22. Disturbios.
Mi celular suena. Contesto sin fijarme quien es, podría ser Stelle oara decirme que no era verdad todo lo que me ha dicho.
—¿Vienes o no, amigo? —es Max, que me espera en su casa. No tengo voz para contestarle.
—Stella se ha marchado —le digo de una. No reconozco mi voz. Me siento a leguas de mi cuerpo, solo sé que todo está mal.
—¿Estás en tu departamento? —Max se da cuenta que no estoy bien. Ni siquiera lo piensa. Sabe lo que tiene que hacer.
—Sí.
—Quedate allá, no te muevas por nada, salgo para allá.
Cuelga.
Cuando llega, siento que ha pasado siglos.
—¿Se pelearon?
—No. Simplemente se fue —le cuento todos los pormenores de la llamada. Mi vida sin Stella ya no tiene sentido. Estoy destruído.
Max me mira como si esto ya lo esperaba, hace que me sienta un idiota,
