué no sabes qué?  —¿Qué? —Te lo va a dejar amueblado. —Déjame lo llamo y en un rato más paso por tú oficina. Busco el teléfono de Cameron en la lista de empleados y lo llamo. —¿Si? —Hola Cameron, soy Loren.  —Hola Loren que alegría escucharte ¿me hablas para qué terminemos lo que tenemos pendiente?   —Por desgracia no. —Esa si qué es una mala noticia. —Te hablo porque acabo de hablar con mi agente y dice que tiene el contrato listo. —Me parece muy bien. —Cameron yo no quiero que por mi culpa pierdas dinero con esta venta, además los muebles que tiene son carísimos, no me siento cómoda.  —Vamos Loren acéptalo, no tiene nada de malo que trate de ayudarte un poco, además no estoy regalándote nada, me vas a pagar por todo. —Cameron sabes perfectamente que el precio que me estás dando no es lo que vale. Escucho la voz de una pequeña hablando con él. —Cameron lo siento estás ocupado y yo quitándote el tiempo. —Oh no, no digas eso tú nunca me quitarías el tiempo, que te parece si te invito a comer y hablamos del apartamento.  —Está bien ¿dónde nos vemos? —Te mandaré la dirección y aquí te espero. —Muy bien.  Cuelgo y me doy una ducha, me pongo un vestido cómodo y un poquito de maquillaje, mi cabello sólo necesita un poco de crema humectante y queda muy bien. —Hola hija ¿a dónde vas?  —Voy a comer con Cameron mamá, tenemos que hablar del apartamento. —Hija ese muchacho es muy guapo y muy agradable, me cayó muy bien, nada que ver con el Bobonett. —Ay mamá deja de llamarlo así. —Nunca hija, que te vaya muy bien y diviértete, él cuerpo necesita mantenimiento.  —Mamá, parece que estoy escuchando a Gina.  —Bueno hija lo siento pero es la verdad, a ti se te nota que hace mucho tiempo no tienes una buena dosis de mantenimiento. —Me voy no quiero seguir escuchando obscenidades. Mi mamá sonríe. —En caso de que no vayas a volver avísame.  —Mamá!! No puede ser, acaso mi madre y Gina se pusieron de acuerdo, aunque muy en el fondo sólo de recordar a Cameron desnudo, siento hasta bochornos.  Al llegar a la dirección que me mando me sorprendo un poco es un restaurante de comida rápida, entro y está sentado muy entretenido comiéndose una hamburguesa, está vestido casual con un pantalón de mezclilla y una camisa azul que resalta sus ojos, creo que siente como estoy devorándolo con la mirada porque voltea a verme y sonríe. Se acerca y me da un beso en los labios. —Hola mi Caperucita roja. —¿Caperucita roja?  —Sii, no puedo sacarte de mi mente con ese vestido rojo y literalmente me convierto en un lobo qué se muere por comerte. Yo me pongo roja y él suelta una carcajada. —Cameron no puedes ir por ahí diciéndome esas cosas. —¿Porqué no? qué me lo impide.  —La vergüenza, bueno aunque tú no creo que la conozcas. Nos sentamos en una pequeña mesa sin dejar de reírnos, de pronto se acerca a nosotros la pequeña niña con la que lo vi en el estacionamiento del aeropuerto, tiene los ojos azules como él pero su cabello es más oscuro. —Papi me hice un pequeño raspón. El la revisa con mucho cuidado. —Mi princesa no te paso nada. —Ponme algo papi por favor, me duele. Yo me acerco a ella. —Hola pequeña, me dejas revisarte. —Si ¿quién eres?   Cameron le sonríe. —Es mi amiga Loren. —Yo soy Zoe.  —Mucho gusto Zoe, yo tengo una tirita de perritos ¿quieres qué te la ponga? A ella se le ilumina su carita. —Si, me encantan los perritos, pero mi mamá no quiere comprarme uno, dice que son muy sucios. Le pongo la tirita y ella se levanta muy contenta y se va a jugar de nuevo. —¿Con qué tiritas de perritos eh? y yo pensando que eras mayor de edad. Yo suelto una carcajada. —Bueno tengo dos ahijados a los que adoro y les encantan las tiritas de perritos, que puedo hacer. —¿Te gustan mucho los niños verdad?  —Si. —Si no te molesta la pregunta ¿porqué no tuviste con Barnett?   Yo suspiro antes de contestarle. —Al principio lo intentamos pero no se dió y después porque él no volvió a tocarme.  —Definitivamente algunos hombres son imbéciles de nacimiento. —Bueno pero tú me invitaste a comer ¿dónde está mi hamburguesa y mis papas?  