Kaelin Estalactitas y estalagmitas eran como dientes afilados que sobresalían del techo y el suelo de la cueva, excepto por el pequeño agujero en el techo cerca de donde Rhea y yo estábamos sentadas. Ese agujero dejaba entrar un rayo de luz solar brillante, con partículas de polvo brillando y danzando en él, pero esa pizca de belleza no nos alcanzaba. No mientras estuviéramos en cautiverio. Estábamos en una cavidad bastante espaciosa dentro de la cueva. Me recordaba a la cueva donde Vincent y yo casi fuimos atacados por tres lobos salvajes. Aquella cueva tenía un enorme agujero en el tejado, y Vincent había caído por él. Era fresca y húmeda como esta, pero el agujero más grande permitía el acceso a la luz solar y al aire fresco. Esta cueva no tenía tales “comodidades”, si es que se podía

