Damián
—No se me olvida pequeña—me acerco hacia ella, la sujeto por el cuello—Tampoco olvides quien tiene el poder y si deseo puedo hacerte desaparecer junto a tu pequeña manada.
La aventó hacia un lado totalmente molesto. Odio cuando cualquier persona se quiere pasar de listo. No me importa que ella sea la hija del alfa de la otra manada. Puede ser la mismísima hija del diablo y ninguna puta decidirá en mi vida.
Está bien equivocada.
—No vuelvas a entrometerte en asuntos que no te compete—gruño enojado saliendo de la pequeña cabaña.
Me ha jodido el puto día y solo quiero estar a lado de mi luna. Me sienta una paz inmensa. Ahora puedo dormir con tranquilidad y una parte de mi locura se ha calmado.
Subo al auto y me dirijo hacia el centro de mi manada, la adrenalina aún corre por mis venas después del encuentro con Cristina. Necesito hablar con Joel, hay que hacer unos pequeños cambios en el contrato matrimonial. Ya no durará un año, con cinco meses será suficiente. Solo es una puta alianza matrimonial, un acuerdo que no me beneficia mucho pero que no tiene nada que ver con sentimientos o compromisos reales. Solo acepté porque mis antecesores recibieron ayuda de su manada en momentos críticos, y es hora de devolver el favor. Aunque, en realidad, tengo otros planes en mente y no tengo intención de cumplir con todas las cláusulas del contrato. Joel debe entender dispuesto a negociar.
Presiono con fuerza destruyendo por completo el volante, el auto derrapa por la carretera; pateo la puerta con fuerza está se desprende. No puedo contener mi enojo. Esa mujer me enferma y no puedo matarla. Deseo torcer su cuello. En lo único que es buena es teniendo sexo. Pero esa boca y esos pensamientos.
Gruño y mi cuerpo comienza a transformarse, mis sentidos se agudizan y mi lobo emerge gruñendo con furia. Mi lobo toma el control, su furia y enojo son palpables. Nos adentramos en el frondoso bosque, el aroma a tierra húmeda y hojas secas nos envuelve mientras corremos. El viento nos azota la cara, refrescando. Corremos con una velocidad desenfrenada, nuestros pasos resuenan en el bosque. Luego nos detenemos en una laguna cristalina, la calma nos recibe con su reflejo del cielo azul arriba. Mi lobo se sumerge en las aguas profundas, sintiendo el frescor y la libertad. Se divierte, libre y sin restricciones, disfrutando de la libertad.
Después, ya estoy en la sala de mi hogar, donde Nana me espera con una taza de café humeante y aromático. Me acerco a ella y tomo la taza, sintiendo el calor en mis manos. A través de mi lobo, conecto con Joel, al cual le digo que llegue a mi casa lo antes posible. La conexión es instantánea y puedo sentir su respuesta afirmativa. Hasta que él haga acto de presencia decido ir a visitar a mi luna, me dirijo hacia la puerta. Su aroma me está volviendo loco.
Deseo tenerla entre mis brazos y morder todo su cuerpo. Lamerla y hacerla mía.
Abro la puerta y la encuentro dormida en la alfombra del piso, con cuidado la agarro en mis brazos y la pongo sobre la cama. Su rostro luce húmedo, indicando que pasó la tarde llorando. Sus manos lucen un poco lastimadas; las beso, curando sus heridas con suavidad. La arropo con la manta asegurándome de que esté cómoda.
Me siento a su lado, acariciando su cabello con suavidad. Espero que pronto pueda aceptar su realidad.
Ella es mi luna, mi mate, y yo soy un hombre lobo alfa de mi manada y ella es mía
Nunca había tenido estos sentimientos, quiero tenerla solo para mí, un sentimiento que me invade cada vez que la miro. Despierto de mis pensamientos al percibir que Joel está cerca, su presencia es como un susurro en mi mente, un vínculo que nos une como alfa y beta. Deposito un beso en su frente. Salgo de la habitación, voy directo a la sala y en unos minutos Joel ya está aquí. Luce preocupado, lo que me incomoda un poco. Su ceño fruncido y su mirada intensa en silencio lo interrogó con la mirada.
-¿Qué ocurre? -pregunto, Joel se acerca a mí, su mirada escanea el espacio como si buscara algo o alguien.
-Tu luna está dormida-pregunta mirandome serio.
-Si y puedes ir al punto que sucede.
Se toma su momento.
-Asesinaste a su familia....
Al momento que soltó esas palabras lo tome por el cuello cegado por la ira.
-Quien te dió el derecho de meterte en lo que no te incumbe-gruño furioso.
-Por lo menos la investigaste, sabes a quien mataste-habla como puede tratando de soltarse de mi agarre.
-Quien te dió el derecho de meter tus narices en lo que no te incumbe-repito con enojo, intensificó mi agarre con la mente ya casi nublada.
-Te vas arrepentir, asesinaste a su hermano y sobrino.....-arrugo mi ceño, lo suelto de golpe y retrocedo.
Me tomo un momento para procesar la información, intentando encontrar sentido a lo que acabo de escuchar.
-¿Qué? -pronuncio inconscientemente, mi voz apenas audible. La palabra sale de mis labios como un susurro.
-Estas equivocado-empiezo a reír.
"Tiene que estar equivocado"
-No, no lo estoy-pronuncia mirándome serio.
Me quedo en silencio, intentando asimilar la noticia. La habitación parece girar a mi alrededor, y siento un vacío en el estómago.