Kaelin Aún tambaleándome por el descubrimiento de que esta caverna se usaba como cuartel general para el ataque, me golpeó de inmediato la certeza de que no eran solo Harlon y Samson los que nos esperaban, sino al menos diez ferales más listos para acabar con Alaric y conmigo. Me situé junto a mi compañero, temblando—no de miedo, sino de adrenalina. No íbamos a poder salir de esta con palabras. —Deberían haberse deshecho de nosotros cuando tuvieron la oportunidad —dijo Harlon, su voz resonando contra las paredes—. Tal vez habrían podido evitar algo de esto. Las palabras dolieron, pero ignoré su provocación por ahora. —¿Alguna estrategia, Alaric? —pregunté. —Mantente cerca— Apenas había tenido tiempo de pronunciar las palabras cuando tres de los ferales se lanzaron sobre nosotros. Ala

