Cap.11

1045 Words
Melissa, viendo que Damien ignoraba sus gritos, decidió tomar cartas en el asunto de una vez por todas. Observó por debajo de la puerta que no hubiese nadie vigilando, tomó un gancho de cabello, un accesorio muy útil para abrir cerraduras y ella sabía cómo hacerlo. Así que lo dobló y comenzó a tratar de quitar la seguridad, unos minutos mas tarde lo había logrado. Abrió la puerta con mucho cuidado y salió por el pasillo, pensó en intentar escapar pero podía ver que demasiados hombres cuidaban la propiedad, seguramente le dispararian. Ella estaba desarmada, semi desnuda y desorientada. Escuchó la voz de Damien proveniente de una habitación, al parecer hablaba por teléfono, sonaba molesto y decía que aún no podía volver. Melissa, abrió la puerta con cuidado, pero Damien pudo sentirla así que al voltear la vió de frente. Ella se colocó erguida y lo veía seria a la cara. —Te llamaré después... — Damien cortó la llamada. — ¿Qué haces aquí? ¿Quien te dejó salir? —Nadie, lo hice sola... —Mmmm por un momento olvidé quien eres. — dijo Damien dandole una sonrisa sarcástica. —Basta ya Damien, hablemos.— pidió Melissa cerrando la puerta tras de sí — Quiero ayudarte a acabar con Lucien. —¿Por qué te ayudaría a hacer tu trabajo? — cuestionó Damien. —Dijiste que Lucien tuvo algo que ver con la muerte de mis padres, quiero darle lo que se merece. —Mmm... Ya me engañaste una vez, así que no podría confiar en tí. — Damien la miraba y sentía ganas de saltarle encima, sobretodo porque ella estaba en ropa interior. —Damien, por favor. Cerraré la investigación que te perjudica y saldrás limpio de todo esto. —Eso es imposible, preciosa, tengo noticias para tí. En este momento tú eres una fugitiva de la ley. —¿Qué dices Damien? Eso no es posible. Me estás mintiendo. —Tu y yo somos fugitivos — él le mostró una noticia dónde mostraban fotos de ambos y decían que eran fugitivos acusados de lavado de activos y narcotrafico. Melissa no podía creer lo que veía ¿Cómo podian hacerle eso? Llevaba años trabajando para la agencia y ahora la estaban acusando falsamente. Tenía que haber algún error. —Por favor Damien, déjame hacer una llamada. Necesito saber qué pasó. Algo en él se removió al verla tan desesperada y asintió. Sacó un teléfono satelital, se lo extendió. —Por favor no llames a tu jefe. Ella asintió entendiendo. Marcó un numero y en breve una mujer contestó del otro lado. —Emilia, soy yo, Melissa. —¿Melissa dónde estás? Todo el mundo te está buscando. — ella hablaba bajo. —Explicame ¿por qué? Yo no he hecho nada malo, avisé que estaría fuera, aunque no sabía exactamente a donde me estaba dirigiendo en ese momento. —Arthur está muy extraño, solo dijo que no sabían nada de tí y que te habías fugado con Damien Knapp. Sus empresas y propiedades están por ser allanadas. Convenció al consejo de que tú eras su cómplice además de su amante, sin pruebas de nada. —Emilia ayúdame, por favor. —Mel, estoy segura de que algo anda mal pero tu expediente es privado y no he podido ver nada. —¿Qué ocurre con Arthur? Sabía que estaba fuera. Maldito bastardo. —Trataré de averiguar pero no te prometo nada. Solo cuidate Mel. —Gracias Emilia, te llamaré luego. — Melissa cortó la llamada y se tiró en el suelo. Eso no podía estar pasandole a ella. —¿averiguaste algo? — preguntó Damien. —Van a allanar tus empresas y propiedades registradas. Damien la miró un poco asombrado, aunque él no escondía nada alli. Sus empresas eran legales y había cubierto muy bien sus huellas. Aunque, con algo debían estar acusandolo. —Melissa, ¿Qué información tenías sobre mí? — él se agachó para quedar a la par de ella. —Poco, descubrí que tienes empresas fantasmas en Turcas y Caicos. A través de ellas es que legitimas el capital que envía tu padre, aunque no he descubierto cómo. Además, sé que tienes testaferros en propiedades. —Impresionante... Necesito deshacerme de eso.— Damien sacó su arma y apuntó a Melissa en la cabeza. —No es necesario que me amenaces Damien. Hagamos un trato. Después de todo, ahora estamos en el mismo barco. —Te escucho... Melissa en un impresionante movimiento lo pateó en el pecho y le quitó el arma a Damien, tumbandolo sobre el piso y colocandose a horcajadas sobre él mientras lo apuntaba justo en la sien. —Tendrás que confiar en mí, Damien, y dejar de apuntarme con tu p**a arma. No soy una de las mujeres frágiles con quienes sueles salir, sé defenderme y te habría volado los sesos si hubiese querido hacerlo. Espero que lo entiendas. Melissa bajó el arma y se la devolvió como muestra de confianza, ella hablaba en serio. Damien tiró el arma y atrajo a la mujer que permanecía encima de él, dejandola a centímetros de su cara. —Sé que no eres frágil y eso me excita— él movió sus caderas hacia arriba para que ella sintiera lo duro que lo ponía. —Dejemos eso para otro momento. Ahora quiero que me digas lo que sabes sobre Lucien y mis padres. — Melissa no se quería distraer, no esta vez. —Puedo contártelo mientras te follo, esa es la parte que mas has disfrutado de tu misión. Melissa no pudo evitar ruborizarse, lo que él decía era cierto pero ella no lo admitiria en voz alta. —Eres un egocéntrico, no busques distraerme y comienza a hablar. —Primero vístete... —No tengo ropa, genio. Te recuerdo que dañaste lo único que tenía. —Ponte algo mío mientras tanto. Ella asintió y se levantó, buscó en el closet, eligió una camiseta negra que le quedaba enorme junto a unos calzoncillos. —Ahora si Damien, comienza a hablar. —Acompañame al despacho. Te mostraré todo lo que tengo. Ambos salen de la habitación y se dirigen hacia el despacho, Damien revelaria información que Melissa desconocía, ella estaba ansiosa pero lo que estaba a punto de ver la descolocaría por completo.
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