Engaños Capítulo 2 "Todo está bajo control"

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Anteriormente en Engaños Anton visitó a su suegro con una actitud muy extraña. —¡Que! —Don Gilberto miraba fijamente a su yerno—. Pero eso es algo muy delicado Emma es mi única hija y yo muero por ser abuelo. > , pensaba Antón, en silencio. —Anton si aceptas mi ayuda puedo contactar a un doctor muy bueno quien puede ayudar en estos casos. —Suegro le estaría profundamente agradecido si hace eso por nosotros, me encuentro muy preocupado y me aterra la idea de pensar que en mi hogar no pueda tener un heredero o una hermosa princesa igual a mi amada Emma. —¡Ni lo pienses Anton! Ya encontraremos la solución. —Don Gilberto cogió el teléfono—. Ya mismo me contactaré con el mejor ginecostetra de la ciudad de Caracas. Anton se sintió un poco animado por las palabras de su suegro al fin y al cabo este deseaba tanto o más que ellos la llegada de un nuevo m*****o a la pequeña familia. El resto de la tarde conversaron referente a este tema tan delicado para el matrimonio Fischer, el señor Gilberto realmente sentía cariño por Anton ya con el pasar de los años lo veía como el hijo que nunca tuvo y pudo comprobar el gran amor que este sentía por su única hija Emma. Entre tantas cosas que conversaron Anton y Gilberto llegaron a la conclusión de que debían tomar unas vacaciones pues tanto trabajo los tenía sumamente agotados y estresados así que planearon unas vacaciones a portuguesa pues tenían mucho tiempo alejados de aquellas tierras en dónde también poseían grandes cultivos de maíz los cuales no monitorean desde hacía mucho. Tras más de un día de viaje cayendo el anochecer Anton y Gilberto llegaron a tierras portuguesas. —¡Suegro esto está sumamente cambiado! —Dijo Anton señalando los cultivos—. Aquellas tierras no están siendo aprovechandas. —¡Así es hijo mío! No puedes permitirte bajar el ritmo. Mientras estos caballeros admiraban aquellas tierras que tanto habían cambiado. Emma planeaba visitar a un doctor muy reconocido en la ciudad de Caracas el doctor Manuel Daza un reconocido ginecostetra quien fue contactado por el padre de Emma, el consultorio del doctor Daza se encontraba ubicado en la California Norte una zona pudiente de la ciudad. Al día siguiente Humberto el chófer de la familia Mendez por más de 20 años le llevo, una vez se acercaron a la clínica este le dijo: — ¡Hemos llegado señora Emma! — ¡Por fin Humberto! —dijo Emma de Fisher—. Si desea de una vuelta y pase por mi como en una hora aproximadamente o si no espere mi llamada Humberto, no sé cuánto tiempo estaré con el doctor. —Muy bien señorita Emma —respondio Humberto amablemente—. Perdón quise decir señora Emma. Está sonrío y bajo del vehículo para entrar a la clínica, al ingresar al edificio fue recibida por una joven secretaria. —¡Buenos días bienvenida! ¿En qué podemos ayudarle? —dijo la secretaria del doctor Daza al ver a Emma. —¡Hola buenos días! —Saludo Emma con mucho respeto—. Tengo una cita con el doctor Daza pautada para hoy. —Deme unos segundos señora ya le confirmo. Emma era una hermosa mujer siempre llevaba joyas y ropa de diseñador su estilo le hacia resaltar entre las damas más influyentes de la sociedad era conocida como la ex modelo Emma Mendez. —Señora Emma pase adelante el doctor le espera —Dijo la secretaria luego de colgar el teléfono. Emma se levantó bastante ansiosa e ingresó al consultorio, el doctor al verle no pudo ignorar su belleza así que aprovechó la ocasión para elogiarle: —Señora Emma, ¡Es un honor para mí su presencia! Aquí en mi humilde consultorio, cuénteme que le trae, a tan distinguida dama por estos lados. — ¡Gracias doctor! —Dijo Emma sonrojándose un poco luego de unos minutos contestó—. Doctor tengo tres años de matrimonio y aún mi esposo y yo no hemos podido tener la dicha de concebir. —¿Ha ido a otro especialista en otra oportunidad señora Emma? —¡No doctor! Es