Sky se despertó en la cabaña con una sensación de desorientación. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, pintando el suelo con un brillo suave y dorado. Pero en su mente, la noche anterior era un recuerdo nebuloso, una mezcla confusa de misterio y sorpresa. Las palabras de Kael, "Eres mi luna", resonaban en su mente, como un eco persistente que no lograba disiparse.
Se levantó de la cama con pesadez y se dirigió a la ventana. El bosque que rodeaba la cabaña se extendía en un manto de silencio y misterio. El aire fresco que entraba por la ventana no lograba despejar la niebla de confusión que cubría sus pensamientos. Se preguntó si lo que había experimentado la noche anterior había sido real o si estaba atrapada en una pesadilla viviente.
Con un suspiro, se dirigió a la cocina y preparó un café. La rutina simple de hacer café le proporcionaba un pequeño consuelo en medio del caos emocional. Mientras bebía el líquido caliente, sus ojos se posaron en la puerta de entrada. La visión de Kael en esa misma puerta era aún vívida en su memoria. ¿Volvería a aparecer? ¿O había sido solo una sombra de sus inquietudes?
Pasó el resto de la mañana y parte de la tarde en la cabaña, intentando distraerse con un libro de misterio que había encontrado en una estantería. El relato de intriga y secretos la absorbía, aunque cada crujido y sonido en la casa la sacaban de su concentración. Los ruidos del bosque y los ecos de la casa creaban una sinfonía de inquietud que no podía ignorar.
A medida que el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, el ambiente en la cabaña se volvía más sombrío. Sky encendió la chimenea, buscando el calor y la comodidad en la llama parpadeante. Se acurrucó en el sofá con una manta, intentando arrojarse a un sueño reparador, pero la ansiedad seguía siendo una compañía constante.
Los pensamientos de la noche anterior seguían dando vueltas en su mente. La aparición de Kael y sus afirmaciones desconcertantes la habían dejado con más preguntas que respuestas. ¿Qué significaba ser "la luna" de un lobo alfa? ¿Era posible que todo esto tuviera un fundamento real, o estaba simplemente proyectando sus propios miedos?
Justo cuando el sueño comenzaba a reclamarla, un sonido repentino en la ventana la despertó bruscamente. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y se levantó con cuidado del sofá, tratando de no hacer ruido. Se acercó a la ventana con la respiración contenida, el sonido del viento y los crujidos del bosque apenas perceptibles sobre el ruido de su propio pulso.
La noche afuera era oscura y silenciosa, pero Sky estaba segura de haber visto un movimiento entre los árboles. Se asomó a la ventana, entrecerrando los ojos para discernir cualquier figura o sombra en el bosque. La sensación de ser observada crecía, y su instinto le decía que no estaba sola.
En un esfuerzo por calmar su creciente inquietud, se apartó de la ventana y se dirigió al teléfono para comprobar si había alguna señal o mensaje de Selena. Pero la pantalla del dispositivo permaneció en silencio, sin noticias que pudieran ofrecerle alguna guía o consuelo.
El silencio de la noche se volvió más opresivo, y Sky sintió una presencia invisible que parecía acechar en el borde de su visión. La mente, enredada en confusión y temor, la empujó a encender las luces y cerrar las cortinas con una rapidez casi frenética.
Se sentó nuevamente en el sofá, aferrándose a la manta como si fuera una barrera entre ella y el desconocido. El calor de la chimenea la envolvía, pero no era suficiente para disipar el sentimiento de inquietud. Cada sombra, cada sonido del bosque parecía llevar consigo una promesa de peligro.
La noche avanzó lentamente, y Sky se encontró inmersa en una batalla interna entre el deseo de enfrentar sus miedos y la necesidad de esconderse. La cabaña, que durante el día había sido un refugio acogedor, ahora se sentía como una prisión, sus paredes cerradas sobre ella mientras el misterio de Kael y las sombras del bosque se entrelazaban en un torbellino de incertidumbre.
Finalmente, exhausta y con el ánimo al límite, Sky decidió que, si lo que la inquietaba era real o producto de su imaginación, tenía que enfrentarlo. La soledad y la desconfianza eran sus compañeros en esta noche larga y desalentadora, y solo el tiempo revelaría si el hombre misterioso y sus palabras tenían algún sentido en la realidad o si eran simplemente parte de un sueño del que no podía despertar.