Me dormí. Ya sé que en estos casos lo adecuado es que la chica de la bañera viniera a turbar mis sueños, se apareciese con su cuello abierto a llenarme de sangre la cama, pidiéndome ayuda y señalando con su mano pálida hacia un rincón donde la oscuridad solo me permitiría ver la silueta del asesino. Pues no. Dormí con un sueño profundo y neutro, ninguno de los acontecimientos de la noche anterior vino a torturarme. MARTASi no hubiese sido por mi maniobra, el cabrón de Raúl a aquellas horas estaría follando con la putilla. Bueno, supongo que lo acabó haciendo con la g***a de Zuleima. A Salvio lo había largado a su casa, no tenía humor para compartir la cama con nadie. Claro que tuve la impresión de que Salvio tampoco estaba mucho por la labor. Es normal, no todos los días te encuentras en

