La inocente joven, sin saber de los planes de su madre, dejó que aquel mismo empleado la llevara hasta el centro de París, alejándose a pie del chofer, hasta un parque cercano, donde esperaría a Vincent. La joven se sentó en una banca y sacó un libro pequeño que cargaba consigo, esperando con paciencia a que su acompañante llegara. —Veo que has avanzado mucho —les dijeron a sus espaldas, tomando lugar junto a ella y arrebatándole el libro de las manos. —Es de mala educación tomar las cosas ajenas, tú llegas tarde —dijo la joven volviendo a tomar en libro. —Es un libro romántico —sonrió el hombre— Es bueno saber de literatura romántica, pero no deja de ser aburrido. —Lo veo más como una tragedia, ya que enamorarse es una desdicha para muchas jovencitas que se casan enamoradas y con una