usted el primero. —Perfecto, lo primero que haremos es hacer una serie de exámenes un chequeo hormonal y después procederé a revisar sus órganos reproductores. Emma sentía muchos nervios y algo de miedo sin embargo escuchar la pasión con la que el doctor Daza se expresaba le hizo que se sintiera en buenas manos por lo que sus esperanzas de ser madre crecieron nuevamente. —¡Gracias doctor! —Dijo Emma con un sonrisa—. El escucharle hablar me devuelve las esperanzas agendaré una cita para esta misma semana por favor —Perfecto señora Emma. —Dijo el doctor señalando la salida—. Pase con mi secretaria ella le agendará con mucho gusto, nos vemos en el transcurso de la semana. —¡Así será doctor! —Dijo Emma quien salió dejando impregnado en el consultorio con su perfume Mon Paris. Al llegar a la mansión Fischer la servidumbre esperaba la llegada de su patrón. —¡Buenas tardes! —dijo Anton con voz muy fuerte—. ¿Pero que sucede aquí? Los empleados se quedaron en silencio absoluto, solo se miraban unos a los otros pero nadie decía ni una sola palabra. —¡Nadie piensa responderme! —la voz de Anton se elevaba cada vez más—. ¿Que está pasando? En ese momento uno de los empleados rompió el silencio y dijo: —Señor Fischer, ¡Gracias a Dios ha llegado! —El empleados estuvo a punto de quedar se callado por miedo pero luego de tomar aire continuo—. Debo informarle que el capataz encargado de las tierras del norte ha fallecido y la producción de maíz se encuentra paralizada. —¿Que? —Anton enseguida cambio su actitud y dijo—. Alberto eso que me dices es muy grave tenemos un contrato muy importante con empresas Polar. —Lo sé señor, esta situación me preocupa mucho, si usted acepta yo pudiera recomendarle a alguien que se podría encargar de la solucionar. —¡Una pronta solución es lo que necesito Alberto! —Anton intento calmase un poco para luego preguntar—. ¿De quién está hablando? —Es un hombre que se encuentra aquí señor se llama Josué Martínez —dijo Aberto—. Lleva muchos años trabajando para esta familia, comenzó con el señor Armin. —Pues no se diga más preséntame a ese hombre Alberto. —Es mejor que se presente el mismo señor. —Señalo Alberto mirando a Josué, a quien le dijo—. Josué ya escuchaste al patrón. En ese momento con algo de timidez Josué dió un paso al frente y saludó con mucha educación a quien era su nuevo jefe el señor Anton Fischer. —Mucho gusto señor, ¡Josué Martínez para servirle! —Hablaba con un poco de timidez pues no sabía si extender su mano repleta de callos producto del arduo trabajo en aquellas tierras o no, así que optó por quitarse su sombrero Pelo Guama en señal de saludo. —¡El gusto es mío Josué! —dijo Antón—. En una hora te quiero en mi despacho necesito que hablemos. —¡Como usted ordene patrón! —contestó Josué. —Bien ahora todos vuelvan a sus labores por favor. —Dijo Anton quien se dirigió con su suegro al despacho en donde aparte de disfrutar de tomar un buen whisky conversaban sobre los negocios de la familia pues aquella noticia los desestabilizó un poco, pero este era el inicio pues por la mente de aquellos hombres de negocios no pasaba que el futuro de su familia pendería de un hilo gracias a los engaños orquestados durante aquella reunión. Luego de conversar y beber unos tragos durante un buen rato con su suegro Anton decidió tomar una pausa y salió a respirar un poco de aire fresco, al voltear a su izquierda pudo ver a Alberto conversando con Josué esperó a que se desocuparan y llamo a parte a Josué —¡Josué! Quiero que me sea honesto ¿Usted cree que tiene la capacidad para asumir el puesto del finado Guillén? —Si señor, conozco muy bien los secretos de estas tierras, lo único malo es que no tengo terreno en dónde seguir cultivando y como usted sabe las tierras que se encuentran en el sur le pertenecen a la familia Guillén así lo prometió su padre que en paz descanse a esa familia.
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