En la Agencia, Emilia buscaba información para tener mas claridad en el caso de Melissa. Todo había sido muy turbio, sobretodo al comprobar que solo los altos rangos tenían acceso al expediente de ella y Damien, algo muy extraño teniendo en cuenta que fue participe de la investigación de este último, incluso fue un cebo, aunque no haya funcionando.
Emilia dudaba que Melissa se cambiara al lado malo en tan poco tiempo, conocía su trayectoria y principios, además, la historia de sus padres era conocida por todos. Aunque no habían sido del todo amigas, cuestionaba el proceder de su jefe.
Ella se metió en la oficina de Arthur sin ser vista, revisó algunos archivos físicos pero al cabo de unos minutos escuchó ruido cerca así que se escondió en el baño.
—Creo que fue una decisión muy precipitada, Arthur — dijo un hombre al entrar.
Emilia lo reconoció como uno de los altos mandos.
—No lo fué, actué rápido para no darles más ventaja de la que ya tienen. — se defendió Arthur.
—Acusar públicamente a una de nuestras agentes, no nos deja muy bien vistos. Además que no has hecho llegar las pruebas ofrecidas en el consejo.
—Personalmente llevaré los expedientes con pruebas de mis acusaciones y entonces me darás la razón.
—No puedo darte la razón, de igual forma te has saltado los protocolos. ¿Estás seguro de que ella es amante de ese hombre?
—Te recuerdo que los demás mienbros del consejo me dieron su aprobación. — Arthur estaba comenzando a irritarse — Ella abandonó el país, nunca dió informes y existen evidencias de verlos en situaciones comprometedoras.
Emilia escuchaba todo y no daba crédito a las palabras de su jefe, él sabía que Melissa abandonaría el país.
—Estar acompañada por Damien Knapp no es prueba de nada, ella era una infiltrada y algo en todo esto no me gusta Arthur. — el hombre también tenía dudas serias respecto al proceder de Arthur.— Espero las pruebas de las que hablas, sino citaré un nuevo consejo.
—Te daré mas que eso, porque aprovecho para informarte que ya conozco su paradero, no solo traeré a la oveja negra que manchó el nombre de la agencia y deshonró la memoria de sus padres sino también a Damien Knapp. — Arthur sonrió con suficiencia.
—Me parece cruel que te expreses así de una agente a la que no se le ha probado nada y además ha sido intachable. Tú fuiste muy cercano a sus padres — el hombre podía sentir la hostilidad —¿Cómo supiste su paradero? — preguntó
—Tengo mis maneras, sr. Y le aseguro que son efectivas. Solicitaré permiso para que un pequeño grupo de élite se encargue de esto de manera no oficial ya que temo que se filtre información en aquel país y sepan que vamos. Ya sabe como funciona la corrupción — Arthur esperaba que con esto se aplacara un poco la duda de su superior.
—Bien, veo que tiene todo bajo aparente control. Solo espero que haga llegar el sustento de su caso. — el hombre se dio la vuelta y se marchó.
Arthur dio un par de golpes en el escritorio, no quería trabas en su camino, debía completar esta misión y ascender para llegar al consejo. Ese era su objetivo así tuviera que pasar por encima de cualquiera.
El teléfono sonó, lo solicitaban en otra área así que salió de la oficina y Emilia pudo respirar porque podría salir de allí sin ser descubierta. Además había averiguado cosas importantes, era urgente que Melissa se comunicara para advertirle.
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Habían pasado algunos días y Damien no estuvo en casa, se fué sin decir a dónde. Melissa estaba un poco molesta con la situación, se supone que tenían un trato pero él se iba sin decir nada.
Una madrugada, Melissa se despertó sintiendo un peso en su cintura. Era Damien que la rodeaba con su brazo. Ella no lo había sentido llegar ¿qué hacía allí? Dormía profundamente, esperaría hasta la mañana para interrogarlo.
Por la mañana, Melissa lo observaba y se dió cuenta del vendaje en su hombro. Tenía muchas preguntas para ser respondidas.
—Cuando me miras así no sé si quieres matarme o follarme. — dijo Damien con voz ronca y aún con los ojos cerrados.
—¿No puedes pensar en algo más que follar? — preguntó Melissa rodando los ojos.
—No puedo y menos cuando tengo una mujer semi desnuda al lado. — sonrió
—¿Dónde habías estado?
—Haciendo un asalto. Quemé uno de los almacenes de Lucien — respondió él.
—¿Por qué no me llevaste, Damien? — Melissa arrugó el entrecejo con molestia.
—Porque podía hacerlo sin ti — restó importancia.
—Eres un idiota. Estoy segura de que a mí no me habrían herido — respondió ella mirando el vendaje.
—Solo fue un rasguño.
—Seguro. Cuentame los detalles.
—Lucien está moviendo sus laboratorios y almacenes, pero logré dañar uno de los mas grandes. Eso lo debilitara.
—Y lo enfurecerá...
—Eso quiero, así estará mas propenso a equivocarse. Además está por recibir un gran cargamento, créeme que está nervioso.
—Podríamos interceptarlo. — propuso Melissa.
—También lo pensé, ese sería un duro golpe pero tendré poco tiempo para planearlo.
—Yo te ayudaré, no quiero que me dejes de lado Damien.
—Investigaré y te daré los detalles para que dejes de molestarme.
Melissa lo miró con los ojos entrecerrados, ella fue a levantarse pero él la tomó del brazo para impedirlo.
—¿Qué haces?
—Lo que quiero, tenerte cerca.
—Basta Damien, creo que es mejor mantener la distancia entre nosotros.
Él la miró, un poco confundido. Había algo dando vueltas en su cabeza.
—Quiero que responda algo, agente, ¿Fingías a la hora de acostarte conmigo sólo por tu misión? ¿O en algún momento de verdad lo disfrutaste? Porque no ha de ser sencillo estar con una persona a la que no deseas.
Melissa no esperaba una pregunta como esa, ella sabía la respuesta, pero le costaba admitir en voz alta que se había involucrado mas de la cuenta con su objetivo.
—Damien...
—Sé honesta, aunque sea una vez.
—Lo disfruté desde el primer momento y llegué a sentirme culpable.
—No te culpo, sé que soy un Dios del s**o. — él le dió una sonrisa de medio lado. — Lo que no entiendo es ¿por qué quieres alejarte?
Melissa puso los ojos en blanco, Damien era un hombre muy egocéntrico y sí, también un Dios del s**o pero tenía miedo de involucrar más emociones de las necesarias.
—Ya basta de tonterías. Necesito hacer una llamada así que levantate. — Melissa le cambió el tema.
—Bien. Pero no podrás huir por siempre — respondió Damien, no pudiendo olvidar la conversación.