El sonríe y rápidamente va y hace la orden, en un rato vuelve con mi hamburguesa. —Cameron no puedo aceptar tú apartamento. —Loren no seas tan terca.  —Nunca he necesitado de nadie para comprar mis cosas y para ser sincera cuando Barnett compraba algo no dejaba de presumir, tal vez por eso prefiero una vida más sencilla.  El se pone un poco rojo.  —Bueno, te parece si firmas el contrato y después hacemos un convenio tú y yo para que me pagues lo que tú creas que falta. —¿Y si no te pago?  —Bueno yo puedo aceptar todo tipo de pagos ya sabes una noche de pasión o algo así.  —Contigo no se puede hablar enserio. El me cierra un ojo.  —¿Y ahorita vas hasta Aspen?   —No, tengo que dejar a Zoe con su madre y después me voy a quedar en el apartamento está noche, bueno si no te molesta porqué será tuyo, aunque puedes darte una vuelta para que me des el enganche del apartamento.  Pongo los ojos en blanco. —Eres imposible. —¿Entonces vas a firmar?  —Si, ahorita paso a la agencia para para llevar el cheque y recoger las llaves. —¿Quieres qué te ayude a mudarte?  —Tengo unas cuantas cajas, en realidad no me lleve nada del apartamento de Barnett, la mayoría de las cosas las compró él y no eran mucho de mi agrado. —Perfecto, qué te parece si me acompañas a dejar a Zoe y vamos a firmar juntos. —Bueno si después me acompañas a comprar algunas cosas para decorarlo. —Siempre y cuando no seas de las mujeres que tardan horas en las tiendas. —No fíjate que no me gusta ir de compras, pero quiero ponerle algunos detalles al apartamento para sentirme más familiarizada. —Está bien, voy a llamar a Zoe.  Dejamos mi coche en el restaurante y nos vamos en su camioneta a la casa de la mamá de Zoe, está en una zona muy exclusiva y es preciosa.  —Loren ojalá puedas acompañarnos en otra ocasión a pasear a mi papi y a mi.  —Claro que si pequeña, nos vemos después. Me da un beso muy contenta y se baja con su papá, les abre una chica de servicio y la niña le da un beso a Cameron y entra a la casa.  Cameron regresa un poco triste.  —Es muy difícil tener custodia compartida, aunque por mi trabajo es lo mejor para Zoe. —Me lo imagino. —La mamá de Zoe era mi mejor amiga, nos llevábamos muy bien, una noche se metió en mi habitación y no pude rechazarla, intentamos tener una relación pero no funcionó y antes de que termináramos salió embarazada, en ese momento cambio mucho y todo se volvió material para ella, se enojó porque no quise casarme y aunque al principió no me dejaba ver a Zoe mi hermana me ayudó con eso. Le tomo la mano y el sonríe.  —¿Porqué no te conocí antes?  —Porque no era el momento adecuado. —Tienes razón. Llegamos a la agencia y todo sucede muy rápido cuando menos lo pienso tengo las llaves de mi nuevo apartamento que es todo un sueño. Cameron me acompaña a las tiendas y me sorprende saber que tenemos gustos muy parecidos, compramos algunas cosas para decorar el apartamento y él intenta pagar pero no se lo permito.  —No puedo creer que seas tan terca.  Me dice mientras sube las bolsas de las cosas que compramos.  —Ya te lo dije, me gusta ser independiente. —Bueno tenemos algo de tiempo ¿quieres qué te ayude a llevar las cajas al apartamento?  —¿Oye y no te ibas a quedar a dormir ahi?  —Si eso tenía pensado, pero no importa puedo irme a un hotel está noche. —Oh no de ninguna manera, te quedas ahí y mañana me ayudas a mudarme. —Tengo una idea mejor. —¿Cuál?  —Vamos a tú casa y recogemos tus cosas y después nos vamos al apartamento y arreglamos una cuenta que tenemos pendiente. Yo me pongo nerviosa sólo de imaginarlo.  —Mañana en la noche tenemos un vuelo, no puedes desvelarte, recuerda que estaremos casi un mes fuera. —Si lo sé, además tengo que ir a Aspen a arreglar algunas cosas antes de salir. —Ya vez.  Se acerca y me da un beso.  —Tú tienes la culpa, te tengo cerca y no puedo pensar en otra cosa que no sea desnudarte. —Cameron!!  Si supiera que yo estoy igual o peor que él. —Está bien, no volveré a decir mis pensamientos en voz alta. —Eso espero, entonces vamos a recoger mis cosas y después te vas a Aspen para que descanses. Me hace un puchero —Sólo porque tienes razón, tengo que descansar para los próximos vuelos. Vamos a recoger mi coche y llegamos a casa de mi madre, ella y Hector están sentados afuera tomándose una limonada.  —Hola Cameron, que gusto verte de nuevo, te ofrezco una limonada. Cameron sonríe y se acerca para saludarlos, mi madre de inmediato lo acerca y le da un beso en la mejilla. Ya sé la echo a la bolsa definitivamente. Mientras ellos se quedan platicando yo me voy a recoger mis cajas, estoy muy entretenida cuando entra Cameron. —Así que está es tú habitación de soltera. —Si, algo así.  —Me gusta como puedo descubrir tú forma de ser solo viendo tú habitación.  —Ah si y según tú, cómo soy. —Eres una mujer muy sencilla, valiente, emprendedora, autosuficiente y muy hermosa.  Se me hace un nudo en la garganta por la manera en que me está observando. —Todo eso lo supiste viendo mi habitación.  —No, en realidad lo supe desde que te vi la primera vez. Se acerca y me sorprende cuando comienza a besarme, yo me pierdo en sus brazos cuando escuchamos un carraspeó en la puerta que nos hace separarnos. —Hija muchas felicidades por tú apartamento ¿necesitas ayuda?   —No creo mamá.   —Ah pero claro que sí, Hector ven y ayúdanos a cargar cajas que mi hija hoy estrena apartamento, además uno de lujo.  Cameron sonríe y terminamos de empacar entre todos, por más que Cameron le insistió a mi madre que nosotros podíamos con todo no aceptó y vienen ella y Hector en su coche para ayudarnos. Llegamos y empezamos a bajar todo, Hector trae un poco de mandado y empieza a cocinar mientras nosotros acomodamos todo. Cameron aprovecha cualquier momento para darme pequeños besos.  —Ya está lista la comida. Nos grita Hector de la cocina, nos sentamos y disfrutamos de una deliciosa pasta. —Hector estoy sorprendido, que bien cocina, nunca me lo hubiera imaginado. Mi madre le sonríe con cariño.  —Por eso me enamoré de él, me conquistó con sus deliciosos platillos. Cameron sonríe y se pone de pie.  —Bueno yo tengo que irme, me espera un viaje un poco largo y ya es tarde. Se despide de mi madre y de Hector mientras yo lo acompaño a la puerta, saca de su bolsa las llaves. —Yo tenía una copia y aunque quisiera quedármela sé qué no es lo correcto. Yo la tomo y me quedo pensando, la verdad me gustaría dejársela pero quiero tomarme mi tiempo.  Me da un beso en los labios y se va, regreso a la cocina y mi mamá y Hector están muy risueños. —Hija cada día me cae mejor este chico. —A mi también mamá. —Aunque no se porque siento que lo había visto antes, tiene un aire de hombre millonario. —Si a veces yo también lo creo, pero si fuera millonario no tendría porque trabajar de piloto.  —Tal vez gana muy bien.  —Si gana bien, pero a veces creo que su ropa es mucho más cara, tan sólo vean este apartamento. —Bueno hija no pienses mal, se ve muy decente, además estoy feliz de ver como te trata, él sí es un caballero no como ese Bobonett con él que estabas casada. Hector sonríe. —Bueno Loren lo que se te ofrezca no dudes en llamarnos. —Gracias Hector por todo, la cena estuvo deliciosa.  Les doy un abrazo y los acompaño a la puerta, se van y volteo a ver el apartamento, la verdad estoy feliz, es hermoso, tiene tres habitaciones cada una con su baño, tiene una hermosa vista, el baño principal tiene una tina de hidromasaje, la cocina es enorme y está completamente equipada, mis ojos se llenan de lágrimas, pero en está ocasión son de felicidad.  Hago algunos cambios no muy drásticos porque me encanta la decoración pero quiero sentirme más familiarizada, cuando por fin termino quedo encantada con el resultado, estoy tentada a estrenar la tina, pero tengo que acostarme porque es muy tarde, está casi amaneciendo y está noche vuelvo a trabajar.                  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD