Damien movía sus dedos en el interior de ella mientras se tragaba los gemidos ahogados. —Te extrañé tanto... —Susurró Melissa aún pegada a su boca. —Y yo a tí cariño, quiero follarte hasta que no puedas caminar — él sacó los dedos de su centro para luego llevarselos a la boca. —Hazlo, no quiero esperar ni un segundo más para tenerte dentro de mí —Melissa se sentía desesperada. Él la alzó y ella enroscó las piernas en su cintura mientras se frotaba contra la dura e******n. —¿Sigues siendo mía? —preguntó Damien con voz ronca —Solo tuya... —Respondió Melissa Él sonrió, justo eso quería escuchar. Tenía miedo de haberla perdido pero ahora que ella estaba entre sus brazos ya no había lugar para dudas. Acarició su cabello y la observó por un momento, pensó en lo hermosa que ella es,

