3. TE GUSTO
En la siguiente clase de defensa uno, el entrenador empareja a Byron con Mondi, este tiene las mismas características que él, pero es mucho más torpe y no le agradaba Byron.
Cuando termina la clase todos se dirigen a los baños, ahí Mondi comienza a lamentarse haber sido emparejado con él. Marcus está cerca y lo escucha todo.
—Vuelve a decir eso y te rompo todos los dientes, aquí mismo.
Enseguida el consternado Mondi se acerca a Byron y le dice:
—Te pido perdón. Fue un placer haber sido tu compañero en las prácticas, no te sientas ofendido por culpa mía.
Nadie da la contra a Marcus.
Byron disfruta tanto de la escena que queda bastante animado hasta la noche, mientras que la mayoría se pregunta por qué rayos Marcus lo defiende. En su habitación. Byron empieza la conversación.
—Gracias por lo de antes.
—No me agradezcas nada, no sé por qué lo hice.
Eso es cierto, Byron lo sabe, y ahoga una risilla traviesa.
—Quizás en el fondo yo te gusto —Byron aprovecha ese segundo de debilidad para depositar en su torpe mente el veneno de la duda, ahora, con la idea implantada, Byron sabe que solo es cuestión de tiempo. Necesita a Marcus, pero no de la manera que él cree.
Cada vez que sus miradas se cruzan, sabe que Marcus está impaciente, confundido, y siempre que puede, lo esquiva.
Pronto Byron se familiariza con Mistral. Aunque está regida con reglas estrictas, el que busca encuentra, y Byron sabe que siempre encuentra una manera de esquivar las normas y permitirse libertades.
De esa forma un buen día, Byron pasea relajado y sin pretenderlo llega a las aulas de los de tercera línea. De ahí saldrán los mejores SS de élite.
Byron se fija que todos ellos tienen el porte correcto. Su linaje SS no está en duda jamás, como ocurre con él, pero eso no lo apoca, es todo lo contrario. Aspira a ser el primer Knight en ser SS.
A veces, cuando se despierta antes de la hora y Marcus sigue dormido le entra la curiosidad de saber qué piensa de él en realidad, y usa el factum mentis para entrar en su mente y verlo por sí mismo, pero el procedimiento siempre le deja un fuerte dolor de cabeza. Luego de eso, Marcus también se despierta algo exaltado en medio de la noche, presintiendo que algo que desconoce sucede mientras duerme.
Pero Byron ha descubierto su secreto.
—Yo te gusto —murmura sin importarle que le escuche.
Marcus comienza a tener sueños lujuriosos con él. Cada noche despierta con la sensación de que Byron se le queda viendo. Pero ahora Byron es el que duerme plácidamente.
Unas horas más tarde, con ganas de jugar con él, Byron se acerca a Marcus y le besa. Marcus consternado, lo suelta y retrocede. Byron se aparta con una media sonrisa en la cara, ahora sabe que solo es cuestión de tiempo.
Pero Marcus deja de hablarle, cualquiera pensaría que con ese beso lo ha espantado. En los descansos, cuando está con sus amigos se burla de él, y le lanza comentarios hirientes, critica todo lo que hace. Hasta que una noche en que Byron entra a la habitación completamente exhausto, Marcus lo lleva hacia la pared.
—¿Qué haces? —Byron llega a preguntar antes de que Marcus le tape la boca; sus ojos pálidos celestes están a nada de los suyos. Puede sentir su agitada respiración. Eso le divierte más de lo que parece a los ojos de Marcus
—Quiero decirte que estuve pensando en lo que me dijiste… me abriste los ojos ¿sabes? Porque no creas que no tenga cabeza… yo mismo me estuve preguntando porqué tanto odio hacia ti… ¿por qué siempre me fijo en vos? Lo que haces, lo que dices. Tú me causas algo… Es algo loco, ¿no? Pero ahora, Byron, hoy me abriste los ojos, sí, sí… y descubrí algo. Descubrí que no es odio lo que me causas… es otra cosa… no sé decirlo con palabras, pero me he dejado llevar… sí, sí… y mírame donde he acabado…
Marcus le besa asfixiándolo.
A Byron le emociona, y le divierte, pero Marcus no se entera y teme que Byron vaya regando el chisme.
—Si…si cuentas de esto a alguien te mato… —le dice con violencia y seguridad de que así será.
Se aparta de él, como si luchara contra sí mismo.
—No se lo contaré a nadie…
Byron trata de parecer relajado, se está conteniendo de soltar una risilla traviesa.
Marcus quiere creérselo y afirma con la cabeza, y se recuesta de una vez, sin mirarle.
Luego de un rato sale de su cama en silencio.
Byron no alcanza a verle la cara, pero deduce que se arrepiente y se siente avergonzado, en todo caso seguro que luego de eso dejaría de molestarlo en los pasillos.
Aquello dura unos días, hasta que una noche, mientras Byron simula estar dormido, Marcus se mete a su cama. Byron le mira con una sonrisa, para Marcus, es como si lo estuviera esperando, o quizás está perdiendo la razón.
Se queda ahí, quieto, sintiendo la suavidad y el calor de su cuerpo, se siente desprotegido ante Byron.
En ese momento, para Marcus, Byron es bello, misterioso, seductor. Su mirada parece decirle que está aguardando por él, todo ese tiempo.
Por las mañanas, siempre que puede, pone todo su empeño para enseñarle. Luego de las clases anda detrás de Byron, es como su mascota. Byron se antoja algo y él se lo consigue.
Pero Byron está con él solo por diversión y estrategia, es su forma de demostrar que es igual a ellos. No. Que es mucho mejor que todos ellos.