POV ADRIEN LOWELL
Mikaela me ha sorprendido una vez más, cuando ha sacado a relucir sus dotes culinarias y ha preparado huevos, panceta, tomates asados, pan tostado y salchichas, para nuestro desayuno.
Nos sentamos en la mesa y nos disponemos a comer.
—¿Hay algo que no sepas hacer? —le pregunto, cuando me llevo el primer bocado a la boca y compruebo que está excelentemente preparado—. Eres una maravillosa artista y resulta que cocinas como una gran chef.
Me mira y frunce el ceño, como diciéndome si ¿soy bobo o qué?
—Es más que obvio, ¿no? Soy muy mala relacionándome con las personas —masculla.
Regresa su atención a su plato de comida y me la quedo viendo con detenimiento, mientras parte un pedazo de salchicha, con tanta parsimonia y elegancia, que me parece extraño que alguien como
