Era Viernes Santo y Grace había pasado una semana ocupada en la limpieza básica de la casa de huéspedes. Cada habitación había sido aireada, a los pisos se les había puesto cera para brillo y los edredones colgados en la cuerda para refrescarse. Había estado en el arreglo de su cabello el día anterior, a pesar que un poco cautelosamente, pero resultó que, Maureen estaba en su acostumbrada risueña seguridad y la llenó fácilmente a Grace con los chismes de la ciudad. No había dificultad entre ellas ni nada fue mencionado acerca del “incidente”.
Dick, estaba asustado de cada cosa puesta en su camino o cada cosa dicha, había pasado la mayoría del tiempo evitando estar adentro. El prefirió limpiar el cobertizo del jardín, quitar los hierbajos de los almácigos de flores o desaparecer al negocio
