Seré tu amante

1931 Words

Apenas Salamandra llegó frente al gran portón de hierro forjado del Nido del Halcón, las luces del camino se encendieron automáticamente, una coreografía de bienvenida silenciosa. Los hombres de seguridad que custodiaban el ingreso, figuras imponentes en la penumbra, abrieron la reja sin hacer preguntas, sus rostros impasibles. Ella bajó la velocidad del auto y, al pasar por su lado, los saludó con un gesto sereno, casi aristocrático. Ellos inclinaron la cabeza con un respeto que trascendía la cortesía habitual. Ya sabían quién era. No por su apellido, sino por el brillo particular en los ojos del patrón cada vez que su nombre era pronunciado, por la obsesión que ella representaba. Tito la esperaba justo al lado del auto, su silueta erguida bajo la luz de los faroles. Vestía de n***o, sin

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