2- Noticias inesperadas

1527 Words
[KEIRA Y DANE] [DANE] Nunca en mi vida me había latido tan fuerte el corazón, tanto que siento que todo mi cuerpo se ha descontrolado a un punto tal que me tiemblan las piernas y las manos. Llevamos meses esperando por poder conocer a nuestro hijo, y finalmente hoy será el gran día… ese bebé no tiene idea de cuánto amor acumulado tenemos para él, de lo mucho que lo hemos soñado, y de la madre tan increíble que le ha tocado.  Sigo la camilla que lleva a Keira por el pasillo del hospital mientras que intentó sujetar su mano, pero llega un momento que esto se hace imposible cuando la ingresan a un área donde no me permiten el paso y me piden que espere —Señor, ya pronto lo dejaran pasar— Me alienta Javier y yo tan solo volteo a verlo. —Llama a nuestras familias, no tengo cabeza para eso, y dile a Leonardo que se asegure que nadie nos ha seguido, no quiero que este momento sea arruinado por nadie, ¿de acuerdo? — Le pido y él de inmediato asiente. Camino de un lado al otro en este pasillo mientras que espero que alguien me de alguna noticia de mi esposa y realmente me estoy desesperando. Tal vez estoy exagerando, lo sé, pero es la primera vez que paso por esto, supongo que es normal ¿no?  Los minutos parecen haberse transformado en horas hasta que finalmente aquellas puertas se abren y una enfermera sale preguntando por el esposo de Keira Olavarría —Soy yo— Respondo acercándome a ella. —Venga conmigo por favor, ya está todo listo— Me deja saber y de inmediato sigo sus pasos hasta que me lleva a un área donde hay unos lavamanos de esos que se ven en las series hospitalarias —Necesito que se lave bien las manos y se coloque esto para poder entrar a la sala de partos— Indica y me muestra un batín azul que hay dentro de una bolsa de plástico. Rápidamente sigo cada una de sus instrucciones y una vez que estoy listo, ella me deja pasar a la sala de partos donde veo a Keira, el doctor y otras enfermeras ya listos para la llegada de Dake —Nene— Me dice ella apenas me ve y sonrió. —Aquí estoy sirena, ¿creías que te dejaría sola? — Le pregunto y tomo su mano para luego besar su frente —Este bebé lo hicimos los dos, y de esa misma manera lo recibiremos— Le comento y sé que ella querría responderme, pero una contracción se apodera de sus ser haciendo que grite y apriete mi mano con todas sus fuerzas. Mentalmente estaba preparado para que me rompiera todos los huesos de mi mano, pero definitivamente mi cuerpo no. —¡Lo siento!— Exclama haciéndome sonreír. —Tú tranquila, después lo arreglamos— Respondo en un intento por relajarla un poco y a pesar del dolor, reímos, pero una nueva contracción vuelve a hacerse presente.  —¡Keira! ¡Ya vine! Necesito que pujes con fuerza— Le indica el doctor y ella apenas consigue asentir. —Vamos sirena, tú puedes… piensa en que tendremos a nuestro bebé con nostros— Le digo bajito y me mira para después pujar con todas sus fuerzas. Soy testigo del esfuerzo que está haciendo mientras puja una y otra vez, y no puedo más que sentirme el hombre más orgulloso del mundo, ella es mi sirena valiente, aquella que no se ha dejado vencer por nadie, que ha hecho todo aquello para salvar a su hermana y que ahora está aquí entregándolo todo por nuestro hijo. Tengo ganas de llorar y no solo por el momento que estamos viviendo, sino por la fortuna de que ella sea quien me acompañara el resto de este camino. Jamás imaginé algo así para mi, y ahora estoy viviendo una realidad que me sobrepasa,  y como si todo esto no fuera suficiente, el llanto de Dake se hace presente provocando en mí una revolución de sentimientos que me hacen temblar de pies a cabeza sin poder contener las lágrimas de emoción.  —Te amo— Le digo y beso su frente mientras que ella se sonríe al escuchar a nuestro hijo.  —Yo también te amo— Dice agitada, pero el silencio se hace presente entre los dos cuando la enfermera viene con nuestro hijo envuelto en una sábana en sus brazos. —Felicidades, tienen un hijo sano y precioso— Nos dice y cuidadosamente lo coloca en brazos de mi esposa  y aquí en este momento, el mundo ha dejado de existir para concentrarnos solamente en nuestro hijo a quien llenamos de besos apenas podemos. —Bienvenido al mundo Dake… no sabes cuanto te esperabamos… soy tu mami...— Le dice ella y me mira —Te amo, gracias por esto— Me dice y niego. —No, no me digas gracias, las gracias te las doy a ti por hacerme el hombre más feliz cada día...— Le respondo y miro a nuestro hijo —Hola campeón… yo soy tu papà… bienvenido— Es lo único que sale de mi boca en estos momentos cuando las lágrimas de emoción se apodera de mi.   [QUENTIN] Día siguiente  La fiesta fue un éxito total, no sólo salimos en las primeras planas del periódico de sociales sino que también hice que también Isabel conoció a su próxima socia con la que posiblemente pueda abrir su restaurante, el problema es que desapareció sin dar explicaciones dejándola a ella un poco preocupada, por lo que supongo que es hora  de volver a hablar con del Moral y preguntarle qué fue lo que sucedió, digo, al menos un mensaje no hubiese estado mal. Tomo a Adelaide entre mis brazos y la subo a su sillita para empezar a darle su papilla de desayuno, mientras Isabel está en el gimnasio haciendo ejercicio y aprovecho para marcarle a Del Moral y preguntarle si sabe algo de Keira y el porqué se fue así ayer.  —Adelaide, mi amor, trata de no tocarte el cabello ¿si pequeña? — Le pido a mi hija, aunque sé que esto terminará en un batido de papilla por todo el cuerpo.  Tomo el mi móvil y mientras le doy de comer escucho los primero tonos de llamada para después escuchar su voz con un caos de ruidos atrás de él que me hacen sonreír —Diga.— Contesta medio adormilado.  —¡Guau! Y pensé que yo tenía problemas con la mía.— Le bromeo.  —Es un día normal en la familia del Moral, así que… ya sabes.— Dice relajado.— Dime, en qué te puedo servir.  —En planificar precisamente no.— Vuelvo a bromear y él se ríe.  —Dime, que tengo unos minutos.  —Iré al grano, ayer Keira se fue sin despedirse de la fiesta y quisiera saber si hubo algún problema.  —¿No te dijeron? Pensé que sí. Me llamó hoy temprano por la mañana y me comentó que entró en trabajo de parto en tu fiesta y ahora está en el hospital, nació su hijo hace unas cuantas horas.  —¿En serio? No tenía ni idea. —Te hubiese dicho antes pero como ves  no he tenido tiempo, así que gracias por llamar. — Agradece Del Moral.  —Bien, le comunicaré a Isabel.  —Perfecto, nos vemos luego.— Contesta y luego termina la llamada.  —Al parecer tendrás un nuevo compañerito con quién jugar ¿eh? — le digo a mi hija que come con la cuchara.  Justo, Isabel va entrando a la sala mientras se seca el sudor con una toalla y me sonríe.— Buenos días, amor.  —Buenos días, te tengo noticias.  —Dime.— Responde mientras me quita la cuchara y deja que Adelaide meta las manos en la papilla para que coma sola.  —Keira y Dane, empezaron el trabajo de parto ayer por la noche en la fiesta y por eso se fueron, ya nació, es niño.  —¡De verdad! Eso es genial… ¿Crees que deberíamos enviarles algo? Unas flores o algún regalo, podría ir a comprarlo ahora y se los envíamos por la tarde.  —Sí, porqué no… Además sería un bonito gesto de nuestra parte, digo, si vamos a ser negocios.— Le contesto, entonces  la tomo de la cintura y pongo mi mano sobre su vientre.—¿Esto no te anima a tener otro?  Isabel ve a Adelaide llena de papilla sobre la cabeza y la señala—¿Eso te anima a tener otro? — y me río al ver su imagen tierna.  —Buen punto, aún así, seguiré en mi labor de convencimiento.— Bromeo y le doy un beso sobre los labios.— Ahora le pediré a Del Moral la dirección para enviar el regalo y después vamos a comprarlo ¿te parece?  —Es una cita señor Valois.— Contesta sexy y luego toma a Adelaide entre sus brazos para llevarla a la ducha. 
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