Capitulo 3 - Te necesité

2106 Words
Antonella POV'S   Mi corazón sangraba, así lo sentía yo. No me esperaba que Thiago reaccionara de esa manera. No era que pensaba que iba actuar como que nada nunca pasó, pero tampoco me imaginé que me iba a tratar tan frío y repulsivo. No quiso que lo abrazara, me dolió que me dijera que me quitara este horrible vestido, pensé que no estaba feo.   Luego que se había marchado yo procedí a darme una ducha y a vestirme con una de las camisas de Thiago, esta era blanca y me quedaba al comienzo de mis muslos. Solté el moño que mamá había hecho para la boda y dejé caer mi cabello rizo. Espero que el señor no se moleste por usar su ropa.   Miré por las ventanas de la habitación, aún estaba en el Bronx, menos mal que no me había sacado del país.   Cuando vi a Thiago mi cuerpo y me mente no lo resistieron, por eso fui a parar a sus brazos en un dos por tres. Añoré tanto verlo una vez más que todo mi sistema se descompuso. Aún no supero que esto me esté pasando por segunda vez, aunque siendo sincera yo deseaba que esto sucediera con ansias. De todas formas, me sentía horrible, ¿que habrán pensado todos en la iglesia? La cara de Peter, la de su madre, la del párroco, la de mi mamá.   No me quiero imaginar todo lo que debió haber sentido mi prometido en ese momento, yo solo espero que no se suicide. Me quité de la ventana y volví a sentarme sobre la cama, miré a mi alrededor, la habitación era preciosa, me imagino que este debe ser uno de los penthouse del mafioso, había mucha ropa de él en su armario.   La puerta de la habitación se abrió dejándome ver a mi ...   -MAMÁ?! - exclamé en forma de pregunta al verla pasar. Llevaba la misma ropa que iba a usar para la boda.   Me sonrió a medias caminando hacia mí. La abracé al tenerla al frente.   -Hija mía- me dijo al tenerme en sus brazos.   - ¿Mamá cómo me encontraste? No entiendo nada, ¿qué haces aquí? - le pregunté   -Es una larga historia, pero solo te diré que si con Thiago es que eres feliz solo con él es que tienes que estar. Hablé con él ayer y nos pusimos de acuerdo para que te volviera a secuestrar- me habló como si nada.   -Que?! ¿No entiendo mamá como que hablaste con él? - le pregunté exaltada   -Si así es hija, yo tampoco me esperaba hablar con él, pero la necesidad de una madre al ver a su hija casi muriéndose de la tristeza hace cosas grandes- me dijo acariciando mi cabello.   - Mamá, ¿porque no me dijiste nada? - le pregunté   -Porque quería que fuera sorpresa- me contestó sonriendo a medias.   Negué con la cabeza   -Sigo sin entender absolutamente nada- le dije pasando mis manos por mi rostro frustrada.   -Hija, él ya te va a explicar. De todas formas, es muy guapo, tengo que admitirlo. Ya entiendo porque te enamoraste- me dijo riendo a carcajadas.   No pude evitar sonreír.   -Mamá por Dios- le dije negando con la cabeza- mejor dime qué ocurrió en la iglesia? - le pregunté   Dejó de sonreír y su cara se tornó preocupada.   -Fue horrible hija, Peter se subió a su auto después de una larga espera y se fue. Su mamá estaba muy enojada, me miró con muy mala cara, así que yo también terminé marchándome de allí. De todas formas, fingí estar igual de preocupada y sorprendida al igual que ellos- me informó   -Oh por Dios, no me quiero imaginar lo que pasará- dije llevando mis manos a mi cabeza.   -Deja de preocuparte hija y disfruta que estás aquí con tu maleante- me dijo media picarona   La miré desconcertada   -No lo digas así mamá. Tu fuiste cómplice de "Mi maleante"- le dije haciendo comillas con mis dedos   -Y admito que me encantó serlo, me sentí como una también- me dijo riendo   No pude volver a evitar sonreír y terminé riéndome junto a ella.   -¿Por qué tienes la carita triste aún? - me preguntó   Negué con la cabeza   -Te conozco, ¿qué sucede? ¿No era esto lo que querías? ¿Estar con él? - me cuestionó   La miré a los ojos, pero volví a desviar la mirada.   -Está muy enojado conmigo mamá- le comenté, obviamente no le iba a decir todo el porqué de su enojo.   -Pues es obvio que tiene que estar molesto, te ibas a casar con otro hombre hija- me dijo no ayudándome en nada.   Bufé   -También está enojado porqué me fui y lo dejé, se sintió abandonado- le dije esta vez mirándola a los ojos.   -Ese muchacho al parecer te quiere mucho Antonella, de todas formas, te fuiste porque querías regresar conmigo, él ya te va a entender- me dijo acariciando mi mejilla.   Ay, mamá, si supieras la verdad. Tu hija es una tonta.   -Si, eso espero- fue simplemente lo que le dije.   -Ya quita esa cara- me dijo mirándome un poco preocupada poniéndose de pie.   -Ya te vas? - le pregunté   -Si, es que quedé con Mauro para irnos de Resort mañana y tengo que preparar mi maleta- me dijo muy ansiosa y contenta.   Mauro era el novio de mamá, un señor muy amable y buena persona. Así como ella. Después de tantos años sola desde que murió papá es justo que intente ser feliz otra vez.   -No me habías dicho nada - le dije extrañada   -Imagínate, tú con esa cara toda amargada el día entero, no me animabas. Además de que pensé que te ibas de Luna de miel y entonces para yo no estar aburrida en casa, Mauro me dijo que nos fuéramos de resort a lo que le dije que sí, aunque la boda no se dio tu ya estas con tu mafioso y yo estaré con mi Mauro- me dijo toda picarona   Sonreí negando con la cabeza.   -Que traviesa eres mamá - le dije riendo   La puerta de la habitación se abrió dejándonos ver a un Thiago con una bandeja de comida para mí, la colocó al lado de la mesita de la cama.   -Te la comes- me ordenó, lo miré mal.   -Siento interrumpir- le dijo a mi madre que lo miraba con una sonrisa.   -Pero si no interrumpes, no pareces un mafioso con toda esa educación y ese buen trato. Con razón mi hija pedía a gritos volver contigo- soltó por esa boca la señora que me había dado la vida.   -PERO MAMÁ! - le dije exaltada.   -No dije nada que él no sepa, de todas formas, ya me iba, le estaba diciendo a Antonella que deje de culpabilizarse - le dijo mamá a Thiago.   -Me va a disculpar señora Andrea, pero es que su hija si es culpable de lo que le sucede, debió hablarle claro desde un principio a Peter. Debió decirle que ya no gusta de él y que no estaba obligada a estar con él. Todo esto pudo haberse evitado- le dijo Thiago con esa voz que tenía que me ponía los pelos de punta.   Mamá me miró asintiendo.   -Tienes razón, llámame Andrea. Nada de señora- le contestó mamá muy simpática   No lo podía creer.   Se acerco a mí y me dio un beso en la frente.   -Pórtate bien, me llamas- me dijo despidiéndose de mí.   -Siempre me porto bien, mamá- le dije rodando los ojos.   -No creo- escuché decir entre dientes a Thiago.   -Nos mantendremos en contacto Thiago, hasta luego- le dijo despidiéndose de él mamá con un beso en la mejilla.   -Hasta luego, Andrea- se despidió el mafioso.   Ambos la vimos marcharse.   Thiago se sentó en frente de la cama en un cómodo sofá que habitaba en el cuarto.   -Come, ya me dijo tu mamá que nos has estado alimentándote bien. Por eso estas tan flaca- me dijo con mala cara   -Acaso ahora te la vas a pasar siendo repulsivo conmigo? Ya me dijiste que me quitara el horrible vestido que llevaba, no me quisiste dejar que te abrazara y ahora me dices anoréxica en pocas palabras- le dije aniquilándolo con la mirada.   Se quedó mirándome unos largos segundos.   -Solo come Antonella- me dijo ignorando lo que le había dicho.   -No quiero que estemos peleados Thiago- le dije cabizbaja   - Antonella, ya te dije que te pongas a comer y que cierres la boca- me habló enojado   -No puedes tratarme así, me estas hiriendo Thiago- le dije afligida   Me miró irónico   -Tu si me puedes herir a mi ¿cierto? Te pasas - me dijo mirándome fijamente   -¿Para qué me buscaste si me vas a tratar tan mal? - le pregunté cruzándome de brazos   Guardó silencio   -No iba a permitir que te casaras con ese idiota- me contestó   -Eso quiere decir que aún me quieres- le dije con media sonrisa y ese punto de esperanza.   -Para mí mala suerte, si- me contestó   -Por qué dices para tu mala suerte? - le pregunté   -Porque así lo es, quisiera tener esos cojones que tuviste para dejarme. ¿Puedes creer que soy tan hombre para disparar un arma, pero no para dejarte arruinar tu vida? Porque solo eso ibas a conseguir, que tu vida se convirtiera una mierda al lado de un hombre que no soy yo- dijo al final con cierto egocentrismo   Sonreí para mis adentros.   -Que hiciste mientras no estuve? ¿Te revolcaste con otras mujeres? - le pregunté sintiéndome molesta.   Río a carcajadas de manera sarcástica   -Eso a ti no te importa Antonella- me respondió crudamente   -Contéstame - le ordené   -No quieras hacerte la autoritaria conmigo, mira que no tienes derecho alguno- me dijo en un tono frío.   -Como te odio cuando te pones así, no te pareces al Thiago amoroso del que me enamoré- le dije molesta mirando como se levantaba del sofá y caminaba hacia mí.   -Tu hiciste que yo volviera a ser la misma bestia, así que no te quejes- me respondió   Me puse de pie acercándome a él, enfrentándolo.   - Ya te pedí disculpas, tienes que calmarte ¿okay? No puedes tratarme mal toda la vida. ¿Acaso no te gustaría que otra vez volviéramos a darnos muchos besos? ¿A dormir juntos? ¿A acariciar mi pelo como te gustaba, no quieres dormirte en mis piernas mientras te doy leves cariñitos en tu cabello? ¿Acaso no quieres cargarme entre tus brazos y hacerme tuya? ¿No quieres llenarme de amor? ¿No me extrañas? - le dije mirándolo fijamente.   Por un momento sus ojos se calmaron, pude verlos como antes, pero esa calma no duró más que unos segundos, todo volvió a tonarse tormentoso dentro de ellos.   Me dio la espalda pasando sus manos por su cabello.   Fue allí en ese momento donde fui detrás de él y con cierto temor toqué su espalda acariciándola. Se quedó inmóvil, recosté mi cabeza en ella y lo abracé por detrás. Me sentí tan bien, juro que todo dentro de mí se sintió en paz, aunque no fuera el que me estuviera dando ese abrazo por voluntad propia, me sentía contenta porque después de tres meses lo estaba sintiendo conmigo, estaba teniendo contacto con su cuerpo, con su piel.   Se dio vuelta lentamente y me miró a los ojos, esa mirada que no me decía nada pero que a la vez significaba todo. Esos ojos que tanto había extrañado que me miraran.   Su mano se posó en mi mejilla acariciándome lentamente, acomodó un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, juntó nuestras frentes y rozó nuestras narices, así como antes, le encantaba hacer esto y a mí también me gustaba. Se sentía una conexión de otro planeta.   No pude contenerme y pegué nuestros labios, pero no fue algo como hubiera querido, simplemente un corto beso porque se despegó de mi rechazándome.   -No vuelvas hacerlo- me dijo dándose vuelta otra vez   Cerré mis ojos y respiré profundo sintiendo esa punzada en mi corazón.   -      ¿Me vas a negar que te gustó esos segundos que estuvimos tan cerca uno del otro? ¿Acaso no se sintió bien? - le pregunté   -Se sintió malditamente cabrón, claro que sí. El problema es que no me puedo permitir caer rendido a tus pies, no puedo. Quiero que al menos sientas una parte del dolor que me hiciste sentir con tu ausencia, quiero que llores como yo lo hice porque añoraba con mi vida tener, aunque sea una simple caricia de ti. No puedo darte tan fácil lo que quieres de mí, cuando yo no recibí más que tu falta cuando más te necesité-
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