CAPÍTULO II | REALIDADES PARALELAS

1302 Words
1 año después. - ¿Cuántas veces tendré que recordarte que no eres nadie en esta casa?, no eres nada, ni las mucamas están obligadas a hacerte caso, de una buena vez conoce tu lugar. - Soy tu esposa, eso me hace la Kraliçe de la… Escucho como la risa maquiavélica de su marido resonaba en todo el lugar. - ¿Qué eres quién?, no seas ridícula, tú nunca has sido y nunca serás la Kraliçe, solo eres una usurpadora que está de paso hasta que la verdadera señora de los Ceza llegue. Serkan se dio la vuelta para irse, estaba cansado de tener las mismas discusiones todo el tiempo, Reyjan nuevamente intento planificar una cena de negocios para él, pero como todo en la casa, se le fue negado ese derecho. - ¿Crees que ella rechaza a su marido?, te recuerdo que, aunque ella sea una extranjera también tiene deberes para con su marido, deberes que dudo mucho que no este cumpliendo. Aquello lo hizo cerrar los puños, esa maldita víbora había abierto la boca solo para hacerlo perder la paciencia, se devolvió y la tomo violentamente por el cuello y sin medir su fuerza la estampo contra la pared. - Ella no ha hecho nada, puedo asegurarlo, ella jamás estaría con alguien que no fuese yo, ella no es una ramera como tu dispuesta a todo por poder y dinero, mi Kraliçe nació con todo, tú le arrebataste su lugar solo por dos años, pero volverá aquí, pura, y tú al igual que todos le vas a besar los pies. La soltó de golpe haciendo que callera con fuerza al piso, no la ayudo a levantarse, de hecho con la manera en la vio a sus guardias le prohibió a todos que la ayudaran, debía levantarse sola, ese era el castigo por prestarse para engañar a quien ahora pretendía que la quisiera, con lagrimas en los ojos lo vio alejarse de ella hasta encontrarse cara a cara con el enorme cuadro de esa mujer, era como si se burlara de ella, al igual que todos en la mansión Serkan le hizo una reverencia y beso su mano, esa mujer que se ve tan angelical es el sinónimo de sus pesadillas, la representación de lo que ella jamás será. - En vez de quedarte allí deberías ayudarme, sabes que esto no debería pasar, soy su esposa, pero todos valoran más a una pintura que a mí. La mujer le reprochó a Omer por no ayudarla. - Sabe usted lo que me pasaría si ignoro las reglas, usted no es ni será considerada por el señor como si Kraliçe, por lo que tampoco es considerada de ese modo por nosotros. - Que ridículo, soy su esposa. - No me haga recordarle las formas en las que logro tener ese anillo en su dedo, no es bien vista señorita Reyjan, y no por no ser una buena esposa sino por desagradar a Alam y comer pecado para llegar al poder, le recuerdo que todas las faltas que aquí cometemos se nos han de cobrar aquí. - Me lo diche un asec*no. - Se lo dice alguien que conoce que esta destinado al infierno, pero ¿Usted ya acepto su destino? Reyjan Aslam, una hermosa mujer de cuerpo delgado con una piel blanca como la leche, esos preciosos ojos azules que simbolizan el mar enmarcados en su bellas y delineadas cejas, bajo esa maraña de pelo rizado, una mujer por la que sin duda muchos matarían, menos Serkan, el hombre por quien daría lo que fuera no estaba dispuesto a nada con ella, la detestaba, no la consideraba nada a comparación con la mujer que en algún momento fue su prometida, la bellísima Alexandra Angelucci, todo lo contrario a Reyjan, una mujer de cuerpo de reloj de arena, con unos ojos hipnóticos y cristalinos como la miel, esos labios carnoso, cejas pobladas y esa cabellera negra azabache que hacía que el color se sus labios resaltara, una belleza italiana única y que mantenía bajo su poder al Kral, la envidia que pesaba en ella es aterradora, todos desean lo que una vez tuvo, pero pocos se imaginan lo que en realidad tiene. Tan solo cuatro meses después de la boda del turco Alex contrajo matrimonio con un italiano de renombre, Niccolo Russo, un magnate que estaba detrás de la fortuna y el poder que la chica tiene sobre Palermo, especialmente sobre el puerto, el momento en el que Serkan fue notificado de esa boda enloqueció, golpeo el escritorio hasta que sus manos sangraron y no hubo ni un solo guardia que se atreviera a detenerlo, la ira, la consternación de imaginarla siendo tocada por alguien más, él nunca lo hizo, respeto en todo momento lo dictado por sus tradiciones porque la deseaba pulcra para él, solo unas dos veces la vio completamente denuda, y valla, solo verla lo ponía muy duro, al punto que la segunda vez casi no puede controlarse y la beso de tal forma que ella se dejó embriagar por el aroma amaderado de su perfume y termino sobre la cama recibiendo un delicioso oral de parte de su prometido, las imágenes de ella gimiendo, mordiéndose los labios y apretando sus senos hicieron que su boca se llenara de saliva, esa piel trigueña bajo la suya contrastaba a la perfección, recordar como volteaba los ojos hasta dejarlos en blanco, sus pequeños labios luego de terminar con ella entreabiertos y esas piernas sudorosas y temblando por el orgasmo que había tenido. Su entrepierna era rosada, la podía comprar a la perfección con un dulce y delicioso durazno que lamio como si su vida dependiera de ello, fue simplemente exquisito, aún más cuando al terminar la guio para que le diera un poco de placer. La conocía desde que tenían 15 años, sabía que jamás había estado con otro hombre de ninguna manera por lo que su timidez al inicio lo hizo sonreír, era precioso ver como todas sus primeras veces eran de él, solo de él y para él, la posesividad de su sangre turca lo hizo sentir extasiado, esos rosados y carnoso labios rodearon su mi*mbro con delicadeza y comenzaron a chupar de manera lenta, pero poco a poco tomo confianza, él la hizo sentir segura y deseada, por lo que al momento en el que sintió como la mano de Serkan se estiraba y tomaba uno de sus pezones entre sus dedos, acelero el ritmo de su boca e hizo que su interior se sintiera aún más caliente, era como si al darle placer a él se lo estuviera dando a ella misma, terminando con su boca llena de le*he y su entrepierna extremadamente húmeda lo que hizo que su prometido volviera a bajar para darle placer con su lengua. Esa fue la única vez que habían estado de manera intima, pero sin pasar los límites, ella debía llegar virgen al altar y se aseguro de ello, pero lamentaba tanto el no haberla aprobado más, el no haber disfrutado más de ella, pero lo que lo mantenía cuerdo era que ella no era capaz de romper una promesa, la conocía como a la palma de su mano, Alexandra era muchas cosas, pero no era una traidora y sabía que mantendría su promesa hasta que le fuera imposible. - Aguanta mi Kraliçe, solo un año más te lo pido, solo eso, tienes que esperarme te prometo que una vez ese tiempo pase saldré por ti y mat*re a todos de ser necesario, estaremos juntos, lo prometo. La devoción con la que le hablaba a aquel retrato en su oficina era tanta que incluso podía confundirse a que en realidad conversaba con alguien, el amor que siente por la italiana es tan fuerte que incluso lo llevaría a cometer una locura.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD