—Pues cavaré con las uñas, ¡me da igual! —respondí dramáticamente. Rosalía suspiró, se sentó a mi lado y me acarició el hombro. —Todo va a estar bien, Bianca. Solo… habla con él. Explica. Y ya luego ves cómo arreglas lo de Valentina. —¿Y si no hay arreglo? —Entonces al menos lo intentaste —dijo Alicia—. Pero lo peor que puedes hacer es esconderte. Si él ya habló con ella, está más calmado que tú. Créeme. —¿Y si me manda al demonio? Él está en todo su derecho, la verdad que soy una puta loca, solo borracha dije lo que pasaba entre Alessandro y mi persona, ahiii, si tuve la valentina de confesarle todo a Valentina. —Pues te vas con clase —respondió Rosalía con una sonrisa—. Pero Bianca, sé sincera. ¿Tú lo amas? La pregunta me dejó muda. —No sé —dije, después de una pausa larga—. Per